Fadir Delgado
En el entramado de la poesía de Fadir Delgado se mueven imágenes de desgarro que cuentan unos ojos rodando hacia el abismo. Es la vista, entonces, testigo y protagonista de historias en las que cruzan un circo en ruinas, una casa en medio del naufragio y la furia de los hospitales. Esos ojos incendiados hablan de trapecistas ciegos y enfermeras con los párpados tapados por la nieve. Sin concesiones, Fadir Delgado hace el recuento del espanto desde los reversos de una placidez que muchas veces es desidia y aparente calma, y entrega una catarata de imágenes contundentes: «Solo tienes la luz enjaulada», «Lo que diga está lleno de polvo», «intentamos hacer una casa en medio de las llamas», y habla «del dolor que se come a sí mismo». En suma, una obra vibrante, arrolladora, armada con los reversos del sosiego.
JORGE BOCCANERA
Esterilización
El niño busca la cicatriz por donde sacaron su cabeza
Cuando la encuentra
dibuja la cicatriz con un lapicero rojo en la pared
La madre
más tarde
sin saberlo
tendrá que limpiar su propia herida.
La trampa
La madre ve que en sus manos explota el cuerpo de un insecto
La madre atrapa el insecto
Lo atrapa con un pañuelo blanco
Los zumbidos le huelen a pólvora
Se pone en cuclillas sobre la silla como una bestia a punto de atacar
Los insectos no tienen dientes
pero la madre los acusa de masticar la cara de su hijo
La madre cierra la puerta
Ahora la habitación es una tumba de insectos
El niño grita
El grito huele a sudor
La habitación es un funeral
Hay un niño que llora a los insectos
La madre llora también
Los insectos no tienen dientes
Los insectos no tienen dientes
¿Alguien se lo puede decir a la madre?
¿Alguien puede tocar la puerta de la habitación?
Miren que ya comienza a crecer maleza alrededor de la cuna
Miren que una selva le ha entrado a esta noche
La madre enciende la luz
La luz es la trampa de los insectos
La luz es el niño
La trampa es el niño.
De La Temperatura exacta del miedo (Madrid, 2022)
Hada ciega
En la oscuridad alguien dice mi hijo
y la palabra hijo es un puño de espinas que se abre en la garganta
Abre la boca
ábrela bien
y vuelve a decir mi hijo
porque la palabra es agua que comienza a ahogarte los pies
Escarba el agua
quítate el cansancio del viaje pegado al cuerpo
y vuelve a decir mi hijo
mira que hijo no es cualquier filo
cualquier cuchillo
con él podrías cortar un relámpago
cortarme un relámpago
cortarle los ojos a un hada
Te lo pido:
Regálame el hada ciega
Pónmela en el pecho
No me digas de qué especie es
No me llames hada
No me digas el nombre de un pájaro
No clasifiques el vuelo
Déjame el hada
Pero llévate a tu hijo
Antes que la palabra te ahogue
Antes que sea cualquier filo
y no cortes nada con él
Llévate la palabra hijo
Ponle el nombre de un pájaro
Clasifícale el vuelo
Pero llévatela
Te lo pido:
Regálame el hada
Pónmela en el pecho
Hada ciega
Te lo pido:
En esta oscuridad
préstame tus ojos.
Cielo de soldadura
Jugamos a parir hijos de relámpagos
Los contábamos como insectos blancos
Desaparecían y se pegaban hasta volverse babas
Hasta ser luciérnagas sin cristales
Hasta darnos cuenta
que sólo habíamos parido cráneos de antiguos miedos
Aun así
dejamos atrás las escamas de la ciudad
La podredumbre de los mares que se la han muerto
El camino lo abrimos
Fue una filosa herida que nos cortó las manos
cuando decidimos reventarlo
y sacarle las entrañas
y sembrarle una raíz de gusanos de luz
Jugamos a comernos nuestros hijos
a cortar alas y tragarlas como cadáveres de hielo
Nos hicimos desperdicios de animales
Niños muertos
Perros aguardando un cielo de soldadura
Nos hicimos eternidad
árboles en un charco de luciérnagas.
De Lo que diga está lleno de polvo (Quito, 2018)
Amenaza de aborto
Esta sangre que baja por mis piernas
no pueden ser tus manos
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu cabeza
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu boca
Espera que abran la puerta del hospital
Agárrate fuerte
Espera que me salga algún dios de las palabras
que la luz del quirófano incendie los ojos
Dime que hay una cuerda
Dime que la ves
Dime que ya la encontraste
No es hora de salir
muchacho
Esta sangre no es tu cuerpo
Tienes que entenderlo
Es imposible
Las manos de tu madre no lograrán sostenerte
porque es imposible arrullar la sangre
Tienes que entenderlo
Si bajas te secarás como el musgo en las piedras
y mis manos no son piedras
Tienes que saberlo
Este no eres tú
No bajes
No golpees la puerta
Detente
Dejas algo importante
Olvidas
tu propio cuerpo.
El niño juega a ser sepulturero
Madre
he enterrado el tigre en el jardín
pero sus garras siguen afuera
¿qué hago?
Es imposible
poner
la oscuridad bajo tierra.
De Cama de hospital vista desde abajo (San José, 2021)
Fadir Delgado. Algunos de sus libros publicados son El último gesto del pez (2012), No es el agua que hierve (2019), Escritura del precipicio (2022), Lo que diga está lleno de polvo (2018), y La Temperatura exacta del miedo (2022), entre otros. Es además Premio Nacional de poesía de Colombia, 2023, otorgado por el Ministerio de Cultura de este país. Premio Internacional de poesía Tiflos de España 2020. Premio de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica, 2021. Fue finalista del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe de España, 2022, y del Juan Ramón Jiménez de Coral Gables, 2022 de EE.UU. Premio Distrital de poesía de Barranquilla, 2017. Premio Distrital de Cuento de Barranquilla, 2018. Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura, Colombia, 2014. Mención del Premio Internacional de Poesía de Puerto Rico, y del Tomás Vargas Osorio de Colombia, 2020.
La máscara que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la serie Legado de razas,
modelado en caolín, horneada a leña,
del escultor ceramista ©Mauricio Pablo D’ Amico