Written by 3:43 am Crítica, Entrevista

Hondura de la poesía. Entrevista a Ramón Palomares

Fernando Araujo y Yelitza Ríos

 

 

Abisinia Review le dedica el dossier de su edición No. 18 Oct – Nov – Dic al poeta venezolano Ramón Palomares.
…..Rescatamos por primera vez para el mundo virtual esta entrevista realizada en ocasión del 1er Congreso Nacional de Poesía «Ramón Palomares», que tuvo lugar en la ciudad de Maracaibo, del 24 al 26 de noviembre de 1994, por Fernando Araujo y Yelitza Ríos. La entrevista en su versión impresa se la debemos a Puerta de Agua, Revista de Literatura, Arte e Ideas, N° 12, 1994, Secretaría de Cultura del estado Zulia.
…..Agradecemos a la poeta Giordana García Sojo, Editora de Literatura Venezolana de Abisinia Review, la búsqueda y transcripción de la presente entrevista para los amantes de la obra de Palomares. El lector encontrará al final las rutas para acceder a todo el contenido del dossier. Agradecemos, igualmente, la fotografía de Ramón Palomares y María Eugenia al poeta venezolano Enrique Hernández-D´Jesús.

 

 

Fernando Araujo (F.A.). Poeta, venimos desde Valera por el páramo, realmente impresionados por el paisaje de la sierra, sobre todo por la variedad de verde de los sembradíos en la montaña, que parecen una gran colcha de retazos. ¿Este ambiente, este color es el mismo que usted recrea en Paisano?

Ramón Palomares (R.P.). Hay algo de eso, pero Paisano es un libro muy de Boconó. Este también es un entorno muy hermoso, pero Paisano es más trujillano, hay una diferencia de montaña, indudablemente este es un paisaje con una luz menos recia. Boconó es diferente… montañas misteriosas, cargadas de honduras, de verdes y chacumos, que hay muchos ahí. Pero también del mundo del agua; aquí el mundo del agua también es muy rico porque hay muchas corrientes, muchos arroyos, en cualquier lugar se asoma una fuente y eso le da esa gracia, esa generosidad al paisaje; y uno disfruta, pues tiene aquí la oportunidad de estar en una montaña, en diez minutos, en pleno verdor, aire y profundidad de la serranía.
…..Yo he sido muy contemplativo, y ese sentido contemplativo, aparte de haber impregnado mi poesía, es algo que a mí me ha dado mucho del gusto, del placer del vivir, del disfrute de la existencia. …..Esa posibilidad de lo contemplativo, es contar con una posibilidad de belleza muy cercana, aquí la tengo muy a la mano.
…..Sí, aquí hay todavía una presencia del paisaje que es difícil disfrutar en otras ciudades de Venezuela. Porque, tú en Caracas, tienes el Ávila que es realmente la maravilla de la ciudad, el disfrute de esa ciudad descansa mucho en la vista y la presencia de ese verdor del Ávila junto a esa montaña que la separan del mar; pero está lejos… hay que hacer un viaje para llegarse al cerro, se requiere de un tiempo, una dedicación, subir a pie o en teleférico.

 

F.A. Es un poco el caso de Maracaibo que tiene el lago al frente, pero ella siempre está de espaldas al mismo.

R.P. Sí, es una lástima que no exista una apertura mayor de la ciudad hacia lo que es su frente natural de belleza, su lago.

 

F.A. Eso tiene mucho que ver con el momento en que cercaron el puerto, separaron a la gente de su lago. Ya entonces la ciudad cambió definitivamente, cuando el puerto era abierto, democrático, era el malecón y todo el mundo iba, compraba o vendía, se montaba en las piraguas. La ciudad vivía de esa relación. Pero después el puerto lo convirtieron en una cosa del gobierno, lo cercaron, construyeron un paredón; y poco a poco separaron a la ciudad de su lago; luego vinieron con aquello de que el ¡Lago está contaminado!; ¡no bañarse en el lago!; ¡no navegar en el lago., ¡no pescar en el lago!, y llegará el día que nos digan ¡no miren al lago!
…..Uno termina por preguntarse si el origen de este discurso no sería —y sigue siendo— el interés de las petroleras para que le dejen el lago para ellas solitas… explotarlo.
…..Y mire, no es que niegue que el lago está contaminado; pero más contaminado está el Mediterráneo y los españoles usan y venden sus playas a todo el mundo.

Ramón suelta una carcajada franca…

 

F.A. ¿Cómo se concibe usted como poeta y como hombre? Si es posible discernir lo uno de lo otro.

R.P. En realidad no es discernible porque toda mi vida la he dedicado a la poesía, a la escritura, aun cuando haya tenido otros tipos de actividades. La búsqueda de la poesía, la creación literaria, el disfrute de la poesía marcó mi vida, una vida que está proyectada en torno a la poesía, que nunca se ha apartado de mi persona desde que tuve conciencia de lo que podía ser mi proyecto vital. Desde ese tiempo, en verdad, yo he estado integrado a la actividad poética, a la creación, es algo que sostiene mi existencia.

 

F.A. Poeta, pero ese proceso, ese continuum vital, debe tener etapas, faces, ¿podría señalarnos algunas?

R.P. Yo te diría que hay un tiempo de formación, generalmente es el tiempo de la adolescencia y la juventud.
…..Mi actitud frente a la poesía me viene de la relación con mi familia, con mi padre… mi abuelo. Mi entorno familiar era muy respetuoso de la poesía, la literatura y la condición intelectual. Aunque, digamos que mi padre no fue una persona destacada en la escritura, sí fue un hombre de inquietudes literarias; y en ese sentido fue que nosotros, no solamente yo, sino también mi hermano Laurencio, quien estuvo allá en Maracaibo entre los fundadores del grupo Apocalipsis, él también fue heredero de esa actitud familiar frente a la literatura. De manera que cuando llega la adolescencia ya las relaciones con los amigos se definieron en el sentido de una ubicación como poeta, mi vida ya estaba señalada por ese rumbo, por ese destino, y para mí era especialmente grato. En esa edad se tiene una gran fe por la poesía.

 

F.A. ¿Y ahora?

R.P. También… tal vez con menos apasionamiento, pero… ¡con mayor hondura!

 

F.A. ¿Y esa pasantía por la política?

R.P. Bueno, eso fue en los tormentosos años sesenta, tiempos de una actitud subversiva de nuestra generación. Por supuesto, yo asumí esa actitud, y viví, padecí y disfruté de todo ese vórtice, esa vorágine que fueron los años sesenta, que han marcado mucho nuestra historia contemporánea, sobre todo en el ámbito cultural.

 

F.A. ¿Marcaron su poesía?

R.P. Sí, por una parte. No hay duda que la búsqueda de un lenguaje, de unas raíces, de un sentido de la existencia en y desde nuestra sociedad, de algo que le fuera propio, el tratar de crear una poesía que tuviera una relación lo más directa posible con esas raíces de nuestra sociedad, me llevaron al encuentro de una expresión poética como la expuesta en Paisano o en Adiós Escuque, que están cercanas a esas fuentes raigales de la sociedad venezolana. De lo regional, visto con una mirada, en lo posible universal; y el trato de nuestros motivos, nuestros asuntos, nuestro pensamiento, en una forma novedosa. De manera que, por una parte, toda esa condición eruptiva de la juventud, la misma condición de la sociedad venezolana de la época, se integró para llevarme a una poesía muy cercana a lo que yo concebía y concibo como el país y Latinoamérica, y las fuentes de las literaturas precolombinas, populares, campesinas, indígenas.
…..Lo que es una relación con nuestro medio natural sin desconocer todas las fuentes de la literatura clásica española y universal. Porque todo eso somos nosotros, todos estos libros que nos rodean en la biblioteca, son parte nuestra ineludible e irremediablemente. La Celestina y el Popol Vuh, la poesía del antiguo México y Alfonso el Sabio; el romancero español… El Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita, por ejemplo, que marca el nacimiento del idioma literario, por eso es muy importante y generoso, porque allí hay un sonido del idioma, de su origen, de sus zonas más especiales, más sutiles. Libros como ese, como las Cantigas de Alfonso el Sabio para mí son de consulta permanente.

 

F.A. Tuve hace días la oportunidad de releer un libro suyo, muy hermoso, denominado Mérida, elogio de sus ríos. Y hace rato usted mencionaba la presencia de un mundo del agua; que seguramente tiene relación con esa musicalidad de su poesía, muy raigal con lo telúrico, con ese mundo recurrente en muchos de sus poemas.

R.P. Tienes mucha razón, hay una búsqueda que siempre he tratado de conservar y se dirige al aspecto sonoro, musical del idioma. El sentido de la sonoridad, el aprovechamiento de la palabra integral, en el sentido de que ella no es solamente escritura, no es sólo grafía, sino implica necesariamente el sonido, y entre ambas formas de las palabras existe una tensión, un pequeño campo de batalla donde el poeta lucha con la lengua, y del cual nace un abanico de posibilidades expresivas casi ilimitadas.
…..Naturalmente, he cultivado eso y me encanta el sentido de la sonoridad dentro del idioma, apreciar, disfrutar las voces de la gente, de esa música que ellos tienen.

 

F.A. Existe algo fundamental en las artes. Cómo transmitir el gusto por la poesía, la literatura, la plástica, el teatro. No digamos cómo producir poetas, escritores, artistas o teatristas, que ya es cosa mucho más compleja y difícil, sino simplemente, cómo hacer para formar un público que ame y disfrute de esas formas de la espiritualidad.

R.P. Yo pienso que la poesía es un arte de minorías, no es un arte para los medios de comunicación masiva, requiere de una relación de intimidad, cualitativamente distinta a la identificación a la empatía masificadora. No lo vemos así, aunque hoy día, en el mundo de la televisión, es muy común esa identificación masiva, eso es muy difícil que se dé en el mundo de la poesía; que es el mundo de un lector solitario, apartado, en otro tipo de disfrute del momento, de la relación con el poema. Es una relación de solitarios, alejada del ruido. Implica una concentración, un ensimismamiento para el disfrute del poema.
…..Pienso que debe ser en los colegios, en la educación sistemática donde al niño se le cultive el disfrute de la poesía, de la lectura, de la relación con las artes. Es muy importante que exista una formación estética del individuo.

 

 

F.A. Es tan importante que, precisamente, uno de los graves problemas de nuestra educación, es su incapacidad para relacionar la información científico-técnica que transmite, con la experiencia empírica de los estudiantes, con nuestra cotidianidad como sociedad. Obviamente, si el estudiante no hace esa relación, no se convierte en conocimiento real, no transforma su vida, su relación con el mundo, y creo que eso se debe en gran medida al embotamiento de la sensibilidad, y a una autosubestimación que de allí proviene. Nuestra educación no se dirige al cultivo de la sensibilidad de la gente, no le da herramientas para distinguir lo grotesco de lo bello, pensando que eso no es importante.

R.P. Es cierto que ese sentido de la belleza parece no interesar, no importar, y eso es un error muy grave, porque es allí donde está el disfrute de la vida, de la existencia como un hecho único y trascendente…

 

F.A. ¿A qué se debe eso?

R.P. Basta mirar a nuestra historia. Es que somos un pueblo muy traumatizado, sin una continuidad cultural. Hubo un momento en que el país tenía unos elementos de representación cultural, como eran esas grandes personalidades que vivieron a fines del siglo XIX y comienzos del XX, en cada región del país. Gente que se distinguía en Maracaibo, en Barquisimeto, en Carora, en Mérida, en Trujillo; en todas las ciudades de cierto desarrollo había una representación cultural, un germen comenzado a echar raíces; pero la aparición del petróleo, le dio un vuelco a la vida del país, lo trastocó todo, realmente nos montó en el tren del nuevo siglo, pero sin saber para dónde íbamos… y nos ha llevado a una crisis de valores, que es una crisis cultural, porque a pesar de que hoy tenemos una población mucho más instruida, sin embargo está más extraviada y confusa.

 

F.A. ¿Piensa usted que la poesía puede ofrecer alternativas en el plano de esa crisis?

R.P. La poesía, la filosofía, las artes en general, y toda la formación humanística, ofrecen ese cultivo de la sensibilidad, y si bien no es que ella sola vaya a ofrecer una alternativa. Estamos muy lejos de pensar en eso, ni aquí, ni en ninguna parte. La poesía es parte de un quehacer espiritual propio de toda sociedad bien estructurada. Aún las sociedades más primitivas presentan manifestaciones poéticas dentro de todo el complejo cultural que le es propio.
…..Ahora, la poesía por sí sola no; pero sí viene a ser el hecho de que haya poetas, que se haga, se lea y se hable de poesía. Lo que va a ocurrir en Maracaibo, por ejemplo, un Congreso Nacional de Poesía, pues tiene mucho sentido en el orden del cultivo de la sensibilidad de nuestro pueblo. Hay que demostrar que el país no es hecho con dinero, no es solamente petróleo; eso se ha dicho mucho en Venezuela, y es una gran verdad. Lo que hace a un país no es necesariamente esa riqueza, que es bueno tenerla; pero, lo que hace al país es la gente.

 

F.A. Ciertamente, el país requiere de una gran dosis de confianza en sí mismo, una gran autoestima. Esto requiere el vernos hacia adentro, no sólo captar nuevas inversiones, se trata también de redefinirnos como país desde nuestra más profunda identidad como pueblo.

R.P. Nuestro tiempo, planetariamente hablando, es un tiempo crítico, difícil, traumático, pero nuevo, rico, maravilloso. En verdad, los que hemos tenido la fortuna de vivirlo, hemos presenciado con asombro y maravilla el descubrimiento del cosmos y el microcosmos, que expandieron nuestras fronteras mentales hasta el infinito; y todos esos grandes inventos, toda esa inmensa riqueza que nosotros disfrutamos gracias a la ciencia y la tecnología.
…..Pero también, aunque ese avance nos ha deslumbrado, también nos ha erosionado el mundo ético, porque eso es parte de la dinámica social o civilizatoria. Parece ser que a mayor avance tecnológico, menor posibilidad de fundamentarse en una ética sólida y verdadera, parece que no podemos dominar los demonios que hemos desatado para conseguir nuestra libertad.
…..Por su parte, la poesía tiene ese sentido edificante, profundo, de revelaciones del ser interior que nos interesa.
…..Aunque, solos los poetas no podemos salvar al país, eso es un esfuerzo total, integral de toda la sociedad venezolana, pero creo que el aporte de la poesía, esta vez, no va a ser el más desestimable.
…..Tal vez nuestro canto marque el compás del esfuerzo de nuestro pueblo para salir de esta crisis. Además, hay instituciones, como las universidades, que tienen en ese aspecto un papel muy importante.

 

F.A. Usted como educador…

R.P. Mira, ahora que dices eso, recuerdo que yo trabajé como maestro en Maracaibo. Trabajé en una escuela de San Francisco, una población foránea ya integrada a la de Maracaibo.

 

F.A. ¿Recuerda el nombre de la escuela?

R.P. No, lamentablemente no lo recuerdo, tendría yo como 17 o 18 años, estaba recién graduado de normalista. Así que en la educación yo he trabajado en todos los niveles, desde la primaria, pasando por el bachillerato hasta la universidad, pasando por todo el proceso.

 

F.A. ¿Cómo definiría su poesía?

R.P. Me resulta muy difícil definirla, pero yo trabajo con una palabra de cierta condición primigenia, original, que se afinca en la oralidad y que trata de relacionar en ella su condición de sonora, transitoria, y única; en el sentido de que cada vez que uno la expresa, la palabra es única. Esa búsqueda de un lenguaje, esa relación primigenia con las palabras, es lo que le da sentido a un trabajo poético como conjunto. Vicente Gerbasi, por ejemplo, se expresa en un lenguaje muy característico, muy suyo, que fluye de una personalidad única. Salvando las distancias, eso es válido, también para otras formas expresivas, como la música, o la plástica.
…..En mi caso, en todos mis libros publicados hay presente una serie de elementos del lenguaje, del hablar popular, o de la palabra como sonoridad. En eso está cifrada mi manera de hacer poesía.
…..Ahora, también existe una manera de ser poeta, en el sentido de una actitud ante el mundo, ante la vida, y realmente, mis intereses siempre han sido los de la poesía, no he estado jamás, por ejemplo, en la búsqueda del poder.

 

F.A. ¿Qué opina de los premios?

R.P. Los premios tienen importancia porque ellos son una modalidad institucionalizada para proyectar la obra y la personalidad de un creador, ya sea en la literatura, las artes plásticas, la música o el cine. A mí me parece muy bien que existan pues son un estímulo a la obra y al creador. Caramba, alguien que se gana un premio cuando comienza a escribir, o luego de haber creado y sostenido un esfuerzo durante toda una vida, eso está bien. Sobre todo, creo convenientes los premios dirigidos a los jóvenes porque eso propende a mayor desarrollo del área.
…..Pero, ciertamente, el hecho de ganarlos no significa que haya implícitamente una calidad en la obra, claro que eso se supone, pero este tipo de reconocimiento no es determinante en la obra de un creador, sino que es parte de las circunstancias y del entorno.
…..Si miramos el Nóbel, por ejemplo, hay mucha gente que no ha ganado el Nóbel y es mejor que muchos premiados, y los conocemos. Es decir, un premio no es definitivo.

 

F.A. Creo que Venezuela requiere de una política de proyección de personalidades y obras que le den una imagen internacional, que se corresponda con la realidad nacional, de un mayor peso y tradición cultural. Y en eso tienen gran importancia los premios internacionales recibidos por sus creadores. Eso contribuye a darle raigambre y continuidad a nuestra cultura.
…..Los chilenos con Neruda, o los colombianos con el Gabo, por supuesto que hoy tiene muchísimas más razones para buscar en su propio patio la referencia creadora, pero además todo el mundo respeta y toma más en cuenta las culturas de esos países después de esos galardones. Lamentablemente, Venezuela no ha tenido un premio de esa magnitud, y no porque no tengamos creadores con méritos para ello, sino porque no son suficientemente conocidos a nivel internacional… no han tenido la proyección necesaria.
…..Por ejemplo, nuestros grandes poetas, como Gerbasi, Ramos Sucre, o usted, por decir sólo algunos…

R.P. Venezuela no se ha dado a la tarea de proyectar sus grandes valores —y no quiero considerarme entre ellos—. Un poeta, como Vicente Gerbasi es verdad que no es lo conocido que merece ser, tanto dentro, como fuera de nuestras fronteras, aun cuando Vicente fue diplomático y eso le dio un roce internacional; lo proyectó con más fuerza que a otros, que no lo fueron. Ramos Sucre fue otra personalidad fundamental en la poesía venezolana. Aquí, con la excepción de Rómulo Gallegos y de Arturo Uslar Pietri, el mundo intelectual venezolano es relativamente desconocido en el exterior. Sobre todo, si hacemos comparación con países como Cuba, México, Argentina, Chile, Uruguay, Colombia, Perú o Brasil. Indudablemente, esos países tienen una proyección cultural mucho mayor que la nuestra.

 

F.A. ¿Tiene esto que ver con lo incipiente de nuestra industria editorial?

R.P. Bueno, yo creo que eso tiene que ver con la política, con la conducción del Estado venezolano, con la imagen de país que proyecta. Nuestra política exterior nunca se ha ocupado sistemáticamente en proyectar nuestros logros o aportes culturales, sólo interesa el tema petrolero. Ahora somos un país mucho más pobre, tenemos menos recursos, y un viaje al exterior resulta costoso y no hay concierto en el trabajo que debe hacerse.
…..Yo estuve el año pasado en Madrid, en un programa de difusión de la cultura venezolana al que fui invitado como ponente, allí participamos músicos, artistas plásticos, historiadores, poetas; es decir, fue un programa ambicioso, pero ese programa no se combinó con un esfuerzo de la embajada venezolana en España, que le diera una repercusión mayor a eso que se hizo allí. Yo pienso que estuvo bien, pero pudo haberse proyectado mucho más. Imagínate, recuerdo que la gente de la embajada brilló por su ausencia, yo nunca los vi… entonces, no había una coordinación eficiente. Esa es una de las causas que veníamos diciendo. Además, el costo, porque allá el gobierno español pagaba ciertos aspectos, pero el resto lo cubría la embajada.

 

 

F.A. Todo eso es cierto, pero existe otro factor que es importante. Colombia, por ejemplo, está desarrollando una industria editorial, está publicando mucho y de buena calidad. Tienen una política muy agresiva en la conquista de mercados para la comercialización de su creciente producción editorial, y en consecuencia una agresiva política de difusión de su cultura.

R.P. Ellos son uno de los polos editoriales del continente, junto a México y Argentina. Los dos últimos tienen una tradición aún mayor, en ese sentido.
…..Creo que ese camino es el que debemos transitar porque no se pueden dar a conocer nuestros escritores e intelectuales, sino a través de sus libros, que deben circular por el exterior y tienen que ser competitivos en calidad de manufactura y creatividad.
…..Eso significa ver en el libro no sólo un vehículo cultural, sino también una industria, y una fuente de divisas, que debe ser estimulada, apoyada y protegida por el Estado, así como lo hace con el petróleo, el turismo, o cualquier otra industria.
…..Aquí en Venezuela ha habido poca tradición editorial. Solamente, de unos años para acá, Monte Ávila Editores, algunas editoriales privadas y de las universidades —como la de LUZ (Universidad del Zulia), de la que tú formas parte— están intentando desarrollar una política editorial. Porque hay un mercado interno y la posibilidad de ampliación hacia un mercado continental de nuestra producción librera. Aunque hubo maravillas, como El Cojo Ilustrado, una insuperable revista publicada a fines del siglo pasado. De manera que tuvimos buenos comienzos, pero también éramos un país muy pobre y convulsionado, y eso tampoco tuvo continuidad. Bueno, habrá que comenzar y en efecto creo que estamos comenzando con buen pie.

 

Yelitza Ríos (Y.R.). Me interesa saber ¿qué piensa de los jóvenes que están haciendo poesía?

R.P. Hay un movimiento poético fundamental en el país, porque la poesía y la juventud están relacionadas. En Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Coro o Mérida; en las grandes ciudades venezolanas, hay un movimiento poético que se refleja en el trabajo editorial de una producción poética en muchas universidades. Hay un movimiento entre los jóvenes de disfrute de la poesía, y resulta contagioso como la juventud con su florecer de la sensibilidad y la sensualidad.
…..Yo sí creo que en el ámbito espiritual venezolano, por más conmocionado que esté el país, y tal vez, gracias a ello, hay un gran movimiento poético en desarrollo.

 

F.A. ¿Qué poetas jóvenes le han llamado la atención por su calidad?

R.P. Mira, estos jóvenes que han ganado los premios con los cuales estoy en alguna medida relacionado, pero en este momento no recuerdo sus nombres; pero los he escuchado y los he leído, y es gente con mucha fuerza que están comenzando a crear una obra, un poco difícil de encontrar en personalidades tan jóvenes. Además, ya hay personalidades de otras generaciones muy destacadas, como Rojas Guardia, por ejemplo.

 

Y.B. ¿Cómo se vincula esa poesía con el postmodernismo?

R.P. Yo diría que la poesía que hoy se hace no obedece a un sentido ubicable dentro de una ideología. La poesía de nuestro tiempo es más de individualidades, más de la personalidad de cada poeta y menos de una idea teórica, en el sentido de que las ideologías no se manifiestan claramente en la poesía. Por ejemplo, lo que fue el surrealismo todavía se encuentra subyacente en mucha de la poesía contemporánea. Ella está en Neruda, en Gerbasi, en Juan Sánchez Peláez, en Octavio Paz o Nicanor Parra, pero no como ideología de base y mucho menos en un sentido político.

 

Y.B. ¿Pero hay alguna tendencia hacia la que se encamine la poesía actual?

R.P. Las tendencias que yo creo advertir son esas de las individualidades; no de ideología propiamente. Hay una crisis de ello. Pudo ser que en un momento el marxismo fuera base para una creación literaria y poética, pero hoy en día evidentemente ya no lo es. Se agotaron los «ismos».
…..Por otra parte, en relación a la juventud, la tendencia de los trabajos participantes en los concursos literarios es de una gran calidad, a decir de los jurados, y en eso puedo citar el premio del Ateneo de Escuque, donde han sido jurados poetas como Luis Alberto Crespo, Ana Enriqueta Terán o Francisco Pérez Perdomo; ellos han comentado la calidad y el creciente número de los trabajos concursantes. Eso lo conozco de fuentes muy directas e inmediatas, ya que todos ellos me honran con su amistad y cariño.

 

F.A. A propósito, el homenaje que el país poético le ofrece, por propuesta del Zulia, nos lleva a recordar que Trujillo —su estado natal— y el Zulia siempre han estado profundamente vinculados por razones históricas y afectivas. En ese sentido, nos gustaría saber de la percepción suya respecto a Maracaibo, ¿cómo la vio por primera vez a sus 17 años?

R.P. Mira, sí, como te dije fui maestro en San Francisco en 1953, yo me había graduado en San Cristóbal el año anterior y me fui a trabajar a Betijoque, pero allí solo trabajé unos meses; y un día renuncié al cargo y me fui a Maracaibo, porque Maracaibo era la puerta del encantamiento, la gran ciudad, la ciudad que tiene un lago, a la que se llegaba navegando por ferrys boat. Eso le daba un encanto maravilloso para un joven andino, porque además era el otro paisaje, el encanto del color azul, del agua, la destellante irradiación solar, la gran belleza frente a la cual uno se coloca al ver por primera vez aquellas costas, o los balancines. Un mundo lleno de sorpresa y de asombro. Eso me pareció a mí cuando vi por primera vez Maracaibo.
…..Ir en una nave, en un barco, por primera vez; disfrutar de una ciudad inmensamente grata, porque en aquel tiempo Maracaibo no era la mega ciudad que es hoy en día. En los años cincuenta eran ciudades muy gratas, donde la relación con la gente no estaba traumatizada o convulsionada, fluía la conversación, la solidaridad humana, el humor.
…..Todo eso estaba presente, y ciertamente todavía sigue presente en la gente de Maracaibo, que es tan abierta, hospitalaria y generosa; llena de amor… era una ciudad donde uno encontraba el amor, que en esa edad es la gran fulguración que uno quiere, y allí estaba el futuro. Yo estuve allí como 6 u 8 meses trabajando y viviendo.

 

F.A. ¿Y se enamoró?

R.P. Por supuesto… Maracaibo sigue siendo la gran ciudad para el amor y el lago la condiciona así. El mismo don natural de su gente que es tan rico, tan amoroso… y las mujeres tan bellas.
…..Siempre tuvimos una novia, alguna búsqueda… y cuando iban a Escuque era realmente un acontecimiento. Las familias de Maracaibo que llegaban a pasar una temporada en vacaciones, era el encuentro con el sentimiento, con las serenatas, con el brillo y la belleza que llegaba al pueblo. Hubo siempre una relación muy estrecha, yo particularmente siempre he tenido un profundo cariño por Maracaibo, por mis amigos de allá, como César David Rincón, ese gran poeta, ese príncipe a quien tanto quisimos, y no quiero nombrar a los amigos que están vivos, no sea que olvide alguno. …..Yo disfruto inmensamente, cuando voy a Maracaibo, de tantos amigos extraordinarios e inolvidables.

 

 

Y.B. ¿Cuál es la razón para que Ramón Palomares encuentre tanta belleza entre lo que una persona como yo sólo ve contaminación?

R.P. La condición de poeta implica esa sensibilidad amorosa… aunque puede haber poetas furiosos, poetas biliosos y hasta iracundos. Pero, de hecho, una de las actitudes más connaturales al poeta es esa actitud amorosa, con una idea sino muy comprensiva, si abierta al ser humano, a la solidaridad.
…..Indudablemente que hay un mundo de contaminación. Cuando hablamos de Caracas, a propósito del Ávila, no está en mi manera más espontánea referirme al terrible anillo de miseria que la rodea; yo hablo al cielo de Caracas, a la montaña y a la relación humana que uno tuvo allí. Porque yo también viví en Caracas.
…..Por ejemplo, es difícil no reconocer lo grato de la luz de una ciudad como Maracaibo, la belleza de esa luz sobre las aguas, de la costa… es difícil para cualquiera, no sólo para un poeta. Cómo no establecer una relación de cercanía con estos elementos.
…..Claro, hay también elementos de contaminación, de violencia, que son propios de nuestro tiempo, no sólo de este país; del Tercer Mundo y del Primer Mundo también. Ante ese contexto degradante que existe, somos sensibles, queremos regocijarnos con la vida, con el mundo, esto es lo que siempre nos ilumina del mundo y por eso es lo que primero, con más frecuencia o facilidad vemos de él. Aunque la otra cara, la cara oscura, es más impactante; pero nos dejamos llevar por el sendero de la luz, el verdor y el color del agua. Seguramente hay quien piense que eso es un poco tonto. Pues son maneras de ser de cada uno, y así como hay personas muy ácidas y agresivas, porque se sienten agredidas por una realidad violenta, nosotros somos más contemplativos, posiblemente más positivos en la manera de mirar al mundo y al país. Porque uno piensa que a pesar de todo saldremos de esta crisis.
…..Es muy alentador que de manera creciente haya gente que cultive la poesía y la sensibilidad; frente al descuido que hemos visto de parte de la conducción del Estado en relación al desarrollo de la espiritualidad del país. Que, frente a eso, exista cada vez más gente que cultive de manera espontánea la sensibilidad, eso habla bien de la calidad humana nuestra y de la posibilidad de superar la crisis.

 

F.A. Es bueno destacar eso, porque los medios de comunicación de masas le dan mucha estridencia, destacan mucho todo lo negativo; mientras están pasando infinidad de cosas positivas en todos los ámbitos, pero para los medios eso sencillamente no es noticia.

R.P. Y existe la actitud populista, que uno la advierte constantemente en los medios y las instituciones, esa actitud complaciente, demagógica, tan negativa. Toda una serie de distorsiones en favor de aprovechar lo inmediato o los intereses más oscuros. De manera que eso es degradante y es parte de la cultura o la incultura de masas.

 

F.A. Ayer nos comentaba la poeta Ana Enriqueta Terán que para ella usted es el equivalente poético de Rulfo, y Aníbal Rodríguez, que nos acompañaba, comentó que Enrique Arenas, cuando estuvo en México, le llevó Paisano a Rulfo y éste después de leerlo le dijo que esa poesía coincidía con su universo narrativo.

R.P. Mira, en estos días me llegó una correspondencia de Estados Unidos, de un profesor de la Universidad de Chicago, que estuvo en Venezuela en la Universidad Simón Bolívar, donde dirigió una maestría. Allí se hicieron trabajos sobre varios poetas y escritores venezolanos, entre ellos hubo varios sobre mi obra. El mismo profesor trata sobre mi obra y la relaciona con Rulfo de manera muy apropiada, pues señala que este tipo de relación entre los autores obedece fundamentalmente a lo que serían los arquetipos, el tipo de pensamiento de los autores que a veces coincide. Yo entiendo las relaciones y las influencias, vivimos en un mundo de influencias, de manera que no se trata de rechazarlas, existen; pero también existe un mundo semejante que compartimos, existe un universo que nos relaciona, porque somos eso que plantea Rulfo, como también podemos ser lo que plantea Vicente Gerbasi: «Espacios Cálidos», de lo que proyectan unos y otros.

 

F.A. Sin duda, su poesía está muy bien definida. Sin embargo, hay una región del aire, un trasfondo que toca el mundo de Rulfo y el mundo latinoamericano en general.

R.P. Claro, porque además Rulfo es un maestro extraordinario, uno de los grandes de la literatura castellana de todos los tiempos. ¿Ustedes han oído leer a Rulfo su obra? Lo de Rulfo no tiene paralelo, es una lectura increíble, es conmocional. Mira, Lezama Lima, Carpertier, Neruda o Asturias leyendo su obra, son excelentes lectores. Pero Rulfo llega un poco más allá, es fabuloso, oírlo es tener una nueva relación con su obra. De manera que esa relación con Rulfo me complace que se establezca porque de verdad que es muy noble.

 

 

 

La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra La Campanella,
material y técnica: hierro pintado, 2018,
del artista venezolano © Daniel Suarez

 

año 4 ǀ núm. 18 ǀ octubre – noviembre – diciembre 2023
Etiquetas: , , , , , , , , , , , Last modified: diciembre 17, 2023

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PRECIO COLOMBIA

COP 35,000

El país de las palabras rotas

The Land of Broken Words

AUTOR

Juan Esteban Londoño

ISBN

978-1-950474-05-9

PRECIO ARGENTINA

Agotado

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COP 35,000

Las semillas del Muntú

AUTOR

Ashanti Dinah

ISBN

978-1-950474-22-6

PRECIO ARGENTINA

Agotado

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Agotado

Paracaidistas de Checoslovaquia

AUTOR

Eduardo Bechara Navratilova

ISBN

978-1-950474-25-7

PRECIO ARGENTINA

AR $10.000

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COP 35,000

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Este permanecer en la tierra

AUTOR

Angélica Hoyos Guzmán

 

ISBN

978-1-950474-82-0

PRECIO ARGENTINA

ARS $10.000

PRECIO COLOMBIA

COP 35,000

La fugacidad del instante

AUTOR

Miguel Falquez-Certain

 

ISBN

978-958-52674-5-9

PRECIO ARGENTINA

Pronto Disponible

PRECIO COLOMBIA

COP 100,000

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Mudar el mundo

AUTOR

Ana Gandini

ISBN

978-987-86-6012-7

PRECIO ARGENTINA

ARS $10.000

El guardián de la colmena

AUTOR

Leandro Frígoli

ISBN

978-987-88-0285-5

PRECIO ARGENTINA

ARS $10.000

El diario inédito del filósofo
vienés Ludwig Wittgenstein

Le Journal Inédit Du PhilosopheViennois Ludwing Wittgenstein

AUTOR

Fredy Yezzed

ISBN

978-1-950474-10-3

PRECIO ARGENTINA

ARS $16.000

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COP 35,000

PRECIO AMAZON

Pronto Disponible

 

Fragmentos fantásticos

AUTOR

Miguel Ángel Bustos

ISBN

978-958-52096-8-8

PRECIO COLOMBIA

COP 35,000

El bostezo de la mosca azul

Antología poética 1968-2019

AUTOR

Álvaro Miranda

ISBN

978-958-52793-5-3

PRECIO ARGENTINA

Agotado

PRECIO COLOMBIA

COP 35,000

Geografía de los amantes del Sur

AUTOR

Mónica Viviana Mora

ISBN

978-958-53033-2-4

PRECIO COLOMBIA

COP 35,000

Geografía de los amantes del Sur

AUTOR

Mónica Viviana Mora

ISBN

978-958-53033-2-4

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COP 35,000

Yo vengo a ofrecer mi poema

Antología de resistencia

SELECCIÓN & CURADURÍA 

Fredy Yezzed, Stefhany Rojas Wagner

y Eduardo Bechara Navratilova

ISBN

978-958-53033-3-1

PRECIO ARGERTINA 

AR $20.000

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COP 80,000

El inmortal

AUTOR

John Galán Casanova

ISBN

978-95853-39439

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COL 35.000

 

Las voces de la tierra

AUTOR

Yanet Vargas Muñoz

ISBN

978-958-49-3124-5

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COL 35.000

 

Lo que se desvanece

AUTOR

Luis Camilo Dorado Ramírez

ISBN

978-958-53394-8-0

PRECIO COLOMBIA

COL 35.000

 

Por el ojo del pincel

AUTOR

Mónica Fazzini

 

ISBN

978-987-86-5317-4

PRECIO ARGENTINA

ARS $10.000