Giordana García Sojo
Selección y curaduría de Giordana García Sojo
Mucho boom de “literatura femenina”, mucho #metoo en campañas y discursos, mucho feminismo enlatado, pero aún muy poca estructura de investigación, crítica y distribución de la literatura escrita por mujeres que verdaderamente raye y abra un boquete en el canon establecido en premios, becas y residencias, programas de estudio, grandes editoriales y demás estaciones del circuito de legitimación literaria.
…..En este tema hay que afinar el hilado, evitar todo esencialismo que circunscriba el ejercicio literario a “lo femenino” y nos termine engavetando bajo la égida de una sola identidad, esa rúbrica tan manida en estos días y proclive a no significar nada más que una estrategia de ventas o de aprobación “políticamente correcta”. Asimismo, es imperativo asumir la exclusión como una condición tanto contextual como subjetiva: las mujeres nos hemos cosido a un imaginario de nuestro entorno y de sí mismas a partir de la práctica cotidiana y naturalizada de la exclusión.
…..Esta desigualdad de origen no se transforma con esteroides culturales, no es un trabajo ni rápido ni sencillo, pues no se trata solo de visibilizar en estantes, podios o listas a algunas mujeres y corregir en una imagen siglos de exclusión. Se trata de un trabajo sistemático de recuperación de otra memoria y de reconstitución de nuevos espacios y modos de ejercer inclusión, igualdad y resarcimiento histórico.
…..En ese sentido, claro que tiene cabida y es necesario hacer encuentros, antologías, colecciones e incluso editoriales de mujeres. No como una forma de subcategorizar un “tipo” de literatura o un sujeto escritor otro, sino como estrategia de demarcación de la diferencia en tanto excluida de la constitución cultural predominante, por lo tanto tendiente a ser inadvertida, utilizada intermitentemente e incluso usufructuada de a ratos.
…..Para hacer de la literatura escrita por mujeres una constante estructural en el continuo cultural actual (esto por supuesto abarca otros campos sociales) es menester actualizar permanentemente la investigación sobre quiénes escribieron desde la exclusión femenina anteriormente, quiénes lo hacen hoy en día, y qué canales dejaremos abiertos para quiénes decidan hacerlo a futuro. Por ello, toda antología de mujeres es bienvenida y necesaria.
…..En Venezuela la tradición literaria no ha sido distinta a la de la región y a ese gigantismo conceptual que más o menos nos intenta abarcar llamado “Occidente”. Los grandes nombres son de hombres, pero por supuesto las mujeres han estado escribiendo desde inicios de la nación, con grandes dificultades de acceso a las ediciones y publicaciones, pero también con grandes esfuerzos por parte de autoras y grupos de autoras que han logrado atravesar con agujas certeras el canon varón.
…..Por cierto, uno de los mecanismos que hacia 1940 lograron las mujeres del país (de cierta clase social del país) para acceder a la edición y publicación fue la creación de un concurso femenino que llevó a conformar la Biblioteca Femenina Venezolana, que si bien hoy podría generar cierta piquiña por la patente separación en ghetto de “lo femenino”, sirvió efectivamente para que pudieran mostrar sus textos en un tiempo donde los varones de otra manera no lo hubieran permitido, como de hecho sucedía. Gracias a este concurso se conocieron voces hoy fundamentales como Enriqueta Arvelo e Ida Gramcko.
…..Como latinomaericanxs ya hacíamos (y hacemos) parte de una exclusión geográfica que nos arroja a la periferia cultural. Aún hoy las revistas de poesía del centro del norte marcan la pauta del canon. Las mujeres latinoamericanas entonces hemos nadado en una doble exclusión, o lo que hoy se denomina exclusiones interseccionales, donde nos encontramos con lxs negrxs, lxs indígenas, lo no blanco en general, las disidencias sexuales, y lo que podemos llamar la clase trabajadora, o los sectores empobrecidos sistemáticamente.
…..Volviendo a lo que nos toca, en Venezuela, durante el siglo XX, se consolidó un aparato de crítica cultural y literaria nacional. Importantes intelectuales sistematizaron lo mejor de nuestras letras y pensamiento. Las investigaciones de autores como Domingo Miliani, Orlando Araujo y Juan Liscano son fundamentales para entender el provenir y devenir literario venezolano, sin embargo, es patente la ausencia de mujeres, apenas nombradas unas pocas, con una sutileza y delicadeza que no se agradece.
…..Fue en 2003 que las escritoras Yolanda Pantin y Ana Teresa Torres confeccionaron una antología épica: más de 1000 páginas de poetas venezolanas nacidas entre 1886 y 1968. El hilo de la voz significó un hito en la concepción y ruptura del canon, trastocó con fuerza la hipnosis editorial reinante. En su profusa introducción, las autoras hacen hincapié en que “no hay una identidad femenina en tanto las mujeres no son todas iguales entre sí” y son “las circunstancias de opresión” las que de alguna manera nos reúnen, pero advierten que nada más lejos de su voluntad que hacer de la literatura escrita por mujeres “un territorio cerrado”. Esto es importante, porque la paradoja no debe dar pie a nuevas exclusiones, nos separamos estratégicamente en antologías u otras formas de reunión, con la finalidad de potenciar las voces-hilo, servir de amplificador de quienes siguen siendo vistas como “minoría” y además porque nos gusta, hemos aprendido a disfrutar la juntada de las excluidas y a tejer solidaridades nada automática, más bien disruptivas y proactivas.
…..Dentro de estas iniciativas, recientemente apareció la Colección Yo misma fui mi ruta de Fundarte, que ha publicado 18 plaquettes de autoras venezolanas contemporáneas (nacidas a partir de 1975) con la posibilidad de escuchar las voces de las poetas a través de archivos de sonido en la versión digital de los libros. Asimismo, se han realizado encuentros de poetas y escritoras en los últimos años, y han resultado ganadoras una cantidad importante de mujeres en distintos concursos del país.
…..Este panorama de poetas mujeres está atravesado por un fenómeno de reciente data en Venezuela: la emigración. Venezuela fue un país de gran flujo de inmigración durante el siglo XX y parte del XXI, pero aproximadamente a partir de 2014 comienza un proceso de emigración económica que ha reconfigurando los centros de emisión de nuestra literatura y por supuesto la tesitura y temática de la misma. Además de ello, sin duda Venezuela es uno de los países con mayor polarización política de la región, lo que desde el campo literario ha devenido en dos canales de creación y distribución de contenido que pocas veces se encuentran.
…..Sin embargo, existen algunas “zonas francas” donde escritores y escritoras de distinta posición política se encuentran y comparten el mismo sentido de pertenencia a un país, una tradición y una disrrupción, como es el caso de la mencionada Colección Yo misma fui mi ruta de Fundarte, o de la Revista Poesía, que a sus 50 años sigue publicando lo mejor de la poesía venezolana desde una óptica no sectaria.
…..La presente selección de siete poetas contemporáneas venezolanas intenta consagrar criterios de encuentro entre poetas que residen y publican actualmente desde Venezuela y poetas migrantes. Todas con un trabajo reconocido desde distintas instancias de premiación y difusión, pero, sobre todo, con un trabajo que se alza en cada una de ellas con un estilo propio, una búsqueda constante por romper y reencontrar el lenguaje y un reconocimiento del trabajo de las escritoras que las antecedieron.
…..Las poetas de la selección nacieron entre 1977 y 1989. La muestra es breve, apenas tres o cuatro poemas de cada una, pero puede dar indicios de un mapa complejo de convergencias y divergencias que se superponen sin asfixia, tejiendo una multiplicidad de voces que se mueven por la lengua como peces en el agua.
…..Aún es demasiado lo que falta por hacer para rayar y abrir un boquete irreversible en la tradición del canon varón, y reconstituir una concepción amplia y en movimiento del campo cultural y literario. La Revista Abisinia Review contribuye en nuestro rayado convocando estos espacios de reunión de poetas mujeres, por lo que agradecemos el esfuerzo y la claridad editorial.
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Diana Moncada (Caracas, 1989). Poeta y periodista. Autora del poemario Cuerpo crepuscular, que resultó ganador en el Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila en el 2013. Prologuista del libro Al filo de Miyó Vestrini, del sello editorial independiente Letra Muerta. Ganó mención y publicación en el I Concurso Nacional Rafael Cadenas. Forma parte del equipo de colaboradores de la Revista Poesía. Sus poemas han sido publicados en Buenos Aires Poetry, Oculta Lit, Insilio, Círculo de Poesía y varias antologías de la nueva poesía venezolana. Actualmente vive en Lima.
Par
Detalle del par
detalle del igual que vuelve
del órgano que parecido vuelve
sobre la misma inscripción
pares de manos pares de monedas
pares de pares en el cielo
detalle del órgano innoble
revelando el par puro del par par
del par amado por los otros
del par cuyo detalle nubla la cabeza
atrasa el sueño espera
por el número por el par por el órgano
sin mirar el detalle de la luz que sobrevuela
luz es par sobre la noche
sobre el cielo que crece del poblado
que se interroga por el pan
de la mañana innoble par puro
cuando vuelve del número hacia el amor
y pierden los órganos su habla
y el par crece puro como la hierba.
Inédito
el campo doblegó su hambre
( …..es ella
de trigo aparece ….)
soñada como ninguna al amanecer
fue diestra en su agua y natural
en su ensayo ondulatorio
tierra amarillenta casi blanca
mezclada con piedras rodadas
……………propulsión y dirección
círculos quemando las hierbas tendidas
el oro que vegeta adentro ……..(es de luz)
mirar su esfera en el campo
miradores de circuitos elevan su muralla
( …..es ella
de trigo aparece ….)
Del libro inédito Objeto distante
despierto
mentira sobre las hojas
la geometría es dura en la intuición
y soy pobre como ayer o
como nunca quise serlo sonar
la duración se abre
como un hielo y parpadea
verde sobre las cosas
no éramos
señor el resplandor del hambre
sonar la fidelidad del giro
hasta abajo
donde nadie escucha el lugar
acostarse bajo los metales
como antes
sin otra mano que la duerma
y sin embargo
durar sobre las piedras
Del libro inédito Objeto distante
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Cristina Gálvez Martos (Caracas, 1987). Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Cursa la maestría en Inglés como lengua extranjera en la misma casa de estudio. En el 2013 ganó el Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores con su obra Psicopompa. Su poemario Bicorne obtuvo una mención en el VI Concurso Nacional de Poesía. Residió por más de cuatro años en Uruguay, donde realizó un diplomado en Gestión Cultural en Fundación Itaú, Montevideo. Actualmente reside en Caracas y se desempeña como docente de inglés.
Caracol
Se levanta el hombre caracol
en sus dos piernas
de tanto arrastrar la maleta
el hombre caracol mira
el ojo amarillo de Dios
seca su frente
masca fideos fríos, solo en la mesa
y su abrigo en el armario
el hombre se acuesta, costal de huesos
sábana vertebrada
el hombre precisa un centro lechoso
un centro de la boca
fresco de toda inquisición
del sol que le desnuda la frente
el hombre quería la memoria
quizá por eso un día
se enrosca en la tumba y llora todo lo que no lloró
y ríe todo lo que no
y da todos sus besos
el hombre decide cuándo marcharse, a pesar
del árbol abriendo sus alas
de vampiro seco a mediodía
a pesar de la isla que le lame los costados
la señora que aún pasa con su vianda grasosa
por el mismo camino
y él ya no.
a pesar de no querer, se enrosca
porque ya pasó en sus dos piernas
hizo el amor jadeante
espantó las moscas en la resolana
venció algunas veces a sabiendas
de que nunca vencería
escuchó la guitarra
cerró incluso los ojos
en el re, la nota más verde
dio un saltito de pájaro aprendiz
se enrosca, porque ya estuvo afuera
y adentro siempre, siempre le llamaban.
Del libro Psicopompa, 2015
Niebla verde
La ciudad aúlla,
miles de millones de minúsculos mundos engranados.
Desde el piso 26 de la Torre Norte
observo: nada se detiene.
Como un átomo cuyas órbitas aceleradas
lo hacen fuego
hierve la ciudad,
una gran cacerola gris.
Mi mente tampoco ha encontrado reposo.
Extraño a mamá.
A la izquierda, dos zamuros planean
la montaña parece consolarme
por su falda estarán corriendo animales veloces.
Tómame en brazos
lléname los ojos de niebla verde.
En cada hora pico soy huérfana de las orquídeas.
Del libro Bicorne, 2016
Cabras
Parecía que los árboles daban cabras. Porque todas se subían a las ramas y balaban. Eran árboles musicales de cabras, como los hay de pájaros, de gallinas, de murciélagos.
Estos eran árboles de cabras. Algunas tan blancas como un pueblo nevado.
De pupilas rectangulares, cabras que caían tiesas del susto, que reían con las niñas locas y saltaban de alegría.
Desafiaban la gravedad, ascendiendo por pendientes verticales.
Chagall las pintó volando, sobre fondos azules de sueño.
Cabras desobedientes, magas de su danza. Les decían tercas, locas, les decían malas.
Del libro Fauna de cal, 2020
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María Alejandra Rendón Infante (Valencia, 1986). Docente, metodóloga, poeta, ensayista, actriz y promotora cultural. Licenciada en Educación Mención Lengua y Literatura de la Universidad de Carabobo y magister en Literatura Venezolana por la misma casa de estudios. Entre sus obras se encuentran Sótanos (2005), Otros altares (2007), Aunque no diga lo correcto (2017), Antología sin descanso (2018) y Razón doméstica (2018), este último galardonado con el premio único de la Bienal Nacional de Poesía Orlando Araujo en 2016. Ganadora del Premio Nacional de Literatura Stefanía Mosca (2019) con el poemario En defensa propia, publicado en 2020 por el Fondo Editorial Fundarte.
Razón doméstica
Vengo de doblar el día
espantar las moscas de la cocina.
Recojo la noche sin hacer ruido
por costumbre
así me repito
como el Avemaría sobre los muertos.
Seco las manos de la bata una y otra vez
como mi madre
les lleno de manchas que no curan
a la altura de las caderas.
Vengo de perfumar la casa con sahumerios
para espantar el olor viejo de los rincones.
Vengo de la seña aprendida
de tirar la toalla y recogerla
del monólogo de quejas
de asumir la culpa
de abrir las piernas
esperar a ver qué pasa.
La mañana siguiente huele como todas:
………………………………………….a café.
Del libro En defensa propia, 2020
Un día no
Mi abuela María no habló de amor
En sus manos una oración para las ranas
una canción para curar helechos.
Orinaba de pie
comía con las manos.
Techo de Palma por cielo,
las estrellas parecían demasiado lejanas.
Con el mismo barro que la hizo
fabricó una casa con olor a bosque.
Pan caliente a la boca de todos
una vez entero
otras dividido
cocido hasta el centro con el fuego de Prometeo.
Mis abuelas se quedaron con lo amargo de la yuca,
lo demás fue a la mesa.
Indias de Terrón y paja seca,
sin más letras que las de sus nombres.
Mi abuelo le hizo un vestido de golpes.
Ella
María
hembra
Nunca supo cuando fue mujer
él se lo dijo
los hijos (también)
se lo dijeron.
Ella
pecho de candelabro
ojos de fogón ardido
aceptó las fronteras de su cuerpo como mundo.
Un día no
se quejó tarde
cuando la casa quedó
sin ella y sin nosotros.
Del libro En defensa propia, 2020
Envés
No la toquen
quiere a solas tentarse
tantearse
-dos verbos que ya se reconocen-
tocar el centro
despellejarse la flor,
quiere
De no ser por esas costillas que se interponen,
chuparía su carne
mordería la acidez
bebería de su transparencia
succionara su temblor
la luz que de sus pechos sale
abalanzaría a una mujer contra sí
sobre sí
tocaría su cabello mojado
lo enredaría en los labios
torcería el cuello en varias direcciones
tocaría (se)
con la brusquedad precisa
con la cima de la lengua
con la punta
con toda la lengua
girando en contra de los relojes el dedo
los dedos
empujaría con saña
el botón
como hace con la corneta en medio del volante
para que el resto se aparte
huya
juega a desaparecerlos de la faz de la noche
toca
humedece
siempre entera
suficiente
Quiere preñarse de su mano
de ambas manos
meterse
cañón de carne apuntando sobre su propia tierra
con malicia
poner las uñas en la herida que trajo
al ardor en el lugar correcto
vaciar el ánfora sobre
la mano frenética
dibujando el abismo
por el que ha de
irse
venirse
correrse
lloverse
(da lo mismo)
sobre el único cuerpo
que su envés acaricia.
Inédito
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Indira Carpio Olivo (Caracas, 1984). Periodista, poeta y dramaturga. Licenciada en Comunicación social por la Universidad Central de Venezuela, donde ha sido profesora. Por su trabajo en medios digitales le fue conferida mención especial en el Premio Nacional de Periodismo 2016. Es autora de Mujerícolas (El perro y la rana, 2017). Su libro Frutos extraños fue galardonado en 2018 con el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca. Cartas de agua (Índigo editoras, 2020) es su tercera obra. Ha publicado también Diario venusiano (Libero Editorial, 2020) y Malayerba (Fundarte, 2020). Escribió Frutos extraños, la obra de teatro, junto a Oriana Orozco, y Malamadre, ambas para las tablas.
………………………………………….No duerme el animal
…………………………………. ………Ada Salas
es esta especie de animales en duelo
responsable de meteorizar la piedra
hasta convertirla en espejo
hasta perder los ojos
esta especie de animales domésticos
criados entre ellos
para el engorde…………….. la milicia…………….. la noticia
de alcohol para vivificar el espíritu
y oxicodona para mitigarlo
especie de animales sangrantes
no reconoce el peso de su masa
y corre en círculos como gallina sin cabeza
los otros animales nos desprecian
menos los pájaros
que deshojan
y es por esto que creemos en los ángeles
Del libro Diario venusiano, 2020
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Ganíe,
……….mamá llena los espacios en casa. Pero hay
uno en particular que me devuelve a la carne del
hombre. La sombra de su bandera. Me siento
debajo, toco la masa de mis tetas y es imposible no
desembocar. Para qué un hombre planta un trapo
en la tierra, dice que es suyo, y no lo habita. En
mi tierra crece el deseo y hay pájaros dispuestos
a comer.
Del libro Cartas de agua, 2020
Mamá dice que como muchos huevos
que, mínimo como tres a diario
No era verdad hasta que ella lo dijo
Dice que soy como los zorros
busco en el nido…………….. me como a los hijos
Ella cloquea, pero me deja masticar
porque mamá se compadece de mí:
animal al que crió de plumas y vuelo corto
y que creció de hocico, pelos y deseos de matar
¿Qué clase de amor siente la madre por el hijo que falla?
¿es amor o culpa? ¿amor al hijo o amor a lo que de sí tiene el hijo?
¿quién falla?
La gallina y sus hijos son aves malogradas
por eso las abuelas le retuercen el pescuezo
Hay gallinas que aun degolladas brincan sobre la mesa
como el cuerpo del reloj despertador
A mamá la dejó vivir su mamá
vivir bajo el cují de manto caluroso
raspar su vientre gordo contra el tronco-erizado del jabillo
Mamá me dejó vivir a mí, que soy zorra
que conozco el aire con olor a mierda de gallina
que entierro a mis hermanos y dejo sus escamas plumosas sobre la tierra
para que mamá sepa que un día vengo por ella
A mí, que malogro sus huevos
a mí, zorra de nueve colas
Mamá se cubre de pelos como Saturno se cubre de anillos
mamá se hace bañar con orín de lobo
mamá rellena con cemento mis huesos
A mí, despellejada
a mí, que no he sido perra, tampoco mujer
a mí, especie de lugar común en contradicción con la madre
No era verdad hasta que ella lo dijo
Mamá dice que como muchos huevos
la lengua de la madre es bala de salva.
Inédito
ζ
Amarú Vanegas (Mérida, 1977). Ciudadana del puente. Poeta, ingeniera, actriz y productora de teatro. Jefa editorial de Nueva York Poetry Review y de la revista Ablucionistas. Magister e investigadora en Literatura. Fundadora de Catharsis Teatro y Púrpura Poesía. Publicaciones: Mortis (monólogo) y Criptofasia (relato). En poesía: El canto del pez, Dioses proscritos, Añil, Cándido cuerpo mío, Fisuras y Fiebre. Premios: V Concurso de Relatos SttoryBox, España (2016), Premio Internacional de Poesía Candelario Obeso, Colombia (2016), Premio Internacional de Poesía Alfonsina Storni, España (2019), Premio Ediciones Embalaje Museo Rayo (2020) y finalista del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, España (2021).
La mano
Se incendia Alejandría,
mi voz se escurre en sus papiros,
salta cada letra sobre la tierra pisada.
Allí va mi lengua largando sus raros vocablos.
La otra lengua se pasea viscosa
por la mano que inició la pira funeraria.
Del libro Añil, 2019
Tuareg
Tormentas oscurecen los colores del Sahara.
En la enredadera sicalíptica de miradas
las mujeres Tuareg trenzan el círculo
—invocan su temblor de lenguas—.
Nadie vio antes aquellas bocas abiertas
temiendo inhalar
los espíritus malignos.
En su sagrada entraña
custodian la tradición oral
y el rito del té.
Tres maneras de hervir atienden su emoción:
el primer hervor
fuerte como el amor,
el segundo amargo como la vida,
el tercero dulce como la muerte.
Del libro Añil, 2019
Practicantes
……………………………….No permitas que me retire
……………………………….en esta madrugada
……………………………….cuando ya se ha hinchado el pecho
……………………………….y siento cansado y erecto
……………………………….todo este cuerpo
……………………………….que saboreó las balas.
……………………………….Clemencia Tariffa
Mi cuerpo
amó a la guerra y sus soldados.
Tantos rostros, tantos.
Torsos, piernas, cabezas
y espaldas acariciables,
obedientes.
Manos para lustrar las botas
y con tanta devoción ungir las armas.
Saludar a firmes superiores,
izar banderas, cantar los himnos.
Jugosos, juveniles cuerpos,
ágiles en las artes del monte
que aprenden la lección del exterminio.
Vibrantes en la contienda,
lujuriosos de orden cerrado,
afinándose al tono del
un, un, un, dos, tres.
Todo mi cuerpo expandido
—anverso y reverso—,
acepta la llaga de sus amores.
¡Bienvenidos los trocitos que en batalla
procuran por fusión a un buen amante!
Del libro Fiebre, 2021
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Cristina Gutiérrez Leal (Coro, 1988). Doctora en Literatura Comparada por la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ). Profesora del Instituto de Letras y Lingüística de la Universidad Federal de Uberlandia (UFU), investigadora adscrita al Departamento de Lenguas Neolatinas (UFRJ). Publicó la plaquette La primera huida es única (LP, 2018) y el poemario Estatua de Sal, con el que obtuvo el Premio XX Bienal de Literatura José Antonio Ramos Sucre (2015). Ganadora del II Concurso Nacional de Poesía Rafael Cadenas (2017). Sus poemas han sido publicados en diversas antologías y traducidos al inglés, italiano y alemán.
Sé del mar reventando contra un muro
cómo me asusta cuando levanta demasiado su oleaje
cuando enfría sus aguas y es imposible.
Sé de gente buena acodada en puentes
contemplo sus miradas cristalinas y la mía se envidria
me siguen enfermando mis ojos litorales
mis costas.
He visto desde un balcón
un río que divide tres países
abrí ya muchas veces mi puerta para saludar
desconocidos
ya estiré una nueva lengua
ya me senté lo más al norte posible
ya estuve en la última calle de un país
ya fui todo lo insular que pude
ya he puesto toda mi fe en un viaje
ya he querido volver y abrazar
corro tras un nuevo paisaje que se alborote en mis ojos
vivo huyendo de este lugar que soy
pero el desarraigo no me cura
no me cura.
Del libro Estatua de Sal, 2017
Tortugas
Me ama quien ama las tortugas.
Estoy aquí atribuyéndome ese amor como quien posa para un retrato:
buscando un rostro posible.
Me atortugo cuando busco otras lejanas corrientes
mi afición por las idas podría estar incrustada en ese caparazón marino
huyendo de aquel olor a vientre
aquel hedor a tra(d)ición
que me negaría tantos azules
……………………………………..tantos.
Soy tortuga marina cuando vuelvo
pensando que me atrae el imán
una tristeza de casa
un masoquismo de infancia.
Yo solo vuelvo al origen a desovar
solo de esta costa soy capaz de irme
solo en esta orilla en esta arena
mi cuerpo reconoce cierto olor.
Que me ame quien las ama
algo de tortuga he de tener.
Inédito
Delta
I
Ya habían sido dichas profecías para seres del agua:
el tsumani arrebatará los techos de las casas
el sosiego del puerto
aquel huracán abrirá su ojo inmenso en nuestra boca
hogar será el torrente
el rompeolas deshecho
esta sombra de cosas idas.
II
Sentimos revolverse los desechos
algunas profundidades
años de orina empozada hedieron
no fue un huracán fue hedor
atravesando fosa por fosa
III
Del otro lado un remolino enfureció el río
nos abrazamos a la piedra más fuerte
que cuando la muerte llegue encuentre estos cuerpos aplastados contra algo.
IV
Pero de todo río revuelto puede hacerse una acequia
todo cuanto está en el mar reposa alguna vez.
Así nos frotemos los ojos contra las humedades
todas las fuentes forman un cauce
todas mis corrientes encuentran su delta
desembocadura de memoria ahogada
perdón del mar adentro.
Inédito
ζ
Vielsi Arias Peraza (Carabobo, 1982). Poeta, correctora y articulista, egresada de la Facultad de Educación Mención Arte de la Universidad de Carabobo. Ha publicado Transeúnte (El Perro y la rana, 2005) con el que obtuvo el Premio del Certamen Mayor de las Letras y las Artes, Los Difuntos (Fundarte, 2010), Mención Honorífica del Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca, La Luna es mi Pueblo (El perro y la rana, 2012), Luto de los Árboles (El taller Blanco Ediciones, 2021). Actualmente coordina la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio de la Cultura en su ciudad natal. Sus textos han sido publicados en revistas y portales nacionales e internacionales como: Lino Tipia, Astorga, Poesía, entre otros.
Corredores ajenos
Corredores ajenos
visitados por señoras que vuelven.
Están reunidas en silencio
acomodando los rincones .
Abuela, hija y nieta.
Pasando costumbres de una mano a otra
asegurando gestos matrimoniales.
Preparan destino hecho
en reunión secreta.
Mi hija se casa con usted.
Del libro Luto de los árboles, 2021
Memoria
No basta con nombrarlos a todos
repetir sus nombres en otros nombres,
seguirlos llamando por su nombre.
Son los objetos los que nos buscan
tratando de alcanzarnos.
La memoria arrastra una corriente.
Del libro Luto de los árboles, 2021
El tiempo crece como la maleza en el patio.
Con los años,
la edad avanza por los huesos,
y el sueño desaparece.
El café y las moscas
son la única compañía.
Ya no hay horarios con la vida.
El tiempo crece como la maleza en el patio.
Inédito
Hay un tallo creciendo aquí adentro.
Una raíz silenciosa debajo del piso.
Quiebra las paredes y hace tambalear la casa
hasta hacerla caer de rodillas.
Inédito
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Giordana García Sojo (Caracas, Venezuela). Editora, poeta, docente y promotora cultural. Estudió Letras en la Universidad de Los Andes (ULA) y Antropología Social y Derechos Culturales en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Entre 2013 y 2018 dirigió la Editorial El perro y la Rana. Actualmente se dedica al diseño, desarrollo y acompañamiento de proyectos culturales y a la investigación social y geopolítica. Ha publicado ensayos y poemas en antologías y revistas de Latinoamérica y EE. UU. Ha representado a Venezuela en las Ferias del Libro de Buenos Aires y de La Habana. Coguionista de los proyectos de videoarte A.L.M.A. (Amaká, 2020) e Ínsula (en edición). Coautora y compiladora del libro Venezuela, vórtice de la guerra del siglo XXI (La Fogata/El Colectivo, 2020). El poemario Lengua materna es su más reciente libro.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra:
Countouring
100×100
De la artista mexicana © Ninfa Torres