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Siete voces de mujeres bolivianas nacidas con el retorno de la democracia

Verónica Delgadillo

 

 

Selección y curaduría de Verónica Delgadillo

 

La década de los 80s está marcada en Bolivia por el retorno de la democracia después de 18 años consecutivos de gobiernos dictatoriales. Los padres de las mujeres que acá se muestran vivieron y comprendieron lo que fue la libertad, su ausencia y su presencia.

…..Las siete mujeres de esta entrega poética coinciden en haber logrado desde sus propios lugares una reconfiguración del lenguaje que explora las profundidades del yo femenino que simbólicamente gestar y llevar al extremo el lenguaje, un algo que da siempre algo más. Escribir con el cuerpo, desde el cuerpo, en el cuerpo, mas no para el cuerpo.

…..Cada una de ellas juega diferente en su escritura, en Mariana Ruiz la sucesión rítmica es clara y dominante, las imágenes no se presentan solas, sino siempre acompañadas, una a lado de la otra, una tras otra en compás

La reina, la geisha
Los caracteres dorados sobre satén
Intenso y negro
La cara pálida
El dragón que se avecina
El relámpago, la llama

…..Emma Villazón, por su lado, hilvana con minucioso detalle cada palabra hasta completar la imagen,  una imagen hecha de imágenes como los recortes  de tela de una de esas tradicionales mantas en las que se cuentan las historias familiares de un clan, y mientras borda, se pregunta, Emma siempre se pregunta, siempre cuestiona y reflexiona, tan profunda es la  mirada de esta poeta que escribe en el cuerpo

Como si todo, como si nada fuera – pues que vos nades en mí
no es lo mismo que hables con mi boca muy alto o bajo,
no es lo mismo. ¿Dónde está tu llave, cerrajero?
¿De qué manera ojos de águila vive con Eros?

No es lo mismo la musicalidad que el ritmo, y esto lo reconocemos al leer la poesía de Monserrat Fernández cuya cadencia es lograda casi prescindiendo de los signos de puntuación, en la poesía de Monserrat hay mucha música, de esa que prefieres no bailar, sino escuchar.

quiso ser descanso ante el cuerpo del fuego
pero no hay cielo de distancia para el sol sin sombra
…..la hondura llamante fue hacia arriba
…..las fauces ardientes hincharon telarañas

…..Si hablamos de escribir con el cuerpo, Pamela Romano, en su escasa producción lo hace con desenfado y soltura, como si fuera fácil. Esta poeta imposible de encontrar, misteriosa y escurridiza en la ciudad, esa ciudad que la habita a veces o que es engullida por ella luego de haber sido sofrita en una sartén mientras se pintaba las uñas.

soy algo
con lo que has soñado toda tu vida: seguramente

y huelo a acetona / desaliñada / despeinada
…..…..…..…..…..…..…..…..…..…..…..subiendo mi escote
una manera de decir que el encuentro es prolongado
en los lugares supuestamente prohibidos a los que acudo regularmente

…..El color, los matices y tonos son quizá las jurisdicciones de la palabra más difícil de encontrar, Nicole Vera las encuentra en el sueño, ese lugar en el que pareciera que ella —pincel en mano— las describe. La poesía de Nicole es como la fotografía de un instante, observada en 360 grados

aunque mañana vuelva a ver que nada se ha movido
aunque sepa que soy yo, no el amor
quien frutece
en los manglares

Escribir desde el cuerpo, ostentar lo que duele, observarlo, desintegrarlo, llevar al extremo la palabra, todas acciones que se sienten en la poesía de Paola Senseve, se perciben, texturas que se palpan. Muchas veces los poemas de Paola son como activaciones en el cuerpo

Ostentamos las más
profundas cicatrices
como un sello que nos
traspasa más allá
de lo que puede la voluntad

Finalmente, si el cuerpo voltea para adentro, en introspección, ese es el lugar desde donde habla Milenka Torrico, nos habla de ella, de todas las que hay como ella, de las ellas fue y las que quedaron en el camino. Leerla es un ejercicio de espionaje, muchas veces críptica, en el fondo pareciera que Milenka no nos cuenta sino sólo nos permite escuchar cómo dialoga con las mujeres que la habitan.

y sonreír
con la explosión del flash, del gloss, del tul y del glitter
que alguna vez fuiste.

Los invito a pasear por los mundos de estas voces femeninas potentes y sugerentes.

 

 

ζ

Mariana Ruiz Romero es tarijeña pero no ejerce. Nació en Tarija, Bolivia en 1982. Dependiendo del día y de la hora, puede estar reseñando historieta, leyendo o trabajando con peques. Si escribir implica largas horas de resistir y no hacerlo, entonces es una escritora excelente. Le interesa sobre todo la literatura infanto-juvenil, a cuya promoción le dedica mucho de su tiempo. Un poco más de datos, es Licenciada en Filosofía y Letras. Es la autora de la saga de cuentos infantiles Uma, que ya recorre Bolivia en una colección de diez títulos. Autora de las novelas juveniles: El baile de los dioses (2014) y Aventuras de un escarabajo en Japón (2017); todos publicados por el Grupo Editorial La Hoguera. Miembro de número de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil. En 2018 ganó el segundo Concurso Nacional de Literatura Infantil «Abrapalabra» con el libro de cuentos Días de mermelada. La continuación de este libro de cuentos, Tardes de mermelada, se presentó en 2023. Para adultos, ha publicado Los secretos de Rosalba (Ed. La Hoguera 2013) y forma parte de numerosas antologías de cuentos y poesías del país.

 

Mi espejismo

He encontrado a un hombre verdadero. Lo he caminado,
Bebiéndolo, gota a gota.
Oliscándolo, lamiéndolo, me he hecho familiar a su sabor, a su jadeo.
¿Es esto, en verdad, un hombre real?
¿Este amasijo, este sudor, esta mirada?
¿Soy, ahora, una mujer real?
¿O me pierde,
…..…..…..…..…..…..Mi espejismo?

 

 

El lecho rojo ( The Red Chamber)

La reina, la geisha
Los caracteres dorados sobre satén
Intenso y negro
La cara pálida
El dragón que se avecina
El relámpago, la llama

En la alcoba
Lengüeta que brilla y desaparece
Sobre el lecho

Ya se aproxima

La dama espera, altiva tras abanicos
Estancias de papel, adornos
El dragón repta por el piso

Llega.

Cbba, noviembre del 2003

 

 

En Charobamba

En Charobamba hay un cementerio
cubierto de helechos gigantes y
orquídeas
amazónicas.

Allí descansan judíos
escapados de la guerra,
hermanos, madres, amigos, esposos
parientes
de otros, que vivieron
en Bolivia.

Sin luz eléctrica,
llenos
de estrellas
de mosquitos
de sonidos desconocidos.

Allí vivió un judío que luego
construyó un planetario
arando la tierra
mirando el cielo prístino
de Charobamba

Otro aprendió a hacer pizzas
y se hizo famoso
murió en Nueva York

Porque no todos se quedaron
en Bolivia
pasaron
siguieron
Algunos
se fueron al Sur.

Aprendieron a
tomar mate
a hacer canciones
y continuaron
con sus vidas.

Menos éstos
que descansan
en Charobamba
entre cafetales

donde anidan los tucanes

y croan

las ranas

arborícolas.

El Jiri, Charobamba, 26 de julio 2017

 

ζ

Emma Villazón Richter (Santa Cruz de la Sierra, 1983 – El Alto, 2015) estudió Derecho y Filología Hispánica en la Universidad Gabriel René Moreno de Santa Cruz de la Sierra y se graduó en el Magíster de Literatura Chilena y Latinoamericana de la Universidad de Santiago (Chile), con una tesis sobre la obra poética de la escritora vanguardista orureña Hilda Mundy. Es autora de los poemarios Fábulas de una caída (Santa Cruz, 2007), Lumbre de ciervos (La Hoguera, Santa Cruz, 2013, con reedición en Ultramarinos, Barcelona, 2020) y, de manera póstuma, Temporarias y otros poemas (Das Kapital / La Perra Gráfica, Santiago / La Paz, 2016), junto al volumen de narraciones breves Desérticas (Ed. 3600, La Paz, 2016). Desde 2010 vivió en Pirque, al sur de Santiago de Chile, donde coordinó, junto al escritor chileno Andrés Ajens, la revista de poesía Mar con soroche. En 2015 inició sus estudios doctorales en Filosofía, con mención en Estética y Teoría del Arte, en la Universidad de Chile, con un proyecto de tesis sobre El Loco, del pintor y escritor paceño Arturo Borda, los que se vieron interrumpidos por su prematuro e inesperado fallecimiento, cuando volvía de participar como invitada especial en la Feria del libro de La Paz, en agosto de 2015. En 2017, Mar con soroche publicó un amplio dossier dedicado a su obra con algunos poemas inéditos suyos, y reseñas y lecturas por parte de escritoras y escritores de distintos países, y, en 2003, editorial Santillana (La Paz, Bolivia) publicó una muestra de su poesía con el título Parlamento y otros poemas.

 

Extravío

Son trizas rizos astillas de afuera
la tierra incrustada revelando tu canto.
Son astillas hormigas aves cortísimas rojiverdes arbustos
estrellas de extravío a mediodía lo que se adhiere a tus pasos
de lengua sin recodos, murciélago
amado. La gravedad que perturbas oscila entre achiras
y estos dedos. Tocada por eso, me suspendo a magros tallos,
así la boca al viento inquiere por un color para la barca donde seguimos.
Amontona hojas ella, hambrienta, creyente en la procreación,
en los frutos que brotan en el aire, convocada por fuego, gozo
y lo prohibido. Amontona hojas, ansía realzar este continente y caída,
telegrafiar el suceso, como si se pudieran transcribir la experiencia-encuentro.

Como si todo, como si nada fuera – pues que vos nades en mí
no es lo mismo que hables con mi boca muy alto o bajo,
no es lo mismo. ¿Dónde está tu llave, cerrajero?
¿De qué manera ojos de águila vive con Eros?

De Lumbre de ciervos (2013)

 

 

Sonatina del otro costado

De la mano del viento
rodeada por luces y flores engreídas
va con una sonatina boliviana
en la mitad de la costilla y en la otra
déjase nutrir por acribillados y aludes

Va con la boca de la recién nacida
que corre a chupar de un cielo de edificios
va a flor de piel con los resecos padres
atados a su gruesa falda que barre el suelo

Va analfabeta del nombre de las calles
a las negras calles con barniz de siemprevivas
va a bordar la Constelación del Desamparo
a partir de unas verduras y sus temporarios

No hay retorno, Dios, ni costilla mágica:
érase una campesina maquillada
que se hizo astronauta al pasar la frontera

érase una pastorcita de habla entreverada
unos sueños como trapos lanzados a un Mar

érase un érase un érase un érase
…………. y un horario                                      sin Sol
érase un érase un érase un érase
…………. y una infección de
Rosas

siniestras y en Cobre (colecciones de estrellas, invierno y alaridos)

                                             Ahora voy abierta y fugaz

De Temporarias y otros poemas (2016)

 

 

Parlamento

No se aleja quien nunca se va,

sale por la puerta real o irreal

y se despide en tono de lluvia ascendente o pájaro.

Nadie parte fácilmente y quizás nunca del todo

de instancias mayores, sobre todo

del lugar del origen, de esa torre ambigua

y amenazadora, siempre hambrienta de sueños idénticos.

No hay quien no requiera tiempo y fricción

para alcanzar la corrida en pos de su lengua.

El punto de tensión entonces

no reside en la cantidad de escenas y abrazos que aletean

o qué ciudad a mediodía se abandona, sino con qué

perfiles, llaves, piernas de sombra y cielos plegables

se parte, con qué

gigantes en sonrisas

—dijo aquella que se va

                         en la intersección del pájaro

De Lumbre de ciervos (2013)

 

ζ

María Montserrat Fernández Murillo (La Paz, 13 de junio de 1984) es licenciada en Literatura y magíster en Literatura Latinoamericana de la Universidad Mayor de San Andrés. Ganadora del II Concurso de Poesía para Jóvenes Poetas Bolivianos de la Cámara Boliviana del Libro y la Fundación Pablo Neruda con el poemario Crisálida Andina (2008). Ha publicado Warmi (2011), y varios textos de crítica literaria en la colección La crítica y el poeta (2011-2016) y en las revistas Nuestra América, El Zorro Antonio y Ciencia y Cultura. Actualmente, es docente investigadora en el Instituto de Investigaciones Literarias de la Universidad Mayor de San Andrés y directora creativa de Utama, comunidad de lectura, dedicada a la investigación de escritura de mujeres bolivianas, así como a la creación de recursos didácticos y de talleres de literatura y escritura creativa para la comunidad infantil y juvenil.

 

Primero sueño de Chucuito

He soñado un canto, cómo decirte

el sol reventaba todo

de mis huesos estallaron tres polillas

una ascendió a la sombra

quiso ser descanso ante el cuerpo del fuego

pero no hay cielo de distancia para el sol sin sombra

la hondura llamante fue hacia arriba

las fauces ardientes hincharon telarañas

descendió la polilla con alas calcinadas

su vuelo dejó en polvo y se arrastró

Se impuso la vida molida en el mortero del sol.

La otra polilla ungida por el rayo

supo del hado de fuego y exhaló un meteoro

alcanzó las raíces y vio su tumba

pero antes escogió ser ofrenda

cuidó a un gusano

se posó toldo en su camino

perdió su querido la senda un instante

una nube quemada lo cubrió

y una sombra arrastró tras él

Se impuso la vida disecada al sol.

La última polilla

creó en siglos una nube que diera sombra

desplegó sus alas ataviadas de rocío

batió sus alas ataviadas de rocío

durmió en hollín y en vapores enrojecidos

                  Se posó alegre en la mesa de mediodía.

El sol cautivado conmovido

inclinó su crin de fuego en reverencia

y permaneció al borde de las aguas imaginadas

La última polilla reventó ante el sol erizado

fue su creación la sombra de su caída.

 

 

La niña de Yapacaní

Irrigó el dolor la niña de Yapacaní

y el dios solar de Chagall abrió surcos blancos en su cuerpo oval

                                                                                                                 amarillo

su fuego fue asfixiado en la fosa de un grito

y su cabeza de hostia goteó

vertical

a las raíces

y rezó diluvios que hicieron flotar tiernos cadáveres aún con ansias de pacer

 terneras carneadas en el horizonte del pastizal

Irrigó el grito la niña de Yapacaní

y el dios rosal de Chagall mutiló sus espinas y quemó sus pétalos rojos

                                                                                                                                                      rosáceos

                se hizo incienso para los pies incrustados en la huida

y sus raíces extendidas desenterraron ojos

canicas lanzadas al olvido de un hoyo

               tanto fue el polvo alzado del ruedo que surgieron remolinos:

               presencia de diablillos ataviados de vilanos de dientes de león

Desbordó la niña de Yapacaní al dios de Chagall

y encauzó otro

un tal                                                mordaz                                              brutal

 

 

Bajo el invierno de la kantuta

(parodia del poema 59 de Trilce)

Para lo de arriba se sacrifica

la lulinchu como toda rezagada

en movimiento de imperceptible giro y giro

para el ojo nuestro se crucifica

condena simétrica en la mirada

Detenida en el arbusto de flor longeva

la lulinchu se preña de potencia quimérica

extensión de alas luego, ¡retirada!

epílogo acaso de toda alacrobacia

Gira en la kantuta, ofrenda al sol de cayados

y se disipa el giro en el ramaje

y se equilibra el eje en el giro

de un caerse por ausencia de flancos;

el balance es consabido

vuelta y vuelta ha germinado

el resguardo de un recinto

Centrífuga que sí, que sí,

que Sí,

que sí, que sí, que sí, que sí: NO!

Y se retira hasta azular, y retrayéndose

Endurece, hasta apretarse el alma

 

ζ

Pamela Romano (La Paz, 1984). Poeta, crítica de arte y artista audiovisual. Licenciada en Literatura por la Universidad Mayor de San Andrés. Hizo una tesis sobre la expresión neobarroca en Bolivia desde distintos soportes como la literatura, el cine y la pintura. Ha publicado el libro «Lengua geográfica» (Plural, 2009) con el que obtuvo Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía «Yolanda Bedregal». Ave No Chao (2014). Su obra poética está recogida en varias antologías latinoamericanas.

 

Poeta mayor

por ejemplo: la aglomeración citadina o creer
en las reuniones espontáneas donde aparecen todo tipo de insectos: moscas gordas
que en eso que supuestamente dicen promueven el dictado se toman
copiosamente la cerveza y no sé qué otras cosas
de esos alimentos en proceso infinito de putrefacción que se sigue conservando
tal como se guarda algún artefacto que se cree -superstición- trae suerte:
sillas/plumas/cucharas/piedras/cosas diminutas/etcétera

                                                                                 todas
pronunciadas con mayúscula para su coleto (el del poeta)
como cuando contemplaba la manera en que crecía el cabello de su amada/citaba
algún verso memorable sólo para momentos de mal gusto como el de la escritura
y hacía esa analogía del crecimiento: el poema y tú

 

 

Las naranjas de otoño

soy algo
con lo que has soñado toda tu vida: seguramente

y huelo a acetona / desaliñada / despeinada
subiendo mi escote
una manera de decir que el encuentro es prolongado
en los lugares supuestamente prohibidos a los que acudo regularmente

                                                                      y pido:

            que mi madre nunca se entere de esto

                                                                    por su bien

desde entonces -extraño- estuvo la piedra
como si alguien hubiera tocado la puerta y saludado por casualidad

pasaba / además ya te veía

te adivinaba en los quehaceres más absurdos
todo
el trayecto y la aventura de la frutera a la verdulera cuando regateabas
en ese mercado miserable el precio de lo que se traga
lo mismo
a cuando hablabas concienzudo con mi madre (gran chico)
para qué estamos –me pregunto– considerándonos
civilizados o simplemente algo coherentes: almorzamos

y caminamos de la mano luego para hacer digestión –asumir
con gran alarde el compromiso mutuo / a reglón seguido
caligrafía eximia / miramiento serio
del margen y pulcritud de Severino al borde de un ataque de nervios
que es en rigor lo que se dice ES (mayúsculas) esto el amor: gran hallazgo

            todos los días pierdo una llave y me las arreglo: trepo

lo que intuyo es mi propia casa y digamos paso por usurera
de las pepas que todos dejan después de haber comido endulzados (babeando)
una naranja en pleno otoño: en pleno umbral de mi puerta
por alguna razón
amanezco

demasiado empijamada en esa cama que me pertenece hace años
soy verdaderamente ejemplar
al abrir los ojos (otra vez) y pestañar / corresponde la visión
y las uñas ante ti / y ese cuaderno de 100 hojas que me regalaste
gran ocurrencia – para que escriba:
ciertamente

todo (se) acaba -prolongado al cien / escribir al revés
a cuenta regresiva
99 98 97 etc- y todo queda: o tantos errores ortográficos incorregibles
o mejor quitar hojas romperlas -adelantarse- cuando se sale a la calle sabiendo
ya sin alhajas ya sin tintes / algo bajo el brazo

                                          que es realizar la imagen del cero

 

 

helter skelter

si un tanto fuera lo de abajo y otro tanto su medio/ las ventanas

cuando cambian de curso al entrar por el baño
la pérdida de lo visible que mira cuando viene
¿qué respuesta? – se detalla eso
la cuchara de plata -protegida
tantos cigarrillos apagados en la leche
y así

                parece que queda mucho para la demolición final
en lo alto
cuando se vuelve a bajar y se está en lo más alto:

inhalar un poco -es sólo un orificio (otro orificio)
de aquello que me das

 

ζ

Nicole Vera es Licenciada en Artes de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, gestora cultural, pintora y poeta. Como artista plástica ha participado de muestras colectivas e individuales en Bolivia, México y Londres. Ha publicado hasta la fecha tres libros de poesía. Curadora de diversas exhibiciones de arte moderno en centros culturales cruceños.

 

1

Un día despertaré al otro lado de la cerca

libre de la estela de las palabras

y entonces será a mí a quien pregunten

qué es lo que vengo a hacer de los sueños

por qué hace espuma mi voz

por qué los pájaros me buscan el ombligo

Un día dejaré de andar a tientas

y atontada de viento

despertaré cayendo en un aguacero inédito

para erosionar las rocas

y entonces será a mí a quien pregunten cómo es que soy, aquí

ahora.

 

 

4

Y no vendrá por mi ninguna canción

porque las desangré

en un sueño tan hondo que empapó la tierra

humedal

en el que me beso desde otras bocas

aunque luego la farsa se me escape entre los dientes

aunque mañana vuelva a ver que nada se ha movido

aunque sepa que soy yo, no el amor

quien frutece

en los manglares

 

 

5

Sueño dentro un sueño que me sacudo para despertarme

para salir de esta tierra azul que cede

¡Vamos mujer que el afuera espera ansioso!

¿Pero qué?

si no llevo más que un miedo húmedo

y lo que no soy que se agiganta

No hay nada que llevar de aquí que sirva

todo delirio es tardío

y se va

y sigue

y mengua

porque al final siempre mengua

al final.

 

ζ

Paola R. Senseve T. (Bolivia, 1987). Escritora, artista, profesora y gestora cultural. Ha publicado Vaginario (2008, La Hoguera) ganador del II Premio Nacional de Escritores Nóveles de la Cámara del Libro y Petrobrás; Soy dios (2011, La Hoguera) ganador del Premio Nacional de Literatura Santa Cruz de la Sierra; Ego (2014, Ediciones Liliputienses, España) y Codex Corpus (2020, Editorial 3600) ganador del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2019. Máster en Escritura Creativa por la Universidad de Nueva York.

 

1.

es invierno acá,
y por lo tanto,
es invierno en todos lados
donde de pie un árbol
acune una gota
y la deposite en el centro de la tierra

/ es invierno acá y por lo tanto es invierno en todos lados donde de pie un árbol acune una gota y la deposite en el centro de la tierra /

 

 

2.

la gota que cuelga
de la rama

de hoja desnuda
de rama

invencible de invierno

la rama

que levemente tuerce su voluntad

por el peso
de la perseverancia

del agua

/ la gota que cuelga de la rama de hoja desnuda de rama invencible de invierno la rama que levemente tuerce su voluntad por el peso de la perseverancia del agua /

 

 

5.

Nos curva el so l

como a los árboles

Nos curva el viento

-Nos curva

con suavida d-

como con un simulacro

de ternura

Aunque nada haya más

definitivo que el código brutal

desplegado en nuestras semillas

ninguna corteza es igua l

a otra

Ostentamos las más

profundas cicatrices

como un sello que nos

traspasa más allá

de lo que puede la volunta d

Un árbol se sabe especia l

pero jamás único

 

ζ

Milenka Torrico (Cochabamba, 1987). Estudió Ciencias Jurídicas, Literatura y Estudios Editoriales. Escribió Preview (La Paz: Yerba Mala Cartonera, 2009 y México D.F.: Literal, 2015); La piedra y la sal (Santiago de Chile: Desbordes, 2019); y Un beso de niños ciegos (Bogotá: Preciosas ridículas Editoras, 2019). Ganó el concurso de poesía «Blanca Wiethüchter» de la Universidad Simón I. Patiño (2010). Actualmente se desempeña como editora y correctora de textos.

 

Starry-eyed

Siempre en busca de algo dulce

que marque cero en los nutrition facts.

Siempre en busca de algo rosa

que diga cero en la etiqueta

Siempre en busca de algo suave

que ponga en cero la tensión

                                             de resistirse al siguiente año

                                             de enfrentarse a las arrugas

                                             de oponerse al cansancio

y sonreír

con la explosión del flash, del gloss, del tul y del glitter

que alguna vez fuiste.

 

 

Señorita V.I.P.

Me dices que te hable sobre mi vida.

Yo te propongo un poema sobre la locura.

 Martha Kornblith

La niña que a los trece ha enloquecido a la escuela

soy yo

la que entiende de elegancia

la que sabe de andares sociales y artísticos

la que conoce de tendencias y de maquillaje

la que gana las olimpiadas de álgebra

la que sabe de historia

la que corrige la ortografía y la sintaxis del resto

y a quien el resto pregunta el significado de las palabras

la que maneja su dormitorio como área platinium

y su email y su número telefónico son top secret

la que no hace amigas, las elige

la que organiza pijamadas con exclusive pass

la que le dice no al míster verano

la que se queda con el solista en el ballet

y el protagónico en la obra de teatro

la que causó conmoción al marcharse de la ciudad

 

 

Quiero escribirle a mi amigo 

un poema hermoso y transparente 

como un cuerpo de medusa 

Mis amigos son medusas tendidas en la playa

sus pétalos ciegos y eléctricos
sus corazones mudos
se entregan a la fluorescencia de otras estelas

amaron la miseria de la espuma 

amaron la irracionalidad de la espuma 

Mis amigos son medusas arrojadas a tierra

pidiendo garras
para trepar, para alcanzar la vía láctea

pidiendo amorosas lenguas

para beber tanta belleza

como animales absurdos 

como animales furiosos 

Mis amigos son medusas que han amanecido en la arena

sus cuerpos de flor incomprensible
se abren hacia siempre y siempre es un lugar
en el que habitan las estrellas del verano

les crecen ojos para mirar su muerte 

les crecen ojos para que yo los cierre. 

 

ζ

 

Verónica Delgadillo Vargas nacida en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Comunicadora Social de profesión, poeta por destino. Colaboradora en revistas literarias de circulación nacional e internacional. Ha participado en publicaciones, antologías y festivales literarios en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Grecia, India, México, Perú y Venezuela. Obras publicadas: Las tejas de Job (2013), Mención de Honor en el Premio Nacional Yolanda Bedregal 2012, Ausencia del árbol (2018) y 37 armónicos para una fuga (2020), 2do Lugar en el Premio Nacional de Literatura Franz Tamayo 2019, Categoría Poesía.

La máscara que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la serie Legado de razas,
modelado en caolín, horneada a leña,

del escultor ceramista ©Mauricio D’ Amico

 

año 4 ǀ núm. 20 ǀ julio – agosto – sept 2024
Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , Last modified: agosto 4, 2024

Morir es un país que amabas

Poesía y memoria por nuestros líderes y lideresas sociales

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978-1-950474-25-7

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Este permanecer en la tierra

AUTOR

Angélica Hoyos Guzmán

 

ISBN

978-1-950474-82-0

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La fugacidad del instante

AUTOR

Miguel Falquez-Certain

 

ISBN

978-958-52674-5-9

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Mudar el mundo

AUTOR

Ana Gandini

ISBN

978-987-86-6012-7

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ARS $10.000

El guardián de la colmena

AUTOR

Leandro Frígoli

ISBN

978-987-88-0285-5

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El diario inédito del filósofo
vienés Ludwig Wittgenstein

Le Journal Inédit Du PhilosopheViennois Ludwing Wittgenstein

AUTOR

Fredy Yezzed

ISBN

978-1-950474-10-3

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Fragmentos fantásticos

AUTOR

Miguel Ángel Bustos

ISBN

978-958-52096-8-8

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El bostezo de la mosca azul

Antología poética 1968-2019

AUTOR

Álvaro Miranda

ISBN

978-958-52793-5-3

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Agotado

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Geografía de los amantes del Sur

AUTOR

Mónica Viviana Mora

ISBN

978-958-53033-2-4

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Geografía de los amantes del Sur

AUTOR

Mónica Viviana Mora

ISBN

978-958-53033-2-4

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Yo vengo a ofrecer mi poema

Antología de resistencia

SELECCIÓN & CURADURÍA 

Fredy Yezzed, Stefhany Rojas Wagner

y Eduardo Bechara Navratilova

ISBN

978-958-53033-3-1

PRECIO ARGERTINA 

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El inmortal

AUTOR

John Galán Casanova

ISBN

978-95853-39439

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Las voces de la tierra

AUTOR

Yanet Vargas Muñoz

ISBN

978-958-49-3124-5

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Lo que se desvanece

AUTOR

Luis Camilo Dorado Ramírez

ISBN

978-958-53394-8-0

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Por el ojo del pincel

AUTOR

Mónica Fazzini

 

ISBN

978-987-86-5317-4

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