Alberto Caeiro
De los muchos heterónimos de Fernando Pessoa, compartimos en esta edición la de Alberto Caeiro en la cuidadosa traducción del poeta Nikai Igaido. Nos recuerda el traductor que Caeiro es un poeta natural que apenas si aprendió a leer y escribir en los primeros grados de escuela y que se dedica a ser pastor en una pequeña aldea. En él se ha dado la magia de una inteligencia tan descomunal que supo cómo limpiar la mirada de religión y metafísica, y que enfocado en el presente de lo que le informan sus sentidos sabe que «solo para oír pasar el viento vale la pena haber nacido».
De «El cuidador de rebaños»
II
Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de caminar por los caminos
Mirando a la derecha y a la izquierda,
Y de vez en cuando mirando para atrás…
Y lo que veo en cada momento
Es aquello que nunca antes había visto,
Y me se dar cuenta de eso bien…
Sé tener el asombro esencial
Que tiene un niño si, al nacer,
Se diera cuenta que nacía…
Me siento nacido en cada momento
A la eterna novedad del mundo…
Creo en el mundo como en una margarita,
Porque la veo. Pero no pienso en ella
Porque pensar es no entender…
El mundo no se hizo para pensar en él
(Pensar es estar enfermo de los ojos)
Sino para mirarlo y estar de acuerdo…
No tengo filosofía: tengo sentidos…
Si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que es,
Sino porque la amo, y la amo por eso,
Porque quien ama nunca sabe lo que ama
No sabe por qué ama, ni qué es amar…
Amar es la eterna inocencia,
Y la única inocencia no pensar…
Do «O guardador de rebanhos»
II
O meu olhar é nítido como um girassol.
Tenho o costume de andar pelas estradas
Olhando para a direita e para a esquerda,
E de, vez em quando olhando
para trás… / E o que vejo a cada momento
É aquilo que nunca antes eu tinha visto,
E eu sei dar por isso muito bem…
Sei ter o pasmo essencial
Que tem uma criança se, ao nascer,
Reparasse que nascera deveras…
Sinto-me nascido a cada momento
Para a eterna novidade do Mundo…
Creio no mundo como num malmequer,
Porque o vejo.Mas não penso nele
Porque pensar é não compreender…
O Mundo não se fez para pensarmos nele
(Pensar é estar doente dos olhos)
Mas para olharmos para ele e estarmos de acordo…
Eu não tenho filosofia: tenho sentidos…
Se falo na Natureza não é porque saiba o que ela é,
Mas porque a amo, e amo-a por isso,
Porque quem ama nunca sabe o que ama
Nem sabe por que ama, nem o que é amar…
Amar é a eterna inocência,
E a única inocêncianão pensar…
De «El pastor amoroso»
V
El amor es una compañía.
Ya no sé andar solo por los caminos,
Porque ya no puedo andar solo.
Un pensamiento visible me hace caminar más
deprisa
Y ver menos, y al mismo tiempo tener placer de
ir viendo todo.
Incluso la ausencia de ella es una cosa que está
conmigo.
Y me gusta tanto que no sé cómo desearla.
Si no la veo, la imagino y soy fuerte como los
árboles altos.
Pero si la veo tiemblo, no sé qué se hace todo eso
que siento en su ausencia.
Todo yo soy alguna fuerza que me abandona.
Toda la realidad me mira como un girasol con su
cara en el medio.
Do «O pastor amoroso»
V
O amor é uma companhia.
Já não sei andar só pelos caminhos,
Porque já não posso andar só.
Um pensamento visível faz-me andar mais depressa
E ver menos, e ao mesmo tempo gostar bem de ir vendo tudo.
Mesmo a ausência dela é uma coisa que está comigo.
E eu gosto tanto dela que não sei como a desejar.
Se a não vejo, imagino-a e sou forte como as árvores altas.
Mas se a vejo tremo, não sei o que é feito
do que sinto na ausência dela.
Todo eu sou qualquer
força que me abandona.
Toda a realidade olha para
mim como um girassol com a cara dela no meio
De «Poemas inconjuntos»
Si muero joven
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letra
impresa,
Pido que, si se quieren entristecer por mi causa,
Que no se entristezcan.
Si así sucedió, así está bien.
Aunque mis versos nunca se impriman,
Ellos allí tendrán su belleza, si son bellos.
Pero ellos no pueden ser bellos y quedarse por
imprimir,
Porque las raíces pueden estar debajo de la tierra
Pero las flores florecen al aire libre y a la vista.
Tiene que ser así por fuerza. Nada puede impedirlo.
Si muero muy joven, oigan esto:
Nunca fui sino un niño que jugaba.
Fui gentil como el sol y el agua,
De una religión universal que sólo los hombres
no tienen.
Fui feliz porque no pedí nada
Ni busqué encontrar nada,
Ni me pareció que hubiera más explicación
Que la palabra explicación no tenga ningún
sentido.
No deseé sino estar al sol o a la lluvia—
Al sol cuando había sol
Y a la lluvia cuando llovia
(Y nunca la otra cosa)
Sentir calor y frío y viento,
Y no ir más lejos.
Una vez amé, juzgué que me amarían,
Pero no fui amado.
No fui amado por la única gran razón—
Porque no tenía que ser.
Me consolé volviendo al sol y a la lluvia,
Y sentándome otra vez a la puerta de la casa.
Los campos, después de todo, no son tan verdes
para los que son amados
Como para los que no lo son.
Sentir es estar distraído.
Do «Poemas inconjuntos»
Se eu morrer novo,
Sem poder publicar livro nenhum,
Sem ver a cara que têm os meus versos em letra impressa,
Peço que, se se quiserem ralar por minha causa,
Que não se ralem.
Se assim aconteceu, assim está certo.
Mesmo que os meus versos nunca sejam impressos,
Eles lá terão a sua beleza, se forem belos.
Mas eles não podem ser belos e ficar por imprimir,
Porque as raízes podem estar debaixo da terra
Mas as flores florescem ao ar livre e à vista.
Tem que ser assim por força. Nada o pode impedir.
Se eu morrer muito novo, oiçam isto:
Nunca fui senão uma criança que brincava.
Fui gentio como o sol e a água,
De uma religião universal que só os homens não têm.
Fui feliz porque não pedi cousa nenhuma,
Nem procurei achar nada,
Nem achei que
houvesse mais explicação
Que a palavra explicação
não ter sentido nenhum.
Não desejei senão estar ao sol ou à chuva —
Ao sol quando havia sol
E à chuva quando estava chovendo (E nunca a outra cousa),
Sentir calor e frio e vento,
E não ir mais longe.
Uma vez amei, julguei que me amariam,
Mas não fui amado.
Não fui amado pela única grande razão—
Porque não tinha que ser.
Consolei-me voltando ao sol e à chuva,
E sentando-me outra vez à porta de casa.
Os campos, afinal, não são tão verdes para os
que são amados
Como para os que o não são.
Sentir é estar distraído.
Selección y traducción Nikai Igaido
De Ni siquiera soy poeta: veo, Ed. El ojo de la vaca, 2019
Fernando Pessoa fue poeta, ensayista y traductor portugués nacido en Lisboa en 1888. Es la figura más representativa de la poesía portuguesa del siglo XX. Sus primeros años transcurrieron en Ciudad del Cabo mientras su padrastro ocupaba el consulado de Portugal en Sudáfrica. A los diecisiete años viajó a Lisboa, donde después de interrumpir estudios de Letras alternó el trabajo de oficinista con su interés por la actividad literaria. La influencia que en él ejercieron autores como Nietzsche, Milton y Shakespeare, lo llevaron a traducir parte de sus obras y a producir los primeros poemas en idioma inglés. Dirigió varias revistas y pronto se convirtió en el propulsor del surrealismo portugués. «Mensaje» fue su primera obra en portugués y única publicada en vida del poeta. Parte de su obra está representada por los numerosos heterónimos creados durante su vida, siendo los más importantes Álvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro. Falleció en Lisboa en 1935.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una ilustración de la artista Mary Sumner