Jotamario Arbeláez
En las elogiosas palabras de Felipe Ossa, Director de la Librería Nacional, Mi reino por este mundo. Los poemas de la vida (Cali, 2021) de Jotamario Arbeláez «es la recopilación de la obra poética de un autor, que ha sabido incursionar en la poesía, utilizando la herramienta del lenguaje, con enorme capacidad creativa. Con audacia y singularidad. Escribir versos es una cosa. Pero profundizar, ahondar en el espíritu de la auténtica poesía, es algo que sólo alcanzan los espíritus tocados por la gracia de Apolo». Tenemos el gusto de presentar de dicho libro una muestra representativa, en edición bilingüe español-italiano, gracias al poeta Emilio Coco.
Antepasados
Mis antepasados entraron a sangre y fuego en América conquistando y arrasando
Mis antepasados se defendieron con los dientes de esta invasión de bárbaros
Mis antepasados buscaban el oro para cuadrar las arcas de sus monarcas y saciar sus propias sedes
Mis antepasados ocultaron el oro de sus ritos al sol bajo tierra y bajo las aguas
Mis antepasados nos robaron la tierra
Mis antepasados no pudieron recuperarla
Cómo siento en el alma no haber estado en el cuerpo de mis antepasados
¿De parte de cuál de mis antepasados me pondré contra cuáles?
Antenati
I miei antenati entrarono nell’America conquistando e mettendo tutto a ferro e a fuoco
I mie antenati si difesero con i denti da questa invasione di barbari
I miei antenati cercavano l’oro per far quadrare i forzieri dei loro monarchi e saziare la loro stessa sete
I miei antenati nascosero l’oro dei loro riti al sole sottoterra e sotto le acque
I miei antenati ci rubarono la terra
I miei antenati non poterono recuperarla
Come mi dispiace profondamente di non essere stato nel corpo dei miei antenati
Da parte di quali antenati mi metterò contro quali?
Poema de invierno
Llovió toda mi infancia.
Las mujeres altas de la familia
aleteaban entre los alambres
descolgando la ropa. Y achicando
hacia el patio
el agua que oleaba a los cuartos.
Aparábamos las goteras del techo
colocando platones y bacinillas
que vaciábamos al sifón cuando desbordaban.
Andábamos descalzos remangados los pantalones,
los zapatos de todos amparados en la repisa.
Madre volaba con un plástico hacia la sala
para cubrir la enciclopedia.
Atravesaba los tejados la luz de los rayos.
A la sombra del palo de agua
colocaba mi abuela un cabo de vela
y sus rezos no dejaban que se apagara.
Se iba la luz toda la noche.
Tuve la dicha de un impermeable de hule
que me cosió mi padre
para poder ir a la escuela
sin mojar los cuadernos.
Acababa zapatos con sólo ponérmelos.
Un día salió el sol.
Ya mi padre había muerto.
Poesia d’inverno
Piovve tutta la mia infanzia.
Le donne alte della famiglia
si affaccendavano tra i fili di ferro
a togliere i panni. E accantonando
verso il cortile
l’acqua che inondava le stanze.
Tappavamo le infiltrazioni dal tetto
collocando grossi piatti e bacinelle
che svuotavamo nel sifone quando traboccavano.
Andavamo scalzi con i pantaloni rimboccati,
le scarpe di tutti al riparo sulla mensola.
Mia madre volava con un telo di plastica versa la sala
per coprire l’enciclopedia.
Attraversava le tegole la luce dei fulmini.
Al riparo dell’acquazzone
metteva mia nonna un pezzo di candela
e le sue preghiere non la facevano spegnere.
Se ne andava la luce tutta la notte.
Ebbi la fortuna di un impermeabile di tela cerata
che mi aveva cucito mio padre
per poter andare a scuola
senza bagnare i quaderni.
Consumavo le scarpe al solo mettermele.
Un giorno uscì il sole.
Mio padre era già morto.
El profeta en su casa
Vivo en un barrio obrero, en una casa vieja, en pantuflas,
y sobre la misma mesa donde mi padre por las noches
corta los pantalones que ha de entregar al otro día
para que los nueve que somos quepamos en el comedor,
para que el techo no se desplome por las lluvias,
para que en nuestros pies brille el betún de la decencia,
escribo mis poemas herméticos, trastorno la gramática,
me doy en poseer un mundo que no tengo,
leo a Paul Valéry y a Tristan Tzara.
Esta mesa donde mi padre ha parido tantos pantalones de paño
ha sentido sobre su lomo también correr mis palabras absurdas,
desde cuando él se iluminaba con una lámpara Coleman
hasta ahora que yo la profano con mis babas intelectuales.
Entre sus patas se levantó mi infancia
contemplando a mi padre en el billar de su trabajo
con tantas ilusiones puestas en mí cuando creciera.
Mi educación fue pagada con panes
que el tiempo multiplicaría.
Pero crecí para la indiferencia, para el ocioso sol, para los sueños.
Sólo las piernas del amor, sólo las copas de la risa,
en los colchones del nihilismo perdí las plumas de mi vuelo.
Escribo mis poemas herméticos, pero de vez en cuando pienso.
Pienso, por ejemplo, que esto debe cambiar.
Que debemos sonreír todos de la sala hasta la cocina,
estar del lado de la vida como las matas de los tarros,
cantar victoria bajo la ducha de las mañanas esplendentes.
Que mis hermanas no se avergüencen cuando en la calle les preguntan:
Qué está haciendo ahora su hermano?
Cuándo se va a afeitar la barba?
Si es tan inteligente ¿por qué no trabaja en un banco?
Pero el diablo me hizo poeta para que ardiera en plena vida.
Los buses pasan veloces rumbo a la guerra del día
levantando una polvareda bestial que penetra en la casa
por las ventanas, por el techo, por las hendijas de la puerta,
dejando rucio el hermetismo de mis poemas y lecturas.
Estornudo como un buen burgués que se ha resfriado en los montes alpinos.
Blasfemo entonces y en bata de baño salgo a la calle a descansar
y veo muchos niños descalzos con coladores de café
persiguiendo a las mariposas que el invierno ha mandado adelante,
y veo al perro corriendo detrás de las motocicletas
o levantando la pata contra los hidrantes resecos,
y veo muchos hombres con palas cavando surcos en la calle
para sembrar alcantarillas más modernas y poderosas.
La señora que aplica las inyecciones pasa con su maletín descosido
y me saluda buenas tardes joven cómo está mamá
y mi mamá cante que cante en la cocina frente a una pila de platos
o frente a mis camisas sucias que aún acaricia con ternura.
Un niño se acerca a la puerta a decirme que le venda un helado
atraído por el aviso que clavó Estrella en la ventana.
Yo le digo que la nevera está dañada
(en realidad me da mucha pereza venderlo).
Y el niño se marcha con su cabecita pelada
recibiendo el yoyo del sol que sube y baja en el firmamento
y una pelota de caucho que le lanzan desde la otra cuadra.
¿Cómo encontrar palabras que digan algo que no es algo?
En la esquina varios obreros pulen zapatos en un torno
y por sus pechos sin camisa rueda el sudor de la alegría,
y me provoca ir a sentarme junto a ellos a oírles hablar
de sus cosas particulares, de sus familias, del engrudo
de los campeones de box, de las chicas del «Tunjo de Oro».
Pero me da miedo aburrirlos, sé además que me tienen bronca
pues piensan que soy un inútil y un haragán de siete suelas.
La muchachita que trabaja en el almacén Sears, estudia inglés
y usa una falda roja demasiado ceñida para su edad
sale a esperar el bus apresuradamente y me sonríe
como si ya estuviera muerto.
………………………………………..De la carpintería
emerge el olor de la cola, virutas vuelan por el aire,
canta la sierra circular construyendo pupitres.
Hay tantas cosas para mirar en esta calle,
los nidos en las cuerdas de la luz, la rata
muerta desde el sábado entre periódicos del viernes,
el tendero dormitando bajo su parasol
con el bigote bombardeado por los moscos,
el albañil poniendo tejas en la casa nueva
y gritándole al ayudante que le suba el martillo,
en este ambiente es imposible ser un poeta hermético, digo,
qué clase de poeta soy yo que me emociono con la vida,
calzo mis arrastraderas y me entro a acostar
porque no demoran en salir de la escuela los niños con sus caucheras.
Il profeta in casa sua
Vivo in un quartiere popolare, in una casa vecchia, in pantofole,
e sullo stesso tavolo dove mio padre di notte
taglia i pantaloni che deve consegnare il giorno dopo
perché tutti e nove possiamo trovare posto nella sala da pranzo,
perché il tetto non crolli per le piogge,
perché sui nostri piedi brilli il lucido della decenza,
scrivo le mie poesie ermetiche, scombussolo la grammatica,
mi ostino a possedere un mondo che non ho,
leggo Paul Valéry e Tristan Tzara.
Questo tavolo dove mio padre ha partorito pantaloni di panno
ha sentito sul suo dorso scorrere anche le mie parole assurde
da quando lui si faceva luce con una lampada Coleman
fino ad ora che lo profano con le mie bave intellettuali.
Tra i suoi piedi si alzò la mia infanzia
a contemplare mio padre sul biliardo del suo lavoro
con tante illusioni poste su di me quando sarei cresciuto.
La mia educazione fu pagata con pani
che il tempo avrebbe moltiplicato.
Ma crebbi per l’indifferenza, per l’ozioso sole, per i sogni.
Solo le gambe dell’amore, solo le coppe del sorriso,
sui materassi del nichilismo persi le piume del mio volo.
Scrivo le mie poesie ermetiche, ma ogni tanto penso.
Penso, per esempio, che così non può durare.
Che dobbiamo sorridere tutti dalla sala alla cucina,
essere abbarbicati alla vita come l’edera al tronco,
cantare vittoria sotto la doccia le mattine piene di sole.
E che le mie sorelle non si vergognino quando per strada chiedono:
Che sta facendo adesso vostro fratello?
Quando si farà la barba?
Se è così intelligente, perché non lavora in una banca?
Ma il diavolo mi ha fatto poeta perché ardessi in piena vita.
Gli autobus passano veloci diretti alla guerra del giorno
sollevando un polverone bestiale che penetra nella casa
dalla finestra, dal tetto, dalle fessure della porta,
facendo diventare bianchiccio l’ermetismo delle mie poesie e letture.
Starnutisco come un buon borghese che si è raffreddato sui monti alpini.
Bestemmio allora e con l’accappatoio esco nella strada a riposare
e vedo molti bambini scalzi con i colini del caffè
che inseguono le farfalle che l’inverno ha mandato avanti,
e vedo il cane che corre dietro le motociclette
o che alza la zampa contro gli idranti prosciugati,
e vedo molti uomini con le pale che scavano solchi nella strada
per seminare fogne più moderne e potenti.
La signora che fa le iniezioni passa con la sua valigetta scucita
e mi saluta buon pomeriggio giovanotto come sta sua madre
e mia madre a cantare e cantare nella cucina di fronte a una pila di piatti
o di fronte alle mie camicie sporche che accarezza teneramente.
Un bambino si avvicina alla porta a dirmi di vendergli un gelato
attratto dal cartello che aveva messo Estrella alla finestra.
Io gli dico che il frigorifero è rotto
(veramente non ho alcuna voglia di venderlo).
E il bambino se ne va con la sua testolina pelata
ricevendo lo yo-yo del sole che sale e scende nel firmamento
e una palla di gomma che gli lanciano dall’altro isolato.
Come trovare le parole che dicano qualcosa che non è qualcosa?
All’angolo vari operai lustrano le scarpe a un tornio
e dai loro petti senza camicia ruzzola il sudore della gioia,
e mi spinge ad andare a sedermi vicino a loro per sentirli parlare
delle loro cose private, della famiglia, della colla di amido,
dei campioni di box, delle ragazze del «Tunjo de Oro».
Ma ho paura di annoiarli, so del resto che ce l’hanno con me
perché pensano che sono un inetto e un fannullone patentato.
La ragazza che lavora ai magazzini Sears, studia inglese
e usa una gonna troppo attillata per la sua età
esce in fretta ad aspettare l’autobus e mi sorride
come se fossi già morto.
………………………………………..Dalla falegnameria
salta fuori l’odore della colla, volano in aria i trucioli,
canta la sega circolare nel costruire i banchi.
Ci sono tante cose da guardare in questa strada,
i nidi sui cavi della luce, il topo
morto da sabato tra i giornali di venerdì,
il bottegaio che sonnecchia sotto l’ombrellone
coi baffi bombardati dalle zanzare,
il muratore che mette le tegole sulla casa nuova
e che grida al manovale di portargli su il martello,
in quest’ambiente è impossibile essere un poeta ermetico, dico,
che razza di poeta sono io che mi emoziono con la vita,
trascino le ciabatte ed entro a dormire
perché fra poco usciranno i bambini dalla scuola con le loro fionde.
Reflejos de familia
Esta mañana se quebró el espejo de la cómoda donde siete generaciones de Arbeláez se miraron la malacara
y arreglaron el moño de la cabeza y anudaron el pomo de la corbata
y alisaron el pelo y apretaron la faja y aplicaron al cutis alguna crema
y se dieron el visto bueno
para salir de galanteo o a sus puestos de matarifes
o a pasear por el parque del cementerio
o a ponerse a las órdenes del general Uribe para marchar a piedra contra el conservatismo fortificado
o a sus bufetes o a sus tiendas
de comerciantes del calzado o a sus parroquias porque curas
también los hubo y muy famosos o a su mesa de sastrería
como mi padre
iniciado en el despedace de los paños León & Campana que en ese entonces entraban libremente al
país procedentes del Reino Unido
para delicia de los filipichines.
Mi padre había heredado la cómoda.
En el espejo de esa cómoda mis hermanos y yo aprendimos los tics de los bisabuelos
y el aire de familia que nos une lo tomamos sin duda del mismo pozo
al que ya comenzaban a asomarse con peligro los nacientes retoños de mis hermanas
sedientos sobrinitos de integrarse a la tradición
heredando la malacara
del primer Arbeláez que pisó el golfo de Urabá con el mueble en su carabela.
Lo quebraron de un balonazo.
Riflessi di familia
Questa mattina si è rotto lo specchio del comò dove sette generazioni di Arbeláez guardarono la
loro brutta cera
e si aggiustarono la crocchia e si fecero il nodo alla cravatta
e si pettinarono i capelli e si strinsero la fascia e spalmarono sulla cute qualche crema
e si diedero il nullaosta
per farsi corteggiare o recarsi alla loro bancarella di macellaio
o per passeggiare nel parco del cimitero
o per mettersi agli ordini del generale Uribe e marciare compatti contro il conservatorismo fortificato
o nei loro uffici e nei loro negozi
di commercianti di scarpe o nelle loro parrocchie perché sacerdoti
pure ci sono stati e molto famosi o al tavolo della sartoria
come mio padre
specialista nel taglio dei panni León & Campana che a quel tempo entravano liberamente nel paese
procedenti dal Regno Unito,
facendo la delizia dei gagà.
Mio padre aveva ereditato il comò.
Nello specchio di quel comò io e i miei fratelli apprendemmo i tic dei bisnonni
e l’aria di famiglia che ci unisce la prendemmo senz’altro dallo stesso pozzo
dove già cominciavano ad affacciarsi pericolosamente i nascenti pargoletti delle mie sorelle
nipotini smaniosi di inserirsi nella tradizione
ereditando la brutta cera
del primo Arbeláez che mise piede nel golfo di Urabá col mobile nella sua caravella.
Lo ruppero con una pallonata.
La lectura en tinieblas
Mi padre no me dejaba leer la Biblia
ni el Manifiesto Comunista
para que no gastara la poca luz
que podía pagar para la casa.
Me quitaba el bombillo y dormía con él bajo la almohada
remordiéndole la conciencia
pero al pie de la cama de mi cuarto también roncaba la nevera
e instalado a los pies de mi cama con la nevera abierta
leía de la medianoche a los gallos
de la crucifixión de San Pedro en Listra
y de la pasada por la espada de Santiago en los Hechos de los Apóstoles,
de las tribulaciones de Panait Istrati,
las duras prisiones de Nazim Hikmet
y las torturas de Julius Fucik en su reportaje al pie del patíbulo,
hasta que se me helaban los huesos.
La lettura nelle tenebre
Mio padre non mi lasciava leggere la Bibbia
né il Manifesto Comunista
perché non consumassi la poca luce
che poteva pagare per la casa.
Mi toglieva la lampadina e dormiva mettendosela sotto il cuscino
e gli rimordeva la coscienza
ma ai piedi del letto della mia cameretta russava anche il frigorifero
e mettendomi sulla sponda del letto con il frigorifero aperto
leggevo dalla mezzanotte al primo canto del gallo
la crocifissione di San Pietro a testa in giù,
la lapidazione di Paolo a Listra
San Giacomo trapassato dalla spada negli Atti degli Apostoli,
le tribolazioni di Panait Istrati,
le dure prigioni di Nazim Hikmet
e le torture di Julius Fucik nel suo reportage ai piedi del patibolo,
finché non mi si gelavano le ossa.
Paño de lágrimas
Padre
Con esta mano que me diste
Bendigo el mundo que me diste
Gracias te doy por la obra de tus manos
Y por la obra de tu amor
Desde mi nacimiento no tuvo paz tu pie sobre los pedales
Y la música de tu máquina de coser arrulló mi infancia
Y te debo no sólo el ánima que ambula con sus tejidos corporales
Sino el ropero que me has hecho
Soy un hombre de paño gracias a tus desvelos
De ti heredo la talla y el modo de amarrarme los pantalones
Tú me diste las primeras puntadas de mi amor por la poesía
Brindo por ti con un dedal de vino
Un solo metro inacabable
es tu bondad
Tus reglas siempre rectas
fueron dóciles
Con tu tiza también se escriben
páginas en la humilde historia
Traspasando una aguja entrarás al Reino
más veloz que ningún camello
No perdemos el hilo de tu cariño
Nos unimos alrededor de tus tijeras
Panno di lacrime
Padre
Con questa mano che mi desti
Benedico il mondo che mi desti
Ti ringrazio per l’opera delle tue mani
E per l’opera del tuo amore
Fin dalla mia nascita non ebbe pace il tuo piede sui pedali
E la musica della tua macchina da cucire cullò la mia infanzia
E ti devo non solo l’anima che cammina con i suoi tessuti corporali
Ma anche il vestiario che mi hai fatto
Sono un uomo di panno grazie ai tuoi sacrifici
Da te eredito la taglia e il modo di cingermi i pantaloni
Tu mi desti i primi punti del mio amore per la poesia
Brindo a te con un ditale di vino
Un solo metro interminabile
è la tua bontà
Le tue righe sempre rette
sono state docili
Col tuo gesso anche si scrivono
pagine nell’umile storia
Passando attraverso un ago entrerai nel Regno
più veloce di ogni altro cammello
Non perdiamo il filo del tuo affetto
Ci uniamo intorno alle tue forbici.
Pompas fúnebres
Enterró a su abuela como pudo, con amor, con modestia, con pobres recursos.
En ese tiempo ganaba poco dinero; no había querido terminar sus estudios.
Enterró a su padre con toda la pompa, estrenando vestido, con misa cantada.
Lo habían ascendido en su empleo; le hicieron un préstamo.
Enterró a su madre con un funeral tan solemne
que el cortejo colmó varias cuadras
y las flores no cupieron en el cementerio.
Los tiempos habían cambiado; ahora manejaba el negocio.
Enterró a su amigo del alma en su suelo nativo; fletó dos aviones
que llevaron al sitio cadáver y deudos.
Se había vuelto persona importante: tenía crédito en todos los bancos.
Enterró a la mujer de su vida en un gran mausoleo
custodiada a los cuatro horizontes por un mármol de arcángeles.
La Fortuna le había sonreído; marchaban las cosas.
Murió pobre, de golpe. Liquidada la empresa lo habían despedido.
Los ahorros de toda su vida había dilapidado en entierros.
Hoy reposa en la tumba contigua
a la tumba que ocupa su abuela.
Pompe funebri
Seppellì sua nonna come meglio poté, con amore, con modestia, con poveri mezzi.
A quel tempo guadagnava pochi soldi; non aveva voluto finire i suoi studi.
Seppellì suo padre con grande pompa, in abiti nuovi, con messa cantata.
Lo avevano promosso nel suo impiego; gli fecero un prestito.
Seppellì sua madre con un funerale così solenne
che il corteo riempì diversi isolati
e i fiori non entrarono nel cimitero.
I tempi erano cambiati; adesso era un uomo d’affari.
Seppellì l’amico del cuore nella sua terra natia; noleggiò due aerei
che portarono nel posto cadavere e congiunti.
Era diventato una persona importante: tutte le banche gli facevano credito.
Seppellì la donna della sua vita in un grande mausoleo
vegliata a perdita d’occhio da un marmo di arcangeli.
La Fortuna gli aveva arriso; le cose andavano bene.
Morì povero, all’improvviso. Liquidata l’impresa, lo avevano licenziato.
I risparmi di tutta la sua vita li aveva dilapidati in sepolture.
Oggi riposa nella tomba attigua
alla tomba che occupa sua nonna.
De Mi reino por este mundo. Los poemas de la vida,
Universidad del Valle – Programa Editorial, Cali, 2021.
Traducción al italiano de Emilio Coco.
Jotamario Arbeláez nació en Cali (Colombia) en 1940. Fue uno de los fundadores del Nadaísmo en 1958. En su primer libro de poemas El profeta en su casa (1966) se percibe la ironía y mordacidad heredada de sus lecturas del surrealismo. Otras publicaciones Mi reino por este mundo (1981), Premio Nacional de Poesía Oveja Negra y Golpe de Dados; La casa de memoria (1995), Premio Nacional de Poesía Colcultura; El cuerpo de ella (1999), Premio Nacional de Poesía Distrito Especial; Paños menores (2006), Editorial Alforja, Premio Internacional de Poesía Valera Mora de la Fundación Rómulo Gallegos (2008). Universidad del Valle (2021) publica la versión definitiva, con poemas de 1960 a 2000, de Mi reino por este mundo. Es su residencia La montaña mágica, en Villa de Leyva, prepara una saga biográfica del nadaísmo y sus monjes en 12 tomos, Los días contados. Foto de autor: Miller Almario.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra
«Perra de Barreal»,
lapices acuarelables sobre papel pintado, año 2022,
de la artista © Alejandra Carabante