Julio Penenrey Navarro
Selección a cargo del Proyecto Aluvión
El territorio ausente: antología de Voces Migrantes es una recopilación híbrida de tema-autor(a)-género, la cual posee la particularidad de agrupar un número considerable de poemas, cuentos y fragmentos de novelas pertenecientes a narradores y poetas del Caribe colombiano contemporáneo, que se encuentran en condición de extranjería en diversas partes del mundo. La selección tiene forma de tríptico: i) una primera parte dedicada a la poesía, organizada siguiendo una línea temática que va desde los orígenes hasta la vuelta a lo esencial de las cosas y el ser; ii) la segunda parte se concentra en la narrativa, en los relatos cortos y en fragmentos de historias de más largo aliento. A cargo de las curadoras y antólogas, Farides Lugo Zuleta, Tawny Moreno Baloco y Andrea Juliana Enciso, iii) la tercera parte completa las últimas piezas de este armazón, introducidas a manera de textos críticos (muy del tipo del ensayo personal y menos próximos al estudio académico), donde se permiten analizar la obra de estos autores y autoras desde su condición de migración y de migrantes literarios.
…..Las voces aquí compiladas, antes de haberse visto afectadas por la condición de extranjería, por la lengua foránea o la tempestad del nuevo paisaje, se sintieron amarradas, primero, al territorio propio y, después, al acto de escritura. Esta simple y aparentemente trivial organización de los hechos posibilitó, con el tiempo, una curiosa ambivalencia: la lejanía del autor(a) del territorio de origen, del Caribe, de Barranquilla, y la fuerte presencia de este contexto, sin ya estar en él, en sus narrativas y poéticas. Pero no es esta la única raíz de la que se nutren estos proyectos. La poesía de Lauren Mendinueta está anclada a la memoria de la infancia (casa, jardín, fotografías, álbum familiar, pájaros) y al Caribe no idealizado, pero sí definido en su ausencia. En Laura Estrada Márquez, poeta y feminista fanzinera, el lenguaje vuelve a ser animal salvaje, no doméstico, capaz de renombrar las cosas y desvestido de una antigua violencia naturalizada. Jaime Manrique Ardila sigue siendo, tanto en su poesía como en su narrativa, ave mixta (con referencias de “aquí” y de “allá”) o, como mejor lo expresa uno de sus versos, “una invitación al éxtasis y a la muerte”. En cada historia de Fadir Delgado Acosta hay un dragón de signo oculto tras la cotidianidad del espacio y del objeto. Los poemas de Ashanti Dinah Orozco son un telar cósmico vinculante, de ancestros presentes, de Orishas emisarios de Olodumare y de la sangre-memoria negra caribeña. La escritura de Efraín Villanueva, especialmente en Tomacorrientes inalámbricos y en su diario pandémico, tiene un carácter contemplativo y el sentido (de todo) explota desde el interior de las cosas y los personajes.
…..Es tiempo de que el lector(a) pase a las siguientes páginas.
Julio Penenrey Navarro
Profesor de la Universidad del Atlántico
(Barranquilla, Colombia).
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Laura Estrada Márquez (1992) es poeta, fanzinera, artista de collage y de otras artes visuales. Su poesía gira en torno al cuerpo, la sexualidad, la migración y las identidades fragmentadas. Se mudó a Sevilla (España) cuando tenía once años y vivió dividida entre Colombia y España hasta el 2011, cuando se asentó definitivamente en la capital andaluza. En 2016 se graduó de Humanidades en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Como estudiante de Humanidades, realizó en 2014 una estancia académica en la Royal Holloway University of London, donde participó activamente en seminarios y cursos sobre Literatura Clásica e Historia Antigua.
Mi casa es oscura aunque
haga sol
en puntos álgidos de la mañana
me encuentro diciéndome a mí misma
que hoy voy a ser piedra rosa
extracto mineral o mármol despierto
a veces el proceso de reafirmación piedra se detiene
porque yo soy un animal que huye cuando se asusta
y sólo he conocido el sol
estando al borde del orgasmo junto a dos cuerpos tendidos
que creemos siempre muertos
vociferando en tempos de dos en dos
la luz
es
lo que haces de ella
Del fanzine Don’t eat my flowers.
Sevilla: Se acabó mi yuca, 2018.
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Lauren Mendinueta nació en Barranquilla, Colombia, en 1977. Es poeta, ensayista y traductora. Ha publicado once libros de poesía editados en Colombia, México, España, Italia y Portugal. En Colombia ganó tres premios nacionales de poesía, el Premio del Festival de Poesía de Medellín (2000), y el Premio Nacional de Ensayo y Crítica de Arte del Ministerio de Cultura (2011). Además, obtuvo en España los premios internacionales Martín García Ramos por La vocación suspendida (2008) y el Premio César Simón por Del tiempo, un paso (2011); así como el Premio Barranquilla Capital Americana de la Cultura en 2013 por Una visita al museo de historia natural (2021). Actualmente reside en Lisboa, donde a la par de su escritura, desarrolla una intensa labor de divulgación de la poesía colombiana.
El país que ya no es mío
Breve descripción del país que fue mío:
primero estaba el jardín,
después estaba la casa y otra vez el jardín.
Y nosotros en el centro de todo,
mis padres, mis hermanos,
nuestros inocentes crímenes y yo.
La casa con sus muebles y libros
todo lo guardaba.
Y alargando la mano hacia nosotros
estaba el mundo
—solo mis padres parecían notarlo—.
De tarde en tarde,
para olvidar el canto de los pájaros en celo,
yo me recostaba sobre una manta y leía.
El brillo de esos cantos permanece.
La culpa que late en un costado del corazón,
permanece.
Jardín. Casa. Jardín.
Ese país ya no es mío.
De Una visita al museo de historia natural y otros poemas. Animal Sospechoso, 2021.
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Fadir Delgado Acosta es Magister en Creación Literaria. Premio Internacional de Poesía Tiflos de España, 2021. Premio Internacional de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica, UnaPalabra, 2020. Premio Distrital de Poesía de Barranquilla, 2017. Premio en Poesía del Concurso Internacional de Literatura de la Universidad de Buenaventura de Colombia, 2014. Premio Distrital de Barraquilla de Cuento, 2018. Entre sus libros se encuentran: La Casa de Hierro y El último gesto del pez (Colombia); Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador); Sangre seca en el espejo, antología personal (Costa Rica); La tierra que se tragó el cuerpo, antología personal y La temperatura exacta del miedo (España). Tiene un libro de cuentos titulado: No es el agua que hierve. Su libro El último gesto del pez fue traducido y publicado al francés por la editorial Encre Vive de París en 2015.
Amenaza de aborto
Esta sangre que baja por mis piernas
no pueden ser tus manos
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu cabeza
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu boca
Espera que abran la puerta del hospital
Agárrate fuerte
Espera que me salga algún dios de las palabras
que la luz del quirófano incendie los ojos
Dime que hay una cuerda
Dime que la ves
Dime que ya la encontraste
No es hora de salir
………………………………..Muchacho
Esta sangre no es tu cuerpo
Tienes que entenderlo
Es imposible
Las manos de tu madre no lograrán sostenerte
porque es imposible arrullar la sangre
Tienes que entenderlo
Si bajas te secarás como el musgo en las piedras
y mis manos no son piedras
Tienes que saberlo
Este no eres tú
No bajes
No golpees la puerta
Detente
Dejas algo importante
Olvidas
tu propio cuerpo.
De Escritura del precipicio: Antología personal. Universidad Externado de Colombia, 2021.
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Jaime Manrique Ardila (1949) es poeta, narrador y ensayista, ha escrito su obra en español y en inglés. Recibió el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus en 1975 por su primer libro, Los adoradores de la luna. Ha publicado, tanto en español como en inglés, los libros El cadáver de papá (1978; Seix Barral, 2019), Notas de cine (1979), Oro colombiano (1983), Luna latina en Manhattan (1992), Twilight at the Equator(1997), Maricones eminentes: Arenas, Lorca, Puig y Yo (2000), Nuestras vidas son los ríos (2006; Seix Barral, 2019), El callejón de Cervantes (2012) y Como esta tarde para siempre (Seix Barral, 2018). Algunos de sus poemarios son Mi noche con Federico García Lorca (1995), Tarzán, mi cuerpo, Cristóbal Colón (2000) y El libro de los muertos (poemas selectos 1973-2015) (2016). Actualmente, Manrique es Distinguished Lecturer del City College de Nueva York. Su obra ha sido traducida a quince idiomas.
Cachemira
Mohanad, ahora
tomaré la siesta
como hago con frecuencia
en las tardes
de mi vejez
y sueño
con árboles de jade
en tu pueblo
el deterioro tropical
los ríos manchados de nubes
donde el tigre sorbe
los reflejos
de las mezquitas resplandecientes
como soles hechos de oro
para saciar su sed.
En mis meditaciones, Mohanad
las yemas de mis dedos
trazan los caminos de la selva nocturna
de tu pelo
mi cuerpo sobre tu cuerpo
mis labios contra tus labios
semiabiertos
tu respiración y la mía
una sola.
Inédito.
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Ashanti Dinah nació en Barranquilla, Caribe colombiano, en 1980. Es poeta, investigadora y activista afrodescendiente. Es estudiante Ph.D de la Escuela Graduada de Artes y Ciencias (GSAS) de Harvard University en el Department of African and African American Studies and Romance Languages and Literature. Su poesía ha sido publicada en revistas especializadas y ha sido invitada a varios encuentros nacionales e internacionales. Sus poemas han sido traducidos al portugués y al inglés. Es nuestra editora de la sección Afro de Alteridades. Desde una perspectiva sociocrítica de la literatura, los estudios culturales y decoloniales, sus investigaciones se han centrado en indagar y analizar cómo algunas obras literarias de escritoras y escritores afrolatinoamericanos tensionan el código institucional y monológico de la lengua imperial y contestan al racismo y otras formas de opresión a partir de una suerte de cimarronaje estético.
Rogativa
Hoy una oración ocupa mi pensamiento.
……………………………….Sacude mis ojos
y traza un presagio de los dioses:
¿Dónde están mis ancestros?
La pregunta se hace inmensa como la memoria
……………………………….…………………….de las palabras
cuando recobran el cuerpo de los mitos.
Busco respuestas en las edades del pasado,
……………en las orillas de la luz,
……………en las sustancias del sueño,
……………en las estelas del silencio.
Busco a los maestros de lo oculto
……………en las cicatrices del tiempo
……………en los gritos de la carimba
……………en los volcanes entre mis manos.
De Las semillas del Muntú. Abisinia Editorial, Escarabajo & Nueva York Poetry Press, 2019.
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Efraín Villanueva es un escritor colombiano radicado en Alemania. Ha publicado los libros Tomacorrientes Inalámbricos (Premio de Novela Distrito de Barranquilla, 2017) y Guía para buscar lo que no has perdido (XIV Concurso Nacional de Cuentos de la Universidad Industrial de Santander, 2018). Es MFA en Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y tiene un título de posgrado en Creación Narrativa de la Universidad Central de Bogotá. Sus trabajos, en español e inglés, han sido publicados en diversas antologías y medios como Granta en Español (España); Arcadia, El Heraldo, Pacifista, Vice (Colombia); Revista de la Universidad de México; Roads and Kingdoms, Iowa City Little Village Magazine, Literal Magazine, Iowa Literaria (EE. UU.); entre otros.
La grieta
Una grieta en el andén.
…..En cuclillas, la recorro con mi mano derecha. El espacio vacío, antes llenado por concreto, se engrandece a medida que mis dedos avanzan. Donde termina la acera y comienza la carretera, la grieta es mucho más visible. Giro sobre mis pies y la veo abrirse paso a través de la losa, carcomer el asfalto con zigzagueante dedicación y partir el blanco de la línea continua de la carretera. Ahí la grieta no es más.
…..O tal vez ahí empieza a ser.
…..Su única oportunidad de continuar extendiéndose ―desde la acera o desde la línea continua, o desde ambos puntos― es que su presencia sea ignorada por las escuadrillas de mantenimiento que la ciudad envía a explorar las calles, todas ellas, en busca de arreglos en preparación para el invierno. El andar de los peatones y de las bicicletas y de los patines y de las patinetas sobre el andén, las vibraciones de las líneas de la U-Bahn cercanas y el transitar de los carros y camiones y ambulancias y carros de bomberos y buses y de algunas pocas motos y de algunas pocas camionetas por la carretera contribuirían al crecimiento de la grieta hasta convertirla en un descomunal vacío cavernoso, alargándose por carreteras y andenes aledaños, acercándose furtivamente ―la grieta, ahora convertida en una red de grietas y cavidades subterráneas― a los pilares que sostienen el icónico e inmenso estadio, a solo unos pocos metros de donde estoy, y con un esfuerzo perseverante, auxiliado por la inercia, crearía un hueco inmenso, cuan largo es el campo de juego, que engulliría el sistema de drenaje, la tierra y la grama, pero también la laca de las líneas, los jugadores y los técnicos y los asistentes de los técnicos y el personal de seguridad y los fotógrafos de la prensa y los jueces de línea, los avisos publicitarios de Huawei, de Evonik, de Real y de Playstation, las porterías, los micrófonos de transmisión de la televisión, los asientos de los equipos, las mallas y redes que separan el campo de las tribunas, las cuatro pantallas esquineras que durante años ofrecieron gloriosas repeticiones y finalmente las tribunas y los espectadores, en un sobrecogedor espectáculo concéntrico que terminaría en forma de una grieta gigante que algún día cobraría tanta fama como el estadio al que reemplazó.
…..Regreso la mirada al nacimiento (¿o es el fin?) de la grieta en el andén. Me arrodillo sin evitar pensar que recién ayer saqué de la secadora estos pantalones, pero ya no hay vuelta atrás. De la cola de caballo que arreglé desprevenida en la mañana escapa una hebra de cabello que obstruye mi vista; la atrapo detrás de mi oreja. Me inclino hacia adelante y la cámara que cuelga de mi cuello se balancea. La acerco a mi rostro, la apunto hacia la grieta, espío por el visor sabiendo que solo encontraré oscuridad, permanezco dos segundos en esta posición antes de que mi mano derecha, que conoce el movimiento de memoria, libere a la cámara del protector que custodia a su lente. La grieta se presenta en el visor.
…..Con la escasa luz que la cámara logra capturar, la grieta se ve más oscura de lo que es; el ángulo desde el que la observo falla en presentar los detalles que la convierten en una grieta diferente a cualquier otra; la distancia a la que me encuentro afecta el foco y la hace ver borrosa. Da igual. Es la primera vez que el lente capta a la grieta y las primeras veces representan ciegos saltos de fe que se recuerdan sin importar cómo se presenten. Aprieto el disparador y muevo la palanca de arrastre.
…..Me pongo de pie, doy pasos medidos alrededor de la grieta, me alejo y me acerco, de tanto en tanto permanezco, cambio de posición (de pie o de rodillas o en cuclillas) y miro a través del visor. Finalmente, decido aplanarme boca abajo sobre el andén: entre mis rodillas y las puntas de mis pies se dibuja un arco deformado; mi pelvis descansa inesperadamente cómoda sobre la rudeza de la superficie; mis codos, ligeramente protegidos por la tela de mi blusa, se erigen firmes e inclinan mi torso hacia arriba. Soy solo un algo descansando bajo el sol. Ajusto el obturador y el flash, me mantengo inmóvil durante dos segundos, aprieto el disparador, muevo la palanca de arrastre.
…..Permanezco.
Fragmento de la novela Tomacorrientes inalámbricos. Collage Editores, 2018.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra:
Mriana en el margen
10×100
De la artista mexicana © Ninfa Torres