Silvia Rosa
Celebramos la publicación de Tiempo de reserva / Tempo di riserva (Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2022) de la poeta italiana Silvia Rosa en la traducción al español de Antonio Nazzaro. En palabras de Fredy Yezzed: “Silvia Rosa escribe paisajes con lo que siente y se sumerge en uno de los motivos más complejos, el poema de amor o desamor y el poema erótico. La poesía de Rosa sale bien librada, porque Eros dialoga en continua marcha con Tánatos, que suele subirse a escena con las máscaras del tedio, el desasosiego, la desesperación y la soledad”.
Qué desperdicio esta cotidianidad
Qué desperdicio esta cotidianidad
vaciada de ternura, desnuda
piedra que nos rebota en contra, mirada
de horizonte domesticado seco
(y yo que construía
geometrías golosas de palabras
para hacer menos soso
el golpeteo mecánico
de la lengua contra los dientes,
al modo de los niños
intentaba el juego repetido
–serio– de apretarse
ahora y siempre como si
no hubiese una secuela)
qué desperdicio la muerte blanca muda
de un día para otro idéntico de pequeñas
luciérnagas de felicidad intermitentes, aplastadas
en la oscuridad de un tiempo tan distraído que
incluso la banalidad de la nada
tendría quizás un sabor menos mezquino.
Che sperpero questa quotidianità
Che sperpero questa quotidianità
svuotata di tenerezze, nudo
sasso che ci rimbalza contro, sguardo
d’orizzonte addomesticato asciutto
(e io che costruivo
geometrie golose di parole
per rendere meno scialbo
il battito meccanico
della lingua contro i denti,
al modo dei bambini
provavo il gioco ripetuto
– serio – di stringersi
ancora e sempre come se
non ci fosse un seguito)
che sperpero la morte bianca muta
da un giorno all’altro identico di piccole
lucciole di felicità intermittenti, schiacciate
al buio di un tempo così distratto che
persino la banalità del niente
avrebbe forse un sapore meno gretto.
Reliquia
Es así como recuerdo tu cuerpo
–sol minúsculo engullido
por un cielo de luciérnagas y ausencia–
como cándido mármol, una perla
jaspeada de oscuridad por cada silencio
que custodias con las manos de nieve
Pocos días, las crestas despampanadas
de los dientes de león celestes que se agitan
a esta distancia en cámara lenta,
de miedo en miedo, y tú eres una estatua
bellísima, terrible, sin ojos
ni voz, reliquia de mi deseo
Quiero tenerte –un pequeño hueso traslúcido
un mechón de cabello aterciopelado
una gota de sangre carmín
también un dientecito para el hada que soy
cuando te robo el respiro– contra mi corazón
o en la teca del ombligo, quiero que
el olor a musgo que te brota húmedo
en una sombra del cuello se me trepe
encima, a lo largo de la espalda
Cuando vuelvas a abrazarme
habré criado un pequeño bosque
de invierno, blanquísimo,
dentro de las vértebras y en la boca.
Reliquia
È così che ricordo il tuo corpo
– sole minuscolo ingoiato
da un cielo di lucciole e assenze –
come candido marmo, una perla
screziata di buio per ogni silenzio
che custodisci con mani di neve
Pochi giorni, le creste spampanate
dei soffioni turchini che si agitano
in questa distanza al rallentatore,
di paura in paura, e tu sei una statua
bellissima, terribile, senza occhi
né voce, reliquia del mio desiderio
Voglio tenerti – un ossicino traslucido
una ciocca di capelli velluto
una goccia di sangue carminio
anche un dentino per la fata che sono
quando ti rubo il respiro – contro il mio cuore
o nella teca dell’ombelico, voglio che
l’odore di muschio che ti sboccia umido
in un’ombra del collo mi si arrampichi
addosso, lungo la schiena
Quando tornerai ad abbracciarmi
avrò cresciuto un piccolo bosco
d’inverno, bianchissimo,
dentro le vertebre e in bocca.
Invierno zorro
El zorro tiene el pelo eléctrico
avellana vivo, un guiño
en la noche de invierno con la cola teleférica
–no tiene nido la mentira*–
pasa por el tamiz la carretera periférica
de norte a sur y retorno, busca su cena
mientras me hablas despacio esta escena
se repite después de años todavía idéntica,
junto con el sueño en que se me caían
dos dientes y en las manos me salían
las garras y por todas partes tenía los ojos abiertos:
no te fies de nadie, pequeño gemelo
que no se me asemeje ni siquiera un poco
este es tu problema, dices tú, eres salvaje
o lo decía algún otro, pero no importa
es siempre la misma escena, la misma carrera
la misma obtusa necesidad que oprime a los faros apagados
quédate, te lo ruego, un poco más
quiero la ilusión de la rosa que vale más que todo
la caza silenciosa, el puñal entre las costillas
la punzada de cometa tirada bocabajo,
merecer lágrimas y una cola nueva
brillante que lucir cuando el día
llega de prisa y pide a cambio verdad
aquella carroña metida en un hoyo
para el ataque del hambre, para después.
* Este verso es de Fernando Pessoa
Inverno volpe
La volpe ha il pelo elettrico
nocciola vivo, un ghigno
nella notte inverno con la coda teleferica
– non ha nido la menzogna* –
passa al vaglio la strada periferica
da nord a sud e ritorno, cerca la sua cena
mentre mi parli piano questa scena
si ripete dopo anni ancora identica,
insieme al sogno che mi cadevano
due denti e alle mani spuntavano
gli artigli e dappertutto avevo occhi aperti:
non ti fidi di nessuno, piccola gemella
che non mi somigli neanche un poco
questo è il tuo problema, dici tu, sei selvatica
o lo diceva qualcun altro, ma non importa
è sempre la stessa scena, la stessa corsa
lo stesso ottuso bisogno che preme a fari spenti
resta, ti prego, ancora un poco
voglio l’illusione della rosa che vale più di tutto
la caccia silenziosa, il pugnale tra le costole
la fitta di cometa sbattuta a testa in giù,
meritare lacrime e una coda nuova
luccicante da sfoggiare quando il giorno
arriva in fretta e chiede in cambio verità
quella carogna cacciata in una buca
per l’assalto della fame, per il dopo.
*Questo verso è di Fernando Pessoa
A los seis años
Recorro las habitaciones hasta
el hueso grácil del miedo,
la escalera es un grano de café tras otro,
escucho el respiro como si fuese
un neonato que mantener a salvo.
Y decir que amaba la feliz clausura
de los días lejos de la escuela,
el zumo de naranja sobre la mesa de noche
el pasillo para correr descalza
en la envoltura suave del nido
mirar las nubes en movimiento.
Pero cada casa tiene una arista viva
que corta, de repente, una jornada
que se repite idéntica para que el tiempo
no tenga un sobresalto, una cama que mira fijamente
la puerta con las sábanas deshechas, el silencio
en torno a esa película que a los seis años
no me dejó dormir una noche,
y a la siguiente ya se había vuelto una pesadilla.
A sei anni
Cammino le stanze fino
all’osso gracile della paura,
la scala è un chicco di caffè dopo l’altro,
ascolto il respiro come fosse
un neonato da tenere al sicuro.
E dire che amavo la felice clausura
dei giorni lontano da scuola,
la spremuta d’arancia sul comodino
il corridoio da correre scalza
nell’involucro morbido del nido
guardare le nuvole in movimento.
Ma ogni casa ha uno spigolo vivo
che taglia, all’improvviso, una giornata
che si ripete identica perché il tempo
non abbia un sussulto, un letto che fissa
la porta con le lenzuola disfatte, il silenzio
d’intorno di quel film che a sei anni
non mi fece dormire una notte,
e quella dopo era già diventato un incubo.
Dátiles para el desayuno
Dátiles para el desayuno, me dices, cada día
y yo imagino aquellos pequeños soles suaves
dulcísimos, que vienen de otra tierra,
en fila india entre tus labios pasar por el tamiz
del alba, mientras yo los deshueso una vez al año
en los días de fiesta, cuando la nieve me recuerda
que estoy en otro lugar perdida entre los árboles encapuchados
de estrellas de plástico y los lazos de luz blanqueada
en intermitencia. Dátiles para el desayuno, te digo, raramente
porque aquí el sol es un recuerdo reseco pasado
de otra vida que no ha conservado la memoria
una imagen borrosa que tú ahora me traes como regalo,
una Navidad repentina, en verano, una opresión pequeña en el corazón.
Datteri a colazione
Datteri a colazione, mi dici, ogni giorno
e io immagino quei piccoli soli morbidi
dolcissimi, che vengono da un’altra terra,
in fila indiana tra le tue labbra passare al vaglio
dell’alba, mentre io li snocciolo una volta l’anno
nei giorni della festa, quando la neve mi ricorda
che sono altrove persa tra gli abeti incappucciati
di stelle in plastica e i lacci di luce sbiancata
a intermittenza. Datteri a colazione, ti dico, di rado
perché qui il sole è un ricordo rinsecchito passato
di un’altra vita che non ha conservato memoria
un’immagine sfocata che tu adesso mi porti in dono,
un Natale improvviso, d’estate, una piccola stretta al cuore.
De Tiempo de reserva / Tempo di riserva (Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2022).
Traducción al español de Antonio Nazzaro
Silvia Rosa nació en Turín, donde vive y enseña. Entre sus publicaciones están los poemarios: Tutta la terra che ci resta (2022), Tempo di riserva (2018), Genealogia imperfetta (2014), SoloMinuscolaScrittura (2012), Di sole voci (2010 – 2012); la antología Confine donna. Poesie e storie di emigrazione (2022), que ha concebido y editado; la antología foto-poética Maternità marina (2020), de la que es editora y autora de las fotos; el ensayo de historia contemporánea Italiane d’Argentina. Storia e memorie di un secolo d’emigrazione al femminile (1860-1960) (2013); el libro de cuentos Del suo essere un corpo (2010). Es subdirectora de la revista digital Poesia del nostro tempo, redactora del periódico online NiedernGasse, colabora con la revista Margutte y con el diario Il Manifesto. Se ha ocupado del proyecto de traducción poética y entrevistas a algunos autores argentinos, titulado Italia Argentina ida y vuelta: incontri poetici, publicado en 2017 en e-book (edizioni Versante Ripido e La Recherche).
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra «Muerte de la Pampa Niña».
Técnica: Acrílico sobre lienzo.
Medidas: 100 cm x 100 cm.
Año: 2018.
del artista © Agustín Iriart