9 poetas reflexionan
En Abisinia Review nos sentimos comprometidos con el Paro Nacional en Colombia comenzado el 27 de abril del presente año y reivindicamos sus peticiones. Ante las actuales circunstancias en torno a la violación de los derechos humanos por parte de las Fuerzas Militares de Colombia, especialmente, contra la mujer, le preguntamos a nueve poetas colombianas lo siguiente:
Según su visión crítica en el marco de las actuales manifestaciones del Paro Nacional en Colombia ¿Cuál cree usted que es el papel que ha desempeñado o que debería desempeñar la mujer en Colombia como sujeto político, simbólico y social?
Sin más preámbulos, estas fueron sus respuestas:
Desde hace más de 10 años venimos escuchando los relatos de las mujeres que han perdido a sus hijos en la violencia, muchas de ellas han renacido de nuevo ante un país cruel para buscar justicia, memoria y dignidad sobre sus hijos. En estos días de paro nacional otras madres, hermanas y familias se sumarán a la lista de familiares de víctimas, más cuerpos puestos, más cuerpos paridos para la guerra. En Pereira las hermanas de Lucas Villa y la mamá de Héctor Fabio Morales han reclamado por la vida que les fue arrebatada, ya todo será diferente, tendrán que enfrentar tanto la empatía como la indiferencia e insensatez de quienes los señalarán y justificarán el crimen, su lugar dejará de ser el cotidiano de la casa. Muchas mujeres ahora se suman a la primera línea, acompañan a sus hijos e hijas, ondean banderas y agitan sus voces ante la infamia que arrebata los jóvenes del país.
YORLADY RUIZ
Artista colectivo Magdalenas por el Cauca
Pereira, Risaralda, Colombia.
En nuestro país, ha sido un reto superar las condiciones de precariedad en las que aún se encuentra un alto porcentaje de las mujeres, en específico, las mujeres negras en los territorios ancestrales, no sólo debido a la problemática histórica, dramática y dolorosa de la trata transatlántica, la esclavización y el racismo, sino también por el conflicto armado, la violencia de género y el desplazamiento forzado que nos atraviesa en forma de profunda crisis humanitaria. No obstante, las mujeres negras hemos estado trabajando por construir la paz territorial en la búsqueda de soluciones sostenibles. Hemos abierto el debate sobre el buen vivir, la autonomía plural y las economías otras para descolonizar el discurso neoliberal que aún recoloniza la vida, con sus maneras naturalizadas y hegemónicas de nombrar la realidad y construir el mundo; y con su modelo extractivista de desarrollo y progreso como política de la muerte. Las mujeres negras hemos construido en/con los movimientos sociales y organizaciones por la redistribución de la tierra, la soberanía alimentaria o el reconocimiento de nuestros derechos como sujetos políticos, involucrándonos en la movilización popular y en la búsqueda de un futuro posible: la esperanza y la libertad como lucha experimentada desde el cimarronaje en clave de Ubuntu—soy porque somos, o soy porque pertenezco.
ASHANTI DINAH
Poeta y activista afrocolombiana
Barranquilla, Atlántico, Colombia.
La revuelta es un mecanismo universal contra la petrificación social, contra sus alcázares y su milenaria práctica de exclusión. Hoy se llama Paro Nacional en Colombia. Decir Colombia es llenarse la boca de sabores, muchos incompatibles. Después de toda la gama de acíbares y enconos emanando de la fractura del país, paladeamos la voluptuosidad de una belleza y riqueza inagotables. En este Paro Nacional la participación de las mujeres es excepcionalmente integradora. Son voces de la diferencia, antaño excluidas del foro público que ahora visibilizan la respiración plural, dando vigor al latido del cuerpo y de la tierra. Junto con las de nuestros pueblos originarios nutren el sistema sanguíneo del diálogo que la revuelta apremia.
ÁNGELA GARCÍA
Poeta y traductora.
Malbo, Suecia.
Observo las mujeres en las calles y plazas, las escucho en las redes, las leo en los diferentes medios escritos… Cuando ellas gritan con pancartas, entonan una canción, tocan un tambor, marchan al lado de sus compañeros, cuando escriben una columna periodística, o una nota para las redes; cuando ellas van por algo tras una vidriera rota, gritan sus arengas a la policía, o se defienden de sus atropellos… Aparte de su anatomía, de su estatura, de su fuerza, del timbre de su voz, ¿qué es lo que las hace distintas a ellos? Tal vez nada. Quizá lo peculiar sea el énfasis en la defensa de la vida, como en esta pancarta: “¡No parimos, no sangramos, no sufrimos, para que el gobierno nos arrebate nuestra razón de ser!”. Hay algo específico que nos corresponde y que nunca será suficiente: la denuncia de la inequidad de género, desnaturalizar los atropellos contra las mujeres. Y algo necesario hoy más que nunca: la sororidad.
LUZ HELENA CORDERO VILLAMIZAR
Poeta y narradora
Bogotá, Colombia.
Pienso que la mujer debe seguir insistiendo en su lucha por la igualdad, tanto social como política; debe ser crítica, participativa y reflexiva, debe dar sus opiniones sin temores, ya que la posición de desventaja en la que ha estado en algunas ocasiones, le confiere la suficiente experiencia y resistencia, para sobreponerse a la adversidad y ayudar a construir una sociedad más justa y más tranquila.
ELA CUAVAS
Poeta y educadora.
Montería, Córdoba.
Moléculas feminizadas (fragmento)
Lo femenino, como un orden de organización política, apenas se está vislumbrando en estas protestas que potencian el arte y la diferencia, las grandes minorías, como moléculas micropolíticas de una revolución en marcha. Después de todo los grandes héroes del siglo XX no nos trajeron la revolución prometida, no pudieron contra el gran orden neoliberal. Es ahora cuando empieza a fraguarse una manera diferente, sutil y aunque parezca caótica, con otros sentidos, donde lo bélico ya no es el centro ni la herramienta para lograr las transformaciones. El arte, la literatura, la música, la danza se convierten en los medios limpios para lograr justicia, habrá que ver la efectividad de estos medios. Lucas Villa protestó danzando y lleno de espíritu, pero sabía que lo iban a matar por protestar. Poner el cuerpo en estas protestas, no sólo en Colombia sino en Latinoamérica, cada vez más se vuelve una acción que se organiza desde este orden anterior al régimen patriarcal.
ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN
Poeta y docente investigadora.
Santa Marta, Colombia.
Yo creo que el papel de las mujeres en Colombia, en medio de un conflicto interno de más de 50 años ha sido el de las gestoras incansables de la paz y promotoras de la memoria colectiva. El papel de la mujer en Colombia dejó de ser solamente reconocido por el cuidado y la resignación. En algunos sectores del país, a través del empoderamiento social, las mujeres han sido voceras y líderes en la construcción de comunidades, donde la casa y el cuerpo son espacios propicios para hacer memoria y para construir paz desde los actos cotidianos. Creo que muchas veces es un papel olvidado, sin embargo, la mujer desde su conciencia colectiva interconectada con el mundo y con otros seres está en la capacidad política de crear, promover y gestionar en compañía de otras y otros procesos críticos. El país debe recordar que el verdadero virus no es solo el olvido, sino la mezcla de él con el miedo.
DANIELA SANDOVAL PEÑA
Docente y poeta.
Bogotá, Colombia.
Por años las mujeres hemos servido a la tradición de la guerra en Colombia. Participamos de la violencia, cargando el poder patriarcal, sacrificando la vida o soportando las circunstancias aporreando nuestro espíritu. Creo que todo ese tiempo de silencioso sufrimiento, de pérdida, ha extraído de nosotras la necesidad, incluso corporal, de cambiar el modo en que vivimos. Como si hubiéramos heredado aquel cansancio. Esa historia cobra su redención a manos del feminismo, del reconocimiento de la singularidad y la búsqueda de una virtud que exalte la vida en vez de debilitarla. Es a esa profundidad, la de los afectos, que considero imprescindible el papel de las mujeres en el Paro Nacional. No porque divinice (si es que existe) un sentimentalismo maternal o algo parecido, sino porque la rabia y la indignación ha sido expresada siempre igual, a través de la acción. Hacerle daño al otro es lo que sabemos hacer, pero no significa que sea la única manera de canalizar dichas emociones. Siento que en lo femenino, distinguiendo que cada ser humano goza de ello en diferente grado, hay una visión empática, una presunción de que el otro existe, sea ese otro un ecosistema, una nación, y al saberlo, al nombrarlo es que prevalezco, crezco ampliamente por fuera de la moral cristiana, cuyos vicios padecemos, de la acumulación material y el statu quo.
CAMILA TABORDA
Poeta y periodista
La Concha, Antioquia, Colombia.
Es deber de la mujer reconocerse a sí misma como sujeto de derecho con capacidad de gestar un cambio social desde su potencial creador de pensamiento. Después de esta propia reivindicación concebiremos que no sólo jugamos un papel, sino que zurcimos el tejido social con diversos roles ya no impuestos, interiorizados y ejercidos con nuestra libertad de elegir quiénes somos y de entender las divergencias. Las mujeres que cuidan y protegen, las que educan, las que sanan, las que resisten y luchan en la primera línea, las que son puentes de comunicación, las que comparten la sexualidad con cuerpos de deseo sanos de culpa, las mujeres que sangran (porque sangrar es político), y las que no. Las mujeres que se movilizan están reescribiendo nuestra historia como nos reescribimos a nosotras mismas, porque nosotras también somos el país.
STEFHANY ROJAS WAGNER
Poeta y gestora cultural
Buenos Aires, Argentina
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una fotografía de Andrés López