Mónica Fazzini
Vidala de las mujeres vivas
¿Qué hiciste de mi mar?
Lo agitaste como si fuera un mantel mal extendido.
Amputada, quizás muerta, seguiré avivando palabras.
Anidarán, morderán, remorderán.
Ya no seremos resta.
El lado oculto de la cebolla
[trailer oficial]
―Yo no soy de las que necesitan cortar
cebolla para llorar ―dijo la corpulenta
Mariela, sin abandonar la percusión de
la cuchilla sobre la tabla.
ELDA MASCÓ,
Los crímenes de Mariela
¿Observó en el espejo su rostro?
¿Sabe de la belleza?
¿De la transparencia de sus polleras?
¿Le duelen
………………..los cortes?
¿Y la quemadura caliente
………………………………………………de aceite?
¿La crispa su propio olor?
¿Necesita nuestras lágrimas?
………………………………………..¿Tiene penas?
¿Llora?
Inventario del asombro
Me enseñó a entrar en la gota de rocío,
a embadurnarme con los óleos frescos del atardecer,
a buscar acuarelas sobre las ondas del Río de la Plata,
a recibir en el centro del pecho el lamento del barco
abandonado y la inquietud de los puertos,
a temblar con el nerviosismo del colibrí
y la brevedad de las mariposas,
a enlazar estrellas, rebaños de ovejas, caballos
y rostros robados a las nubes,
a llevar en los ojos la luna anaranjada
que capturamos en el mar, la piedrita azul,
el caracol a rayas, un ciervo, una libélula,
la cebolla turgente o dorada,
la seducción de las frutas maduras.
Mi madre despertó el fuego,
sembró un éxtasis en la sangre
…………………………………………………….y partió.
Cazadores de almejas
De niños fuimos primitivos cazadores de almejas. Asomaban como ofrenda, de cuando en cuando. Corríamos. Se nos escabullían. La musculatura de sus lenguas las volvía ágiles al momento de huir. Las olas las ayudaban a penetrar la arena con una rapidez insólita. Las perseguíamos. Al buscarlas cavando pozos, sin el menor sesgo de piedad, nos herían las manos. Era su legítima defensa.
Hoy las vi inmóviles o muy lerdas, como nosotros en estos tiempos: de una mansedumbre casi suicida.
Buenos Aires, 2018
Kandinsky toma las calles
No hay quietud. La belleza del caos nos atrapa. La euforia de color acuchillada, como diciendo que la felicidad no puede ser total o no existe. Se entrevé cuando atraviesan las lanzas ―o tras las rejas―.
Y en el mercadeo, collar Kandinsky, pulsera Kandinsky, bolsos Kandinsky, sábanas Kandinsky, cortina de baño Kandinsky. ¿Lo vano? ¿La evocación irreverente? ¿El arte trenzado en la vida cotidiana?
Así, por el agujero de la cerradura, admiro a mi vecina, hecha una verdadera obra de arte.
Textos tomados del libro Por el ojo del pincel. Buenos Aires, Abisinia Editorial, 2020.
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Mónica Fazzini nació en Buenos Aires, Argentina. Es poeta, escritora, letrista y ceramista. Es Licenciada en Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía Por el ojo del pincel (Abisinia Editorial, Buenos Aires, 2020), ¡Ay, mi amor! (Buenos Aires, 2020), De la velocidad de un pájaro (Buenos Aires, 2018), el libro de relatos El insight del Diablo (Junín, 2013) con el que obtuvo el Primer Premio Otras Narrativas del Concurso Junín País 2012, y lanzó, junto a Máximo Blostein, el CD Frutos Rojos –tangos cosecha 2015– (Buenos Aires, 2016) y el CD Frutos Rojos II –tangos cosecha 2019– (Buenos Aires, 2020) auspiciados por la Academia Nacional del Tango bajo el sello Discos Río de La Plata.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de la obra El pez grande se come al chico, acrílico sobre tela, cuadro original de Darío Fazzini © 2020, Herederos Darío Fazzini.