Adrienne Rich
«De haber sido hombre, seguramente hubiera gozado de la reputación internacional de sus contemporáneos Yevgény Yevtushénko, Ernesto Cardenal o Allen Ginsberg. Tal como fueron las cosas, rompió las barreras de la discriminación por identidad sexual y de género de mediados del siglo xx para surgir como una voz poderosa e influyente. Su poesía fue innovadora. Sus ensayos conservan la relevancia que tenían cuando recién aparecieron. Su activismo social combinado con su brillantez literaria hizo que su vida y su obra fueran revolucionarias», nos recuerda la poeta Margaret Randall. Compartimos seis poemas de Adrienne Rich del libro La ley de los volcanes. Selección y traducción de Sandra Toro con prólogo de Margaret Randall. Edición bilingüe. Elefante Editorial, Colección de poesía dirigida por María Florencia Rua. Buenos Aires/Santiago de Chile, 2021.
Instantáneas de una nuera
1.
Vos, antes una belleza de Shreveport,
con el pelo teñido de henna y la piel como un capullo de durazno,
todavía te hacés los vestidos copiando los de esa época,
y tocás un preludio de Chopin
del que dijo Cortot: “recuerdos deliciosos
que flotan como un perfume en la memoria” .
Ahora tu mente se apolilla como torta de casamiento,
cargada de experiencia inútil, rica
en sospecha, rumores y fantasía,
se desmorona bajo el filo del cuchillo
de los hechos. En la flor de la vida.
Exaltada y furiosa, tu hija
enjuaga las cucharas, crece de otra manera.
2.
Al golpear la cafetera en la pileta de la cocina,
oye a los ángeles recriminarle y mira fuera
el cielo sucio pasando los jardines rastrillados.
Una semana desde que le dijeron: No tengas paciencia.
Lo siguiente fue: Sé insaciable.
Después: Salvate a vos misma, no podés salvar a nadie más.
A veces deja que el agua de la canilla le escalde el brazo
o que un fósforo arda hasta quemarle la uña del pulgar,
o deja la mano encima del pico de la pava
justo en el chorro de vapor. Seguro son ángeles,
porque ya nada la lastima, excepto
la arena de cada mañana metiéndosele en los ojos.
Snapshots of a Daughter-in-Law
1.
You, once a belle in Shreveport,
with henna-colored hair, skin like a peachbud,
still have your dresses copied from that time,
and play a Chopin prelude
called by Cortot: “Delicious recollections
float like perfume through the memory.”
Your mind now, moldering like wedding-cake,
heavy with useless experience, rich
with suspicion, rumor, fantasy,
crumbling to pieces under the knife-edge
of mere fact. In the prime of your life.
Nervy, glowering, your daughter
wipes the teaspoons, grows another way.
2.
Banging the coffee-pot into the sink
she hears the angels chiding, and looks out
past the raked gardens to the sloppy sky.
Only a week since They said: Have no patience.
The next time it was: Be insatiable.
Then: Save yourself; others you cannot save.
Sometimes she’s let the tapstream scald her arm,
a match burn to her thumbnail,
or held her hand above the kettle’s snout
right in the woolly steam. They are probably angels,
since nothing hurts her anymore, except
each morning’s grit blowing into her eyes.
Snapshots of a Daughter-in-Law: Poems 1954-1962
(Harper, 1963; W.W. Norton, 1967).
Cartografías del silencio
1.
Una conversación empieza
con una mentira. Y cada
interlocutor de ese supuesto lenguaje común
siente la partición del témpano, el distanciarse
como con impotencia, como si se enfrentara
a una fuerza de la naturaleza
Un poema puede empezar
con una mentira. Y destrozarse.
Una conversación tiene otras leyes
se recarga con su propia
falsa energía, no se puede destrozar.
Se nos infiltra en la sangre. Se repite.
Talla con su estilete sin retorno
el aislamiento que niega.
2.
La emisora de música clásica
que suena hora tras hora en el departamento
levantar, levantar
y levantar de nuevo el teléfono
Las sílabas que pronuncian
una y otra vez el viejo guión
La soledad del mentiroso
que vive en la red formal de la mentira
girando el dial para ahogar el terror
debajo de la palabra no dicha
Cartographies of Silence
1.
A conversation begins
with a lie. And each
speaker of the so-called common language feels
the ice-floe split, the drift apart
as if powerless, as if up against
a force of nature
A poem can begin
with a lie. And be torn up.
A conversation has other laws
recharges itself with its own
false energy, Cannot be torn
up. Infiltrates our blood. Repeats itself.
Inscribes with its unreturning stylus
the isolation it denies.
2.
The classical music station
playing hour upon hour in the apartment
the picking up and picking up
and again picking up the telephone
the syllables uttering
the old script over and over
The loneliness of the liar
living in the formal network of the lie
twisting the dials to drown the terror
beneath the unsaid word
The Dream of a Common Language: Poems 1974-1977
(W.W. Norton, New York, 1978).
Veintiún poemas de amor
i
Mientras en esta ciudad las pantallas parpadean
con pornografía, vampiros de ciencia ficción
y asalariados doblándose bajo el látigo,
también hay que caminar… nada más caminar
entre la basura mojada, con las crueldades
de nuestros barrios en primer plano.
Tenemos que entender que nuestras vidas son inseparables
de esos sueños rancios, del borboteo del metal, de esas desgracias
y de la begonia roja que destella peligrosamente
en la cornisa de un edificio de seis pisos
o de las chicas de piernas largas que juegan a la pelota
en el patio de la escuela.
Nadie nos imaginó. Queremos vivir como árboles,
sicomoros llameantes en el aire sulfúrico,
moteados de cicatrices, pero floreciendo con exuberancia,
con nuestra pasión animal enraizada en la ciudad.
ii
Me despierto en tu cama. Sé que estuve soñando.
Mucho antes nos separó la alarma, y estás
desde hace horas en tu escritorio. Sé lo que soñé:
nuestra amiga, la poeta, entra en mi cuarto
donde llevo días escribiendo, hay borradores,
carbónicos y poemas desparramados por todas partes,
y quiero mostrarle un poema
que es el poema de mi vida. Pero dudo,
y me despierto. Me besaste el pelo
para despertarme. Soñé que eras un poema,
te digo, un poema que le quería mostrar a alguien…
me río y caigo en el sueño otra vez
con el deseo de mostrarte a todos los que amo,
de andar juntas sin reservas
con la tracción de la gravedad, que no es fácil,
que arrastra al plumerillo un largo trecho en el aire exhalado.
Twenty-One Love Poems
i
Whenever in this city, screens flicker
with pornography, with science-fiction vampires,
victimized hirelings bending to the lash,
we also have to walk… if simply as we walk
through the rainsoaked garbage, the tabloid cruelties
of our own neighborhoods.
We need to grasp our lives inseparable
from those rancid dreams, that blurt of metal, those disgraces,
and the red begonia perilously flashing
from a tenement sill six stories high,
or the long-legged young girls playing ball
in the junior highschool playground.
No one has imagined us. We want to live like trees,
sycamores blazing through the sulfuric air,
dappled with scars, still exuberantly budding,
our animal passion rooted in the city.
ii
I wake up in your bed. I know I have been dreaming.
Much earlier, the alarm broke us from each other,
you’ve been at your desk for hours. I know what I dreamed:
our friend the poet comes into my room
where I’ve been writing for days,
drafts, carbons, poems are scattered everywhere,
and I want to show her one poem
which is the poem of my life. But I hesitate,
and wake. You’ve kissed my hair
to wake me. I dreamed you were a poem,
I say, a poem I wanted to show someone…
and I laugh and fall dreaming again
of the desire to show you to everyone I love,
to move openly together
in the pull of gravity, which is not simple,
which carries the feathered grass a long way down the upbreathing air.
Twenty-one Love Poems
(Emeryville, CA: Effie’s Press, 1976).
Selección y traducción de Sandra Toro
De La ley de los volcanes. Edición bilingüe. Elefante Editorial,
Buenos Aires/Santiago de Chile, 2021.
Adrienne Rich. Poeta norteamericana nacida en Baltimore en 1929. Fue educada en Radcliffe College donde obtuvo el título de Bachelor of Arts en 1951. Intelectual y activista lesbiana, vivió sucesivamente en Cambridge, Massachusetts, y de 1961 a 1962 en los Países Bajos, aprovechando una beca Guggenheim. Radicada desde 1966 en Nueva York, participó en movimientos feministas y publicó «Necessities of Life», seguido entre otros de «Selected Poems» en 1967, Leaflets» en 1969, «Time’s Power» en 1989, «Midnight Salvage» en 1999 y «Arts of the Possible» en 2001.Entre los numerosos premios obtenidos, sobresalen el National Institute of Arts and Letters en 1959, Shelley Memorial Award en 1971, National Book Award en 1974 y American Academy of Arts and Sciences en 1991. Fue Doctor Honoris Causa por Smith College y por las Universidades de Brandeis, Harvard y City College of New York. Residió en California desde 1984, hasta su muerte en marzo de 2012. Photograph by Eamonn McCabe.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de un fragmento la obra Mis barbies favoritas de la artista Camila López