Nana Rodríguez Romero
Selección, curaduría y microcomentario
a cargo de Jonathan Alexander España Eraso.
La escritura de Nana Rodríguez navega la sorpresa y el misterio en los márgenes de la ficción. Cada una de sus narraciones, en constante movimiento y evolución, detiene en su capacidad poética la identidad de las cosas y revela, gracias a personajes urdidos en la intertextualidad y los recuerdos, cómo lo orgánico de la imaginación produce un «golpe de sentido» —recuerdo a Ana María Shua— que alberga el cuerpo genésico de todo enigma.
….Desde torres de eternidad que sostienen la espesura del desastre, hasta el paraíso americano que expira en la duda; desde una deducción trascendental que alborota los conceptos y desemboca en el naufragio marital; pasando por una partida de ajedrez que muestra la herrumbre del rito, hasta una galería en la que se leen los nombres de los universos, Nana nos invita, desde el contrapunto de lo escrito, a una «peregrinación hacia las claridades» —según Octavio Paz—, donde la trama resplandece como la conjura del mundo.
….De esta manera, en los micros de Nana Rodríguez, asistimos a la re-invención de las formas minificcionales a partir de la apertura onírica, que no sólo metaforiza las condenas humanas sino también desoculta una voz narrativa diversa y sus milagros.
Torres del silencio II
Tras el derrumbe, una polvareda de silencio se levantó sobre la gran ciudad.
….Las piernas de arcilla del gigante quedaron al descubierto. Los muertos en sus torres de eternidad aún no saben quién envió los pájaros de fuego que apagaron su luz antes del mediodía.
De Efecto Mariposa, Tunja, 2004.
Paraíso americano
Américo Vespucio creía que la tierra de Indias era la sede del muy conocido paraíso terrenal, pero tres cosas le sembraron la duda:
….Hasta ese momento, Eva no le había ofrecido la fruta y eso que andaba por ahí desnuda y provocativa; la serpiente era tan monstruosa que fue capaz de comerse al padre Adán, y la gran riqueza de la fauna le hizo pensar que todos esos animales no podrían haber cabido en el arca de Noé.
De El sabor del tiempo, Tunja, 2000.
Concepto de Identidad e Infinito
A Manuel Suárez
Al filo de la madrugada, rodeado de tratados de astronomía, física cuántica y topología, con las manos sobre la frente, asombrado ante la curvatura e infinitud del espacio, de los millones de soles y de galaxias que pueblan el universo; los agujeros negros, la antimateria, el tiempo, levantó los brazos, aterrorizado, y gritó a su compañera:
….—¡Eloísa, Eloísa, no somos nada!¡No somos nada!
….Ella, entre dormida y despierta, le contestó:
….—¡Claro, si usted siempre me ha negado!
….Y volteó la espalda para continuar durmiendo.
De La casa ciega y otras ficciones, Bogotá, 2000.
Ajedrez
A Raúl Brasca
Se dice que el juego del ajedrez originariamente era una técnica de adivinación que interpretaba el resultado de la batalla entre las fuerzas eternas del ying y del yang.
….Más tarde en Praga, con la humedad de un sótano como testigo, un hombre de ojos tristes vislumbró el ajedrez como un castillo habitado por reyes, damas, caballos y alfiles invisibles, custodiados por peones sonámbulos y torres que no duermen. Mientras en Buenos Aires, con fervor, un hombre de ojos que miran al infinito poetizó que Dios mueve al jugador y éste a la pieza… ahora, yo, solitaria en el silencio de una ciudad sumergida, sobre mi cuadrícula de luces y de sombras, veo cómo el caballo traza una ele, movido por mi mano, y relincha como una señal de la escritura de Dios, deseoso de que algún día esta secreta partida pueda finalizar en tablas.
De El sabor del tiempo, Tunja, 2000.
Universos
A Jaime Rodríguez Romero
Todos los sábados se reúnen en la galería para pintar y entretejer palabras que dan sentido a los otros días de la semana.
….Aníbal es minucioso, dedica más de un año a cada pieza, son miniaturas con universos dentro de ellas, usa lupa y silencio para corroborar la perfección de sus pequeñas obras.
….Ismael no ha aprendido bien la técnica, es enamoradizo, va y viene. Si entra cualquier mujer a la galería o la ve pasar por la ventana que da a la calle, de inmediato, abandona el cuadro y va tras ella. Esteban, el crítico, no deja pasar el más mínimo defecto en los lienzos, las paletas, las espátulas o los pinceles, nunca se entromete en las ideas. La anciana sólo dibuja bodegones, miles de ellos, no le interesa la venta de sus obras.
….Ah, pero Asdrúbal es veloz, pinta dos cuadros en un mes, formatos grandes llenos de ideas y rupturas, su punto de partida es el negro, nunca el blanco; además, toca piano y chelo, hace fotografía y escultura y, como si fuera poco, es el encargado de la risa.
….Esta galería nunca abre sus puertas, no hace exposiciones, jamás hace subastas, esta galería es una miniatura que no termina de pintar el ensimismado Aníbal.
De El astrolabio, Tunja, 2018.
Nana Rodríguez Romero (Tunja, Boyacá, Colombia). Escritora de poesía y narrativa. Sus minificciones han sido publicadas en varias antologías de diversos países. Becaria del Ministerio de Cultura en el Programa Residencias Artísticas en el exterior. Premio Nacional de poesía Ciro Mendía, 2008. Algunos de sus libros publicados son: «La casa ciega y otras ficciones», «El sabor del tiempo», «Juanantonio», «El astrolabio», «Vendimias del desierto», «La piel de los teclados», «Efecto de mariposa», entre otros. Docente investigadora de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de un fragmento la obra Lo siento, llegó tu hora de la artista Camila López