José Ángel Valente & W. Gordon Chapman
Abisinia Review lamenta la partida del poeta, ensayista y traductor español Andrés Sánchez Robayna, quien era el albacea de la obra de José Ángel Valente y quien desarrolló la titánica tarea de confeccionar la mejor edición de Valente que hasta el momento se ha realizado. El ensayo y el poema que reproducimos a continuación pertenecen al libro Poesía Completa de José Ángel Valente. Edición de Andrés Sánchez Robayna (Galaxia Gutenberg, Madrid, 2021). El lector podrá al final también degustar el original en inglés del poema «And death shall have no dominion» de Dylan Thomas, que tomamos de The Poems of Dylan Thomas (New Directions Publishing Corporation, 1943).
Dylan Thomas
Un pensador con la sangre
And Death shall have no dominion.
D.T.
Dylan Thomas ha muerto el 9 de noviembre, a la edad de treinta y nueve años. Murió siendo una figura aparte de las principales corrientes de la poesía inglesa, y, sin embargo, reconocido como uno de los más grandes poetas de nuestro tiempo.
……Dylan Thomas era galés. Había nacido en 1914 en Swansea, en cuya escuela aprendió las primeras letras. Comenzó su carrera siendo periodista, actividad en la que continuó hasta el comienzo de la guerra. A la hora de alistarse fue declarado inútil por razones de salud y empezó a trabajar para la B.B.C. y el cine. Se dio a conocer así como locutor y guionista de cine y de radio. Su obra en prosa comprende varios cuentos y esa especie de autobiografía que es Portrait of the Artist as Young Dog, uno de los más delicados y penetrantes estudios que se han escrito sobre la adolescencia. En 1934, a la edad de veinte años, publicó su primer libro de versos, 18 Poems. A éste siguió 25 Poems (1936). En 1939, The Map of Love, una colección de prosa y versos, y en 1946, Death and Entrances. En 1952 aparecieron sus Collected Poems: 1934-1952, que contienen —según sus propias palabras— «la mayoría de los poemas que he escrito y todos aquellos que quiero conservar hasta la fecha». Su obra, pues, si tenemos en cuenta la producción media de otros poetas, es relativamente escasa. Los Collected Poems, que abarcan un período de dieciocho años, son solamente noventa. Aunque no conocemos la obra de Dylan Thomas durante el último año de su vida, todo parece indicar que la posteridad le juzgará por este volumen de ciento setenta y ocho páginas solamente.
……Resulta difícil situar a Dylan Thomas en su «tiempo», sin mencionar, al menos, la total evolución de la poesía inglesa de los twenties y de los thirties. Cuando se publica su primer libro de poemas, el panorama literario de Londres era confuso y complejo. Los twenties habían producido muchas extravagancias vanguardistas, pero de ellos había salido un poeta verdaderamente serio y profundo: T.S. Eliot. Preocupado con los males que aquejaban a la cultura contemporánea, Eliot llegó a la conclusión de que en una civilización varia y compleja como la nuestra la poesía tenía que ser forzosamente difícil y su lenguaje «alusivo» e «indirecto». Así, pues, su poesía fue erudita, compleja e intelectual y, en el peor de los casos, un juego conceptista» (me refiero únicamente al primer Eliot). Nada podía distar más de esto que la audaz retórica, la desbordante imaginación, la riqueza musical de Dylan Thomas.
……Los jóvenes poetas de los thirties habían reaccionado también frente a Eliot y contra lo que llamaban su «verso esotérico y sus escondidas alusiones». Su poesía tenía que ser más «popular», puesto que pretendía ser una poesía social. Frente a una civilización decadente, estos poetas —Auden, Spender, C. Day Lewis— vuelven sus ojos hacia la política y la economía y, por tanto, sus versos se hallan dominados por preocupaciones de signo fundamentalmente social. También de estas preocupaciones permaneció alejado Dylan Thomas.
……Thomas representa, pues, una reacción, no sólo contra la poesía intelectual y erudita de Eliot, sino también contra la poesía considerada como reportaje social. Sin embargo, a pesar de su singularísima concepción de la poesía, o tal vez por esto precisamente, no fue nunca un chef d’école. Ciertamente en él tuvo origen un grupo de jóvenes escritores que se llamaron a sí mismos «el nuevo Apocalipsis» cuya actitud era hostil a Auden y a sus seguidores y tenía como fin proclamar la supremacía de la imaginación, una poesía de mitos, apoyada en la musicalidad de la palabra. Este grupo presentó a Thomas como modelo y ejemplo. Sin embargo, el poeta, a pesar de haber sido su punto de partida, nunca lo capitaneó. Se mantuvo aparte de las polémicas del mundo literario, del mismo modo que en su poesía se había mantenido en una actitud de indiferencia para la problemática de su tiempo, y al igual que en su vida diaria continuó siendo siempre un galés y no un ciudadano londinense.
……¿En qué consiste su credo poético? En una nota preliminar a sus Collected Poems escribe: «Estos poemas con todas sus crudezas, dudas y confusiones, se han escrito por amor a los hombres y en alabanza de Dios». Thomas no es un moralizador político, sino un escudriñador del hombre, un cantor de la belleza del mundo. Trató los temas eternos de la poesía: la muerte, el amor, el sentido de la vida, pero abstraídos del momento presente. Durante la guerra escribió un hermoso y significativo poema sobre una muchacha muerta en una incursión aérea, y lo tituló: «Negativa a llorar la muerte de una niña víctima del fuego en Londres». Es decir, que en su poesía no tenía cabida la muerte como un incidente más producido por la guerra, sino tan sólo la idea desnuda de la muerte, desasida de toda propaganda circunstancial que le habría resultado odiosa. Para él mezclar en una elegía como la aludida tales elementos habría sido una especie de blasfemia. Abstrayendo estos grandes temas de toda referencia a lo inmediato temporal, Thomas estudia al hombre, precisamente por razón de su amor al hombre, no de un modo científico e intelectual, sino a través del mundo de las emociones. Era, como D.H. Lawrence, un pensador con la sangre.
……Por otra parte, Thomas estaba inmerso en la tradición galesa del bardo, en la visión celta de la poesía como primitiva inspirada y del poeta como ser profético. El verso de Thomas tiene, efectivamente, todo el acento de la profecía. «Un visionario enamorado de Dios, de la vida y de la magia de la palabra», lo ha llamado Cyril Connolly. Con sus palabras y sus metáforas, Thomas cantó la vida y cantando la vida cantó las alabanzas de Dios. Pues su religión era una especie de panteísmo, al menos en este sentido: una religión en la que Dios era la bondad de la vida, la belleza del mundo, aquello, en suma, donde «no tendrá dominio la muerte».
……Edith Stiwell escribió en 1936 acerca de los 25 Poems: «Ha surgido un nuevo poeta con indudables signos de grandeza». Y Herbert Read dijo, en 1939, de Map of Love: «Este libro contiene la poesía más absoluta que se haya escrito en nuestro tiempo». No obstante, muchos críticos atacaron al Thomas de los primeros poemas, aunque reconociendo todos que había en él una auténtica promesa. En estos primeros poemas el elemento retórico está, efectivamente, exagerado, y la mayoría de ellos carece de una línea de significación continua (frases altisonantes por el mero gusto de ser altisonantes o metáforas no hilvanadas por un tema central). Sin embargo, el borrascoso joven prodigio pasó a ser un artista más maduro y disciplinado, y en Death and Entrances han desaparecido ya la oscuridad y ampulosidad de los primeros poemas. Esta disciplina de sus dotes poéticas no menoscabó su energía imaginativa, ni la vitalidad y riqueza de su expresión, antes bien, lo convirtió en un poeta más grande.
……Ahora que ha muerto de prematura muerte, nos hacemos la inevitable y eterna pregunta: ¿qué hubiera sido si se hubiese prolongado su vida? Pero ¿qué hubieran llegado a ser Keats, Shelley y Mozart? La respuesta no está en lo que hubieran llegado a ser, sino en lo que ya eran. Dylan Thomas era ya —es, por consiguiente— un gran poeta: ha revitalizado la poesía inglesa y enriquecido su lenguaje, devolviéndonos, a la vez, una concepción poética que corríamos el riesgo de perder: la de la poesía como creación de belleza.
GORDON CHAPMAN Y JOSÉ ÁNGEL VALENTE
Y no tendrá dominio la muerte
Y no tendrá dominio la muerte.
Los desnudos muertos se confundirán
con el hombre del viento y la luna del Oeste;
ya roídos sus huesos y desaparecidos,
aún tendrán estrellas en sus manos y a sus pies;
aunque enloquezcan cuerdos serán,
aunque se hundan en el mar volverán a subir;
aunque se pierdan los amantes no se perderá el amor;
y no tendrá dominio la muerte.
Y no tendrá dominio la muerte.
Largamente, bajo los remolinos del mar
yacerán, pero no morirán con pavor;
torcidos en el potro, los tendones rasgados,
atados a la rueda, no se romperán;
en sus manos la fe se partirá en dos,
y el unicornio del mal los traspasará;
hendidas sus entrañas, no se quebrarán,
y no tendrá dominio la muerte.
Y no tendrá dominio la muerte.
Ya nunca en sus oídos gritarán las gaviotas,
ni el rompiente clamor de las olas;
donde una flor se abrió, nunca más una flor
al alzará su cabeza al soplo de la lluvia;
aunque locos y muertos como clavos, martillos
serán: en las flores surgirán sus cabezas,
abiertas en la luz hasta que el sol se caiga;
y no tendrá dominio la muerte.
De Poesía Completa de José Ángel Valente
Edición de Andrés Sánchez Robayna (Galaxia Gutenberg, Madrid, 2021).
And death shall have no dominion
And death shall have no dominion.
Dead men naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan’t crack;
And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.
De The Poems of Dylan Thomas.
New Directions Publishing Corporation, 1943.
José Ángel Valente (Ourense, 25 de abril de 1929 – Ginebra, 18 de julio de 2000). Poeta español, ensayista y abogado. Cursa estudios en la Universidad de Santiago de Compostela obteniendo el título de licenciado en Derecho y en la Universidad Complutense de Madrid, donde se licencia en Filología Románica. Heredero de la tradición mística española, José Ángel Valente asimila tradiciones culturales, históricas y tendencias filosóficas creando textos cada vez más profundos y complicados. Uno de sus cuentos, El uniforme del general (contenido en el libro El número trece) le lleva ante un consejo de guerra en 1972 por la forma en que describe al ejército. Da clases en la Universidad de Oxford y en Ginebra ejerce de traductor de organizaciones internacionales; posteriormente trabaja en París en la sede de la UNESCO. En los años 80 vuelve a España, fijando su residencia en Almería, y continúa con su actividad docente como profesor visitante en diversas universidades extranjeras. En sus últimos años alterna su residencia suiza con la española, y recibe múltiples distinciones como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Premio Nacional de Poesía.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del poeta, pintor y crítico de arte venezolano Juan Calzadilla ©