Jean Sprackland
El bosque cercado
Un dedo de luz señala el camino
sobre el suelo de hojas muertas.
Destrabo la puerta y entro.
Sigo las señales:
una bellota
una ramita cortada
una palabra escrita en el liquen.
En el centro
una piedra plana por cama.
Me acuesto a esperar.
El frío me recibe.
La red de luz se estremece en lo alto.
Una rama toca la muñeca de otra.
La brisa captura su aliento.
Poema de cumpleaños
Un rollo de seda azul
dejado en el borde del mostrador.
Seda. Borde. Bajo la luz fluorescente
esa frágil ecuación brillaba. Entonces
la seda cambió de posición, o el carrete la abandonó:
desenrollándose
lentamente al principio, luego
reuniendo confianza
gastándose más y más
rápido, un torrente
que relampaguea y se reúne debajo:
arrastrando el carrete que da tumbos en el suelo.
El dependiente se giró, demasiado tarde.
A la mitad de mi vida pienso en ello.
Ese rollo de cosas brillantes.
Su elección de derramarse.
Aceleración. Éxtasis.
Derramado
Tomaste puñados de mar
para llenar el foso del castillo de tu hermano.
Primero corriste, luego fuiste lento y constante,
y aun así se derramó. Y
no viste en ello la culpa del agua
y su especial talento para escapar. Para ti
fue sólo un error más
que sacudir con el peso de la infancia.
Formaste un cuenco con tus manos,
apretando los dedos entre sí,
lo sostuviste contra el sol para comprobar el sello,
agachado en aguas poco profundas,
lo levantaste otra vez, otra vez.
Y aquí estás, yendo lento y constante
entre tus dos vidas, recorriendo
la calle imposible que las conecta.
Es el anochecer. Una vecina
que pone botellas en el umbral de su puerta
te lanza una mirada extraña.
Y todavía llegas
sin nada que ofrecer a las personas que amas
más que dedos húmedos, la evidencia.
La raíz
¿Quieres conocer la raíz,
el frío bajo el fuego de la superficie?
Observa la garza:
ella arrebata la voz de plata
desde la garganta del río
y se la engulle viva.
Qué rápido el agua se recupera
y habla de nuevo, cuántos
gorjeos entre los juncos.
Sigue con tu caña y línea,
desgarra una herida
y alarga un eco.
Lleva a casa tu provisión de plata.
Desliza un cuchillo a lo largo de
la juntura del vientre,
derrama el tesoro rojo oscuro,
raspa el bordado de espejos.
Ahí. Mira. ¿Qué has aprendido?
El hedor a muerte en la losa.
Un pequeño montón de trampas.
Colchones
Inclinados bajo los terraplenes, se
desparraman como las mujeres ebrias de los suburbios,
doblados y rotos, agrietados por la lluvia,
moldeados por cuerpos desaparecidos o muertos
y apestando a secretos.
Un museo periférico del sueño y el sexo,
un archivo de las emociones y los fluidos,
los relatos de vidas ignoradas
que se consumieron en la oscuridad.
Los artríticos armazones de hierro todavía podrían valer algo,
pero nunca esa cabecera acolchada rosa,
desnuda entre los cardos, reliquia
de algún comienzo atrevido, testimonio
del milagro común: la necesidad de estar cerca,
independiente de las manchas o los moretones.
Traducción: Manuel Naranjo Igartiburu
Del libro Inclinación (Komorebi Ediciones, Valdivia, 2018)
Jean Sprackland (Burton upon Trent, 1962). Poeta y ensayista inglesa. Es profesora de Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana de Manchester, una de las administradoras del Poetry Archive (colección en línea de grabaciones de poetas que leen sus textos) y consultora de proyectos para organizaciones relacionadas con la literatura y la educación. Publicó los libros de poemas Tattoos for Mother’s Day (Spike, 1997), Hard Water (Cape, 2003), Tilt / Inclinación (Cape, 2007; Komorebi, 2018), Sleeping Keys (Random House, 2013) y Green Noise (Cape, 2018), además de los ensayos Strands: A Year of Discoveries on the Beach (Cape, 2012) y These Silent Mansions: A life in graveyards (Cape, 2020). Ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos, el Costa Poetry Award por Tilt (2007) y el Portico Prize for Literature (Non-fiction) por Strands (2012). En el año 2004 fue incluida por la Poetry Book Society en la lista de la Nueva Generación de Poetas, fundada en los años 50 por T. S. Eliot.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una ilustración del artista Kyle Fewell