Benjamín León
«Eres pura, más pura todavía que yo», dice el epígrafe de Paul Eluard que abre las puertas del libro La luz de los metales (Premio de Poesía Flor de Jara, en España) del poeta chileno Benjamín León (La Serena, 1974). Compartimos en esta oportunidad cinco poemas en edición bilingüe español-inglés, gracias a la traducción del Doctor en Poética de la Universidad de Buffalo Ben Lyle Bedard.
I
Pájaros, formas de haber amado lo volátil de la noche
y la imposible huella del rocío.
Luz, hebra de inextinguible cauce sobre el cuerpo que
alimenta la sed y la tiniebla.
Yo no escribí los símbolos del agua,
no perpetré la forma a veces tierra de tu voz hecha
caída
y escaso regocijo en la espesura.
Yo descifré los últimos metales que en tu cuerpo
giraron escondidos
y fui el abrigo bajo el viento de las alas, la posibilidad
futura de los astros, el suelo abarcador de las raíces.
Sólo aprendí la paz de la pobreza,
la paz de estar desnudo en la temblanza,
el gris amanecer de los metales.
I
Birds, those forms who have loved the volatile night
and
the impossible imprint of dew.
Light, thread of the inextinguishable riverbed over the
body that
feeds thirst and darkness.
I did not write the symbols of water,
I did not perpetrate the form, sometimes earthen, of
your fallen voice
and the scarce delight in thickets.
I deciphered the last metals that in your body turn
hidden
and I went sheltered under the wind of wings, the
future possibility
of stars, the comprehensive ground of roots.
I only learned the peace of poverty, the peace of being
naked
and trembling, the gray dawn of metal.
II
Cuerpo que en ti renace: árbol, palabra o niño donde
los brotes de la luz forman el tiempo.
Explico tu ciudad cuando abandona el grito matinal de
la simiente.
Explico las campanas desmedidas queriendo hundirse
en campo de la sombra.
Explico sobre espejos y espesuras, sobre el jardín y la
humedad herida,
sobre el silencio
cuando cae.
Ya conocí la escasa soledad que las ventanas tienen,
el triste despertar de las cortinas,
el grito de la sed en los rosales.
En esta historia escribo sobre el fuego,
me vuelvo a despojar de la palabra,
y escampo en los motivos de la lluvia.
II
Body that in you is reborn: tree, word, or child where
the
sprouts of light form time.
I describe your city when it abandons the morning cry
of the seed.
I describe the irrational bells wanting to drown
themselves
in fields of shadow.
I describe mirrors and thickets, gardens and
wounded wetlands,
the silence
when it falls.
I already knew the scarce solitude that the windows
have,
the sad awakening of curtains,
the cry of thirst in the rosebushes.
In this story I write of fire,
I return to the deprivation of the word and vanquish
the motives of rain.
III
La noche va inusual y tú desnuda,
hemos nacido tantas veces y tantas veces hemos
muerto.
Hubo en mi nombre párpados sin prisa:
lugares donde hundir la sed y el frío.
Pero en las cruces viejas se pierden los relámpagos
y todo se detiene en círculos de fuego.
Puedo augurar la luz en la tiniebla
y asirme sin temor a tu quebranto,
puedo asomar distante en la marea y ver como el
invierno se deshace.
Llevo en la edad un voto de pobreza,
pero tu nombre alumbra en el acero y forma su
escritura de aire y sombra.
Amé el amanecer bajo las flores,
el círculo profundo de la luz,
el ácido fluir de tu hermosura.
III
The night is unusual and you undress.
We have been born many times and many times we
have died.
Under my sedate eyelids, there was my name:
places to submerge the thirst and the cold.
But in the old crosses the lightning is lost
and all are detained in circles of fire.
I can foresee the light in the darkness
and tie myself without fear to your breakdown.
I can become distant in the tide and watch how winter
disintegrates.
I carry to the age a vote of poverty,
but your name illuminates the steel and forms its
writing
of air and shadow.
I loved the dawn under flowers,
the profound circle of light,
the acid flowing from your beauty.
IV
Es posible formar el barro de mi voz.
Debajo de la noche el viento escribe en los cristales.
Los montes del ayer se incendian y la memoria esculpe
su camino.
Hubo una luz herida en este parque, un pozo donde el
miedo se fundaba, un árbol destinado a ser otoño.
Ahora canto al mundo de la niebla,
al débil sollozar de tu ciudad esquiva,
y al campo que te enciende los trigales.
IV
It is possible to form mud from my voice.
Beneath the night and the wind, it writes in crystals.
The mountains of yesterday are burned and memory
sculpts its road.
There was a wounded light in this park, a well where
fear
is founded, a tree destined to be autumn.
Now I sing to a world of cloud, to the weak sobbing
of your evasive city, and to the fields that enlighten
your wheat.
V
Cayendo en lo invisible un animal de niebla se
estremece.
Habrán acaecido los lugares de la luz,
los últimos pilares de la noche, el fuego innumerable
de la dicha.
Escucho en el silencio de tu voz,
un madurar de frutas que dilatan el pulso del cobijo.
Y somos una claridad tan dulce:
un surco en el fulgor de la semilla,
un párpado extinguiendo las visiones.
Vemos la sangre urdiendo sus tinieblas,
el fuego en el compás del abandono,
la oscura inmensidad de los colores.
V
Falling into the invisible, an animal of mist trembles.
They will become places of light,
the last pillars of night, innumerable fires
of bliss.
I hear in the silence of your voice
the maturation of fruit that prolongs the pulse of
sanctuary.
And we are a sweet clarity:
a furrow in the radiance of the seed, an eyelid
extinguishing vision.
We see blood scheming its darkness
the fire in the rhythm of abandonment
the immense shadow of colors.
Traducción de Ben Lyle Bedard
Benjamín León nació en la ciudad de La Serena, Chile, en 1974. Ha publicado Tankas de Pájaros (2008), La luz de los metales (2009) y Para no morir (2012). Su obra ha sido recogida en distintas antologías y publicaciones en Chile y en el extranjero. Es gestor cultural en diversos proyectos relacionados con las artes, la educación y el desarrollo comunitario. Entre otros reconocimientos, este poeta chileno cuenta con la Beca de Creación Literaria que entrega el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el XI Concurso Literario Nacional Juegos Florales de Vicuña o el XII Premio Flor de Jara de Poesía convocado por la Diputación de Cáceres. Con su última obra, Canciones para animales ciegos, se alzó con la trigésima tercera edición del Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra:
Entrelineas
100×150
De la artista mexicana © Ninfa Torres