Revista Sur No. 326
Inspirados por la revista Sur refrescamos este reportaje que le realizaron a Alejandra Pizarnik. Reportaje a mujeres trabajadoras e intelectuales argentinas realizado por la revista Sur y publicado en el núm. 326 de septiembre de 1970 – junio 1971. Las respuestas de Alejandra Pizarnik figuran en las páginas 327 a 328. Agradecemos a la poeta y ensayista Ivonne Bordelois por presentarnos este material tan actual y polémico.
8 preguntas a escritoras, actrices, mujeres de ciencia, de las artes, del trabajo social y del periodismo
1. ¿Cree que la mujer, en todos los planos, ha de tener los mismos derechos que el varón?
La mujer no ha tenido nunca los mismos derechos que el hombre. Debe llegar a tenerlos. No lo digo solamente yo. Rimbaud también lo dijo «Quand sera brisé l’infini servage de la femme, quand elle vivra pour elle et par elle, l’homme -jusqu’ici abominable-, lui ayant donné son renvoi, elle sera poète, elle aussi! La femme trouvera de l’ inconnu. Ses modes d’idées différeront-ils des nôtres?- Elle trouvera des choses étranges, insondables, repoussantes, délicieuses; nous les prendons, nous les comprendrons». [Carta de Rimbaud a Paul Demeny (Chaleville, 15/V/1871).]
Inútil agregar que las exaltadas palabras del poeta conforman un razonamiento utópico. Es que nada temen tanto, mujeres u hombres, como los cambios.
2. ¿Cree que la sociedad actual necesita una reforma y que redundará en beneficios de la mujer?
No creo que la sociedad actual necesite una reforma. Creo que necesita un cambio radical, y es en ese sentido que pueden redundar beneficios para la mujer.
3. ¿Cree necesaria la educación sexual?
Por cierto, puesto que lo sexual es arduo.
4. Por el hecho de ser mujer, ¿ha encontrado impedimentos en su carrera? ¿Ha tenido que luchar? ¿Contra qué y contra quién?
La poesía no es una carrera; es un destino.
Aunque ser mujer no me impide escribir, creo que vale la pena partir de una lucidez exasperada. De este modo, afirmo que haber nacido mujer es una desgracia, como lo es ser judío, ser pobre, ser negro, ser homosexual, ser poeta, ser argentino, etc. Claro es que lo importante es aquello que hacemos con nuestras desgracias.
5. ¿Cree que las leyes que rigen el control de natalidad y el aborto deben estar en manos de la Iglesia y de los hombres que gobiernan o bien en el de las mujeres que, a pesar de ser las protagonistas del problema, no han tenido ni voz ni voto en algo que les concierne vitalmente?
Esta pregunta hace referencia a un estado de cosas absurdo. Cada uno es dueño de su propio cuerpo, cada uno lo controla como quiere y como puede. Es el demonio de las bajas prohibiciones quien, amparándose en mentiras «morales», ha puesto en manos gubernamentales o eclesiásticas las leyes que rigen el aborto. Esas leyes son inmorales, dueñas de una crueldad inaudita. Cabe agregar, a modo de ilustración, la sugerencia de Freud de que aquel que inventara el anticonceptivo perfecto o infalible sería tan importante para la humanidad como Jesucristo.
6. ¿Es partidaria del divorcio?
¿Acaso es posible no serlo?
7. ¿Dónde cree que está el problema más urgente de la mujer?
Los conflictos de la mujer no residen en un solo problema posible de señalar. En este caso, y en otros, la consigna sigue siendo: «Changer la vie».
8. ¿Está usted enterada de la lucha de la mujer por sus derechos en los siglos XIX y XX? ¿Sabe cuáles fueron los primeros en reconocerlos y hasta qué límites?
Ignoro estos temas.
De revista Sur, núm. 326, septiembre de 1970 – junio 1971,pp. 327 a 328. .
Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, Argentina, en 1936 en una familia de inmigrantes judíos de origen ruso y eslovaco. Publicó su primer libro, titulado, La tierra más ajena, en 1955. Le siguieron La última inocencia, en 1956, y Las aventuras perdidas, en 1958. Entre 1960 y 1964 se instaló en París y desde allí colaboró en distintas revistas y diarios. De esa época procede su amistad con Julio Cortázar, Arnaldo Calveyra, Ivonne Bordelois y Octavio Paz, quien prologó su cuarto poemario El árbol de Diana (1962). En 1964 regresó a Buenos Aires y publicó sus obras más conocidas: Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Desde 1954 en adelante, Pizarnik fue redactando sus Diarios, publicados por Lumen en 2013 y que la acompañaron hasta los últimos días de su vida. Textos de sombra y últimos poemas se publicó de forma póstuma en 1982. En 1972, a la edad de treinta y seis años, decidió morir en la misma ciudad donde nació. En 2012 Ivonne Bordelois y Cristina Piña compilaron sus cartas en Nueva correspondencia Pizarnik en Posdata Editores de México. En 2023 Ivonne Bordelois publica el libro de ensayos Bonnefoy y Pizarnik, una amistad con la poesía (Abisinia Editorial, Buenos Aires), donde trabaja el papel como traductora de Pizarnik, junto a ella, de la obra del poeta francés Yves Bonnefoy.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del artista colombiano © Fercho Yela