VV.AA.
Abisinia Review le dedica el dossier de su edición No. 22 Ene-Feb-Mar 2025 al poeta, traductor y abogado colombiano Aurelio Arturo en celebración de su obra. Conmemoramos de esta forma los 60 años de la primera publicación de Morada al sur y recordamos los 50 años de la partida de Aurelio Arturo.
…..En este artículo ofrecemos a nuestros lectores un recorrido sensible por versos de poetas colombianos y extranjeros que le escribieron a Aurelio Arturo u homenajearon su obra, entre ellos destacan, solo por nombrar algunas voces, León De Greiff, Carlos Martín, Rogelio Echavarría, Henry Luque Muñoz, Augusto Pinilla y Martha L. Canfield.
…..Aurelio Arturo nace en La Unión, Nariño, el 22 de febrero de 1906. En 1926 inicia sus estudios de derecho en la Universidad Externado de Colombia, donde obtiene su título de doctor en derecho en 1937, siendo rector el maestro Ricardo Hinestrosa Daza. Alejado de los corrillos literarios e inédito, Aurelio Arturo combinó su lento trabajo poético, de lectura, creación y traducción (conoció en especial a los poetas contemporáneos de lengua inglesa), con sus labores como abogado, independiente al comienzo y luego funcionario de la Rama Judicial. En 1945 publica por primera vez en la revista de la Universidad Nacional “Morada al sur”. Fue juez, fiscal, magistrado del Tribunal Administrativo de Nariño, del Tribunal Superior de Popayán y de Bogotá, y su último cargo fue el de magistrado del Tribunal Superior Militar en Bogotá. En 1963 sale la primera edición del libro Morada al sur publicada por el Ministerio de Educación Nacional, que corresponde al número 7 de esta colección y en el mismo año, obtiene el premio nacional de poesía Guillermo Valencia. Muere repentinamente el sábado 23 de noviembre de 1974 en Bogotá.
León De Greiff
Trova de los navíos, de Odiseo,
de Calypso y de la aventura
……………………………………A Aurelio Arturo
Ayer zarparon todos los navíos.
No sobró ni un mal leño para el viaje.
Queda contigo mismo iluso prófugo
fallido, —en tu prisión ineludible!
Ayer zarparon todos los navíos.
No sobró ni un mal leño para el viaje.
Así cantó, con versos que acaso un día fueron míos,
uno del equipaje.
Ayer, ayer zarparon y en la ribera me dejaron.
Ayer, ayer zarparon.
Desde las cofas ni las vergas ni las jarcias no agitaron
pañuelos, pañuelos no agitaron
ni banderolas tremolaron
los que su compañero me llamaron.
Ayer, ayer zarparon,
ayer, ayer zarparon todos los navíos:
ése, donde cantaban versos que acaso un día fueron míos,
y los otros.
Ayer, ayer zarparon.
Y quedó en la ribera
Odiseo fallido. Y la aventura,
en la ribera, prisionera,
con Odiseo y Calypso madura…
¿Y Calypso madura?
¿Dónde andará, que tan lasciva era,
Calypso, en cuyos brazos se extinguiera
mi dolor?
¡y aspirara mi locura
todo el veneno de la primavera
y del otoño, en su melena obscura!
………………………………Zuyaxiwevo, 1930. Rev. 1931
Carlos Martín
Epitafio a Aurelio Arturo
Aurelio Arturo sigilosamente
aún transita días y poemas,
en ámbito de bosque tropical,
húmedo, umbrío, parpadeante de sombras y reflejos,
al son del viento, el río, la cascada
y el viejo aserradero
de las balsámicas maderas.
Todos, todos están durmiendo en la colina.
Rogelio Echavarría
Epitafio a Aurelio Arturo
Demoraste en la paz
del Sur definitivo,
hoja lenta que otoño
baja como una lágrima.
A tu lado bebí agua profunda y fresca.
¿Y quién mi fiebre
pulsará, la mano huérfana?
Una palabra más,
un ademán apenas
de adiós y se rompiera tu cielo de silencio.
Henry Luque Muñoz
aurelio arturo
El hombre olvidado peregrina
Con la noche a cuestas. No lo reconoce
La mano que empuñó el cuchillo contra el delirio.
Donde cruza abandona su sombra,
No la sombra de su cuerpo,
La sombra, sí, de su corazón,
La sombra de un invierno lamido por los perros.
El hombre olvidado lleva en su cráneo
Las cicatrices del sueño,
La noche con los besos ensuciada.
En el espinazo arde una lámpara
Que ilumina la caverna azul de la memoria.
Quién lo reconocerá, hierba crecida en los muros,
Sudor en la frente de los condenados.
En su carne lleva el facsímil de la fantasía,
Tinta o aguijón del hada temida
Por el halcón y el basilisco.
La losa hambrienta lo mira con su ojo sangrado.
Y no lo atemoriza el hacha del verdugo
Ni el desafío de la página en blanco.
De Antología apócrifa. Selección poética 1973-2005 (2020)
Augusto Pinilla
Aurelio Arturo
También es bello ahora seguir viviendo
ser una cosa y otra y nube y aire
y corazón de selva
en este todo que es infinitamente
También es bello -dices-
con lentitud de sabio de la nieve entre
aureolas siderales
saber que se ha sido y será sin poder evitarlo tantas cosas y ser la poesía
Y me sigues hablando
del castillo y su dama
reales y soñados
de la vida de hoy y toda gesta y su canción
del pueblo de las sombras y las hadas
las fábulas eternas que en un lecho de Arabia
la más hermosa reina entre las noches
relata todavía
a su rey enemigo amante amado
y lo que fue la lluvia de guirnaldas
y de voces y rostros del ayer junto al piano invisible
a través de tu piel y tu Colombia única.
Palabras como muerte no hablan sino de un día
En que uno se desnuda de una forma
tomo de cualquier traje
y continúa
y permanece para siempre
es por eso que no puedo encontrar
entre todas las palabras una para decirte adiós.
De Días del paraíso
Martha L. Canfield
Diciendo Bogotá
………..……………A la manera de Aurelio Arturo
Empieza a llover otra vez
despacio contra el vidrio
como si el sol fuese
en la sabana una ilusión fugaz
que el tiempo diligente acude a cancelar
y en la aparente calma de la siesta
descalzos niños pasan
atormentando el monte y las ventanas
con su modo constante
insistiendo
a goterones gruesos golpeteando
con ahogado murmullo
un momento cegado
por la violenta aguda lamentación
erótica del asno
que fatiga las tardes de estos días
con su manera grave y decidida
de anclarme en la ciudad que duele
como una llaga purulenta
en este cuarto sacudido de lluvia
en tu voz memoria viva
pesada de pasado
tambaleante empezando los primeros pasos
de un hoy insospechable
deshilvanando ya
tan serena despaciosa descansada
el intrincado ovillo de tu vida
que empieza
a ser consciente de la vida que crea
tan lejos y tan cerca de la mía
cada vez siempre más y más concentrada
en este cuerpo estéril
en esta mano mía
en esta compulsión de dibujar palabras sobre el blanco
en la nostalgia irremediable de un tiempo
que el presente ha vestido de leyenda y milagro
en el cual sin dudar pareció verdadero
que llegaría un día en que sería posible
arrancarme del alma esta ciudad dolida
y su ilusión de sol
y su gemir de niños
y su lluvia menuda
que amenaza cerros
que llama a las ventanas
que murmura
que llama
que amenaza
Tallulah Flórez
Aurelio Arturo
El noble Aurelio no lamentaba nada de este lado del río
Donde el agua demasiado silenciosa
No dejaba escuchar el aliento de los pinos
Pero más arriba, más allá de los sueños
Deseaba el poeta una ciudad callada de gritos y susurros
Parecida a la noche de corazones cansados
En calma o en tiempo de tormenta
Sueño de viajes desmedidos los de Aurelio
De árboles, de agua, de estrellas y de nubes
Cuando lo natural era su voz vertida toda en la tierra de nadie.
Su país se perdió y ya no canta
Donde crecían las hojas más finas y más largas
La hierba está demasiado inclinada y un lamento se escucha
Cuando el viento la acecha él calla con los robles.
Ni una gota para beber
Ni el tic tac profundo del viejo bosque del norte
Ni el viento curvo del sur
Ni la canción que murmuran sus estrellas…
Nada queda pero su voz de fragancias y de noche
Entre viejos fantasmas este país que sueña.
Fernando Denis
Phileas Denis Viaja Al Sur
……..………………..A la memoria de Aurelio Arturo
Qué regocijo recordarme ahora en el sur
después de tantos días de esculpir con
manos y remos,
con cinceles y colores,
los brillos alucinantes de un verano.
Qué regocijo para los ojos que han visto
los antiguos, verdeantes cielos
quemados en la cumbre de los Andes
y en el oro azul de la llanura
mirar el invierno que desciende sobre
las cúpulas del sur,
sus gruesas campanas desvelándose
por culpa de los vientos,
de inveterados invierno
cuyas aguas te dan a
través de la lluvia
el sonido de muchos ayeres,
las voces que escuchaste en el nuevo mundo
cuando emprendimos nuestro viaje.
¿No oyes el canto de la alondra,
no sientes su fuego
quemando tus noches cuando duermes?,
le dijiste un día, cuando nos demoramos
en casa del viejo Dédalus, molesto y soñoliento,
guardando sus mejores palabras en los bolsillos.
Llegamos desde los confines, el país
de la metáfora,
donde todo es pintura, esplendores
que se apagan sobre el verano de tantas costas
para quedarnos a vivir aquí,
en estos antiguos aposentos del sur
donde nació el mejor de los poetas.
¿No oyes el canto?
¿No escuchas el verde rumor de su noche?
Dicen que ese arrullo
enloquece a los que caminan por los bosques.
la noche del sur va recobrando los caminos
Y siempre en las orillas una mujer aguarda
con su baraja envenenada de agüeros,
peregrina sin tiempo en los antiguos caminos del sur
lleva una misteriosa llama en los ojos.
Qué regocijo sentirme bajo lunas
rebeldes,
cuando el azar conjuga colores alucinantes,
palabras de barro y granizo,
palabras de piedra mística,
brillantes tormentas como caballos de fuego,
lunas encendidas en los labios de la sombra,
en las escarchas que giran con las hogueras,
en la dulce plegaria de los planetas
que queman nuestras manos.
El sur de fuego y madera roja nutrida por el canto
de la alondra en hondos parajes, donde en
altísimas piedras
y verdes montañas el viento retiene tus flautas
y tus rojos arpegios.
Escucha el canto y no te vayas todavía,
puede que él sea tu última morada.
Carolina Bustos Beltrán
Aurelio Sures
………..……………..A Aurelio Arturo
Qué dicha ser Sur;
Sur de orilla que la ciudad no nombra.
Adonde se llega solo
y se escapa en colectivo.
Soy del Sur aureliano,
sensación y advertencia de montañas
que camuflan el verde de mis ojos exiliados.
Sur absurdo, fractura de Norte.
Música, deleite con sílabas perfectas.
Suave sur; sur en minúsculas abstraído en tres letras.
Áurea espesa de niebla fría,
Sur de ‘r’ rasgada, roída, rústica.
Villano sur de padre ausente,
de negro marino;
tizne de tierra y papas calientes.
Canto de silencio:
viento.
Sur sur surecito
surado surco sumado
sueño sumamente sútil
sutilidad sumisa suasoria
súbito suscito.
Voy al sur siempre, a veces, mañana
cuando sureo el destino
cuando me vuelvo sur
sur de tango
verseo sures
aurelio sures
artureo sures
espío sures
en mi sur no hay bosques salvajes,
solo viento y silencio:
esencia.
De Estación tropical y otros poemas sinuosos, 2020
Foto
Diego Garrido Barreto
Artelio Aururo
Sube
las estrellas
cosidas a mi boca
y crea con tu remota luz
la noche callada que subsiste
en un ojo, una vela, en una cama
hasta encontrar a Esteban, Almaguer
o a la nodriza que hizo esta leche azul
Escribe para darle sabor al viento
Vuelve, vuelve canoa de nubes
Canta, surodea las orillas
y con tus pestañas haznos arrullo
Tú que insistes, que tocas con el grito
la cumbre que apenas divisamos,
sé la morada transitoria, clima,
el sol sobre tus muslos
que le devuelve
al país cansado
su sueño.
Inédito
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del poeta, pintor y crítico de arte venezolano Juan Calzadilla ©
año 5 ǀ núm. 22 ǀ enero – febrero – marzo 2025
Etiquetas: 60 años de Morada al sur, Aurelio Arturo, DOSSIER, Morada al sur, Poesía colombiana, Poesía latinoamericana, Poetas le escriben a Aurelio Arturo, VV. AA. Last modified: abril 17, 2025