Luciana Carolina García Barraza
Se reunieron los jurados internacionales María Teresa Andruetto de Argentina, Luz Helena Cordero Villamizar de Colombia y Benjamín León de Chile desde Unquillo, Córdoba (Argentina), Bucaramanga (Colombia) y La Serena (Chile), respectivamente, para honrar la calidad literaria del libro titulado Pero nunca fue mi corazón más lúcido que en este instante perteneciente a Luciana Carolina García Barraza (Tucumán, Argentina 1996), mención honorifica del I Premio Internacional Miguel Ángel Bustos. Tenemos el gusto de compartir en este número un puñado de poemas de este libro.
1.
dentro de mi bolsillo una mosca muy pequeña se desangra. Mientras espero los resultados -esperar es un decir, palabra hipócrita- presiono con mis dedos el cuerpo viscoso de la mosca. Imagino sus alas ahora impotentes, sus ojos múltiples desperdigados por las costuras. En estos momentos, dios me parece un animal sucio, desesperante; predecible.
2.
los labios carnosos de la doctora que se mueven, se mojan, se resquebrajan. Dos peces bordó sacudiéndose con su última pulsión de vida o de muerte. (Más bien, terracota). La mosca es ya una pasta, verde o violeta, que se desliza por mis dedos: su muerte ha culminado. Nadie en el mundo me conoce esta faceta.
3.
tu realidad es también psíquica, dice ella. Que tiene diversos colores, texturas y secretos parcialmente indescifrables. Lo que es yo, llena de insectos. Como un aljibe, cuyo pozo abarca toda oscuridad posible. Recordá esto: llená tu balde de objetos pesados, llenalo y que no flote, que se hunda y no veás aquello que quiere desahogarse.
4.
imagino una bitácora de mi mente supurando. Agarrada de los dientes para no caer al vacío, es la que más sufre. Todo estará bien, dice ella. Soy un objeto indeterminado pululando en los consultorios, un ejercicio simple cuyos índices de resolución sin embargo tienden a imposible. Los resultados estarán bien, dice ella. Pero no dejan de crecer uñas dentro de mis sienes, uñas de esmalte descascarado.
5.
un hombre que hace preguntas en un cuarto ficticio, con paredes de cartón, en el enorme edificio de la obra social. Afuera llueve, la humedad agrieta la vieja pintura de la habitación, recuerdo a mi abuela muerta y maquillada. He decidido empezar porque estaba muy triste, le digo. Aparte de uñas, las manos están lastimadas, como si hubieran reposado en agua hervida. La poesía asesina cosas que ya estaban muertas, no hay nada por hacer.
6.
ella también estaba loca. Han sido diez años que no salió de la cama. (La realidad es impenetrable si no querés lastimarte). Toda poesía que se pueda escribir remite a una conversación trascendental que no hemos tenido, con una parienta loca, desfalleciente, en una casa de machimbre, al este de la ciudad, en un día terriblemente caluroso.
7.
la luz de la sala de espera, imperturbable (hubiera preferido que titile). La mosca es sólo polvo, su palabra primera le es inadecuada. Admitir es madurar el lenguaje, volverlo real. Por eso, cargá tu balde: horrores crónicos, desilusiones, eso trascendental que ignoraste. Que se hunda en el aljibe. Por dios no vuelvas a inventar lo que has olvidado!
Luciana Carolina García Barraza. Nació en 1996 en Tucumán, Argentina. Es Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Tucumán. Ha publicado los libros Broza (2018) y el tríptico Habla la perdida (2021) que incluye los poemarios La casa de los gallos, Habla la perdida e Iluminación de la sangre. Ha publicado en plaquetas, fanzines, y antologías, entre ellos: Búscame otra vez (2021), Cartón de Poesía (2020), Tucumán escribe (2019), Pesadillas Políticas (2019), Abya Yala (2018) y Salí Dulce (2018). Ha sido becaria del DAAD (2020) para realizar cursos de Lengua y Cultura alemanas en el Institut für Internationale Kommunikation e.V. (IIK) de Berlín. Integra la antología Poetas argentinas (1981-2000), con selección y edición a cargo de la poeta Elena Anníbali.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del artista español © Juan Carlos Mestre