Sandra Uribe Pérez
La anatomía del vértigo
Karibay Velásquez
Monte Ávila Editores,
Colección Las formas del fuego, Ensayo,
Caracas, 2022, pp. 64.
La anatomía del vértigo: una disección del universo de Clarice Lispector
A la manera de una investigadora minuciosa, la periodista, ensayista y editora venezolana Karibay Velásquez (Mérida, 1984) da cuenta de su lectura obsesiva y rigurosa sobre la obra completa de la escritora ucraniana-brasileña Clarice Lispector, en su libro La anatomía del vértigo (Colección de ensayo «Las formas del fuego») de Monte Ávila Editores Latinoamericana.
.. ..En este ensayo literario-filosófico —presentado en la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), nada más y nada menos que por Juan Antonio Calzadilla Arreaza—, la autora, gobernada por la curiosidad, escudriña y disecciona la complejidad del universo lispectoriano para desentrañar las capas subyacentes del tejido discursivo, reconstruir las piezas, captar con precisión los matices y armar el rompecabezas del sentido.
.. ..Al leer entre líneas los acontecimientos de la vida de una escritora de la envergadura de Clarice —de quien hace cuatro años conmemoramos el centenario de su natalicio—, Karibay consigue descifrar cómo, partiendo del nacimiento de Lispector en la aldea ucraniana de Tchetchelnik mientras su familia huía de un escenario de conflicto en la Rusia soviética, la escritura se vuelca desde muy temprano en el sentido de la vida y sus contradicciones, así como en «la angustiosa necesidad de pertenecer» y «la permanente construcción de una identidad, humana o divina». Y así complementa estos descubrimientos:
Cuando somos conscientes de que la vida se ha vaciado de sentido por medio de la hendija entre ser y pertenecer, no queda otra opción que la acción, primero en forma de queja o lamento que no enviste riesgo aún ni pone en duda los cimientos de la existencia, y luego a modo de confesión que abre el camino a un más allá de la vida individual. Ese abrupto sentimiento de estar ahí en contingencia es el signo que determina la novela de Clarice. Es su angustia existencial, pero es una angustia que se desplaza hacia la creación por el puro deseo de inscribir lo inédito en lo real. La confesión de la autora nace de la experiencia del desencuentro entre ella y lo otro (llámese amante, Dios, criada, cucaracha). Ese andar escindido de los demás es lo que le niega la conciliación consigo misma y frustra el anhelo humano de pertenecer.
.. ..Quizá por todo ello, a través de la suma de nueve ensayos reveladores (Primer destino, Contar sin contar, Acercamiento, La pasión según G. H., Søren y Clarice, El verbo Lispector, Nunca nada es nada, La marca de la carencia y La anatomía del vértigo) sobre quien ha sido catalogada como enigmática, original e inclasificable, y como un clásico de la literatura de Brasil y Latinoamérica, Karibay señala que «leer a Lispector es asistir al combate existencial del hombre». De allí que se arriesgue a decir que
a nuestra escritora la conocemos a través de lo que escribe, su obra es ella misma realizándose. Su narrativa ritma con su verdad interior. Ella no tiene otro tema que sus propios sentidos. La palabra es para Lispector una propuesta religiosa, fe, alimento del alma, acción que sostiene su proyecto humano: ser con lo otro, unirse a lo divino y es por ello que afirma: «Yo, que sin siquiera haberme recorrido toda ya elegí amar a mi contrario, y a mi contrario quiero llamarlo Dios».
.. ..De hecho, en todo este recorrido Clarice es acompañada por Søren Kierkegaard a través de un análisis bastante dilucidador:
Entre Kierkegaard y Lispector hay una distancia infranqueable, lo cual no niega que en ella encontremos tanta identidad como diferencia. Enfrentados en esta lectura, comparten cuando menos el mismo vértigo. Cada uno, desde sus proyectos singulares y con los pies sobre el abismo, rehacen el anverso del espejo humano, aceptan desde allí la tensión de ser también el lado opuesto de la imagen como experiencia fundante de una existencia. La filosofía kierkegaardiana y la narrativa lispectoriana son un retrato de lo informe del ser, el lugar desde donde perece y surge al mismo tiempo un yo en toda su potencia. Igualados en la experiencia de la angustia, su obra es una misma haciéndose en el cuerpo del lector. Lo que varía en ritmo, en intención, en forma, es exacto en el designio y el propósito.
.. ..Es así como, desde una conciencia reflexiva y una actitud interrogadora, Karibay manifiesta que «el universo lispectoriano es deslumbrantemente metafísico y en ese sentido, su obra se sostiene en la angustia, el hambre humana de pertenecer: a alguien, a un país, a la escritura». En la voz de la propia Clarice:
La palabra es mi dominio sobre el mundo. Tuve desde la infancia varias vocaciones que me llamaban ardientemente. Una de esas vocaciones era escribir. Y no sé por qué fue la que seguí. Tal vez porque para las otras vocaciones hubiese necesitado un largo aprendizaje, mientras que para escribir el aprendizaje es la propia vida viviendo en nosotros y a nuestro alrededor. Es que no sé estudiar. Y para escribir el único estudio es escribir.
.. ..Y en palabras de Karibay Velásquez,
escribir es deshabitar el ser, entrar al vacío. Y es por esto que Clarice se cuestiona, en medio de la grandeza del desierto que ha redescubierto, a cuál voz ha seguido, ¿a la de la locura o la de la realidad? ¿Fue la misma voz a la que obedeció Abraham cuando aceptó sacrificar a su hijo? ¿Esa que viene del abismo y que ha sido atendida por tantos artistas? Es la voz del afuera, de la vida anterior que reclama y que unos pocos siguen, guiados por una suerte de sinrazón. No nos estamos refiriendo a un estado de demencia sino a la suspensión del pensamiento, porque para ella la vía de la razón es la que niega las respuestas. Extraviarse, en cambio, es la acción urgente.
.. ..Como se observa, nos encontramos con una voraz, lúcida y apasionada lectora que asume su oficio para hacer suya la obra, desmenuzarla, interrogarla y sospechar de ella, y con una escritora impecable que, a través del análisis detallado de los textos y de los provocadores pasajes que presenta en La anatomía del vértigo nos regala una verdadera experiencia literaria que con certeza conseguirá nuevos adeptos para las diferentes publicaciones de esta importante escritora del siglo XX.
.. ..Esperamos que los lectores de Abisinia Review se extravíen en las páginas de Karibay Velásquez, de modo que se sumen a la predilección por Clarice Lispector y den un paso más allá en la búsqueda del sentido.
Sandra Uribe Pérez nació en Bogotá, Colombia, en 1972. Poeta, narradora, ensayista y periodista, arquitecta, especialista en Entornos virtuales de aprendizaje y magíster en Estudios de la Cultura con mención en Literatura Hispanoamericana. Ha publicado los libros de poesía Uno & Dios (Bogotá, 1996), Catálogo de fantasmas en orden crono-ilógico (Chiquinquirá, Alcaldía Municipal de Chiquinquirá, 1997), Sola sin tilde (Quito, Arcano Editores, 2003) y su edición bilingüe Sola sin tilde – Orthography of solitude (Bogotá, 2008), Círculo de silencio (Bucaramanga, UIS, 2012), Raíces de lo invisible (Popayán, Gamar Editores, 2018) y La casa, Antología (Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2018). Parte de su obra ha sido traducida al inglés, italiano, francés, portugués, griego y estonio, incluida en diferentes antologías y publicaciones nacionales e internacionales, y galardonada en diversos certámenes. Actualmente es docente de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca (Bogotá). Fotografía: Fredy Yezzed.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra Árboles en Collioure
del pintor, ilustrador y escenógrafo francés © André Derain
año 4 ǀ núm. 19 ǀ enero – febrero – marzo 2024
Etiquetas: Clarice Lispector, Colección Las formas del fuego, enero – febrero – marzo 2024, Ensayo, ensayo venezolano, Karibay Velásquez, La anatomía del vértigo, Literatura colombiana, Literatura venezolana, Monte Ávila Editores, núm. 19 Last modified: abril 7, 2024