Leandro Frígoli
«Es un libro que busca romantizar la tierra, volver a mirar hacia ella, extraer la semejanza y el ejemplo de la vida en comunidad y en comunión. Sobre el amor, el duelo, la amistad y el trabajo habla la miel oscura de estos versos», escribe Fredy Yezzed sobre «El guardián de la colmena», volumen que publicó Abisinia Editorial en su colección de poesía Concierto Animal, Homenaje a Blanca Varela.
La poética de la abeja
De panal a panal
el hombre le lee poemas a sus abejas.
El relato del hombre
conserva el canto de los laureles y los eucaliptos
en su retiro hacia la calma.
No necesita un perro, un gato, un hijo:
sabe que su trascendencia está en el zumbido.
El mundo será una miel exquisita algún día,
se dice el hombre que lee poemas a sus abejas.
Ante los versos de Hölderlin
la gota se diluye en el riachuelo,
la hoja le grita a la luz de diciembre,
el trébol blanco obsequia su polen.
El hombre que lee poemas a sus abejas
hace una pausa y mira al costado de la colmena:
y ellas danzan su baile épico y cotidiano.
Con el poema vibrando en el aire de las abejas
lo imposible es una opción.
El hombre que lee poemas a sus abejas
escucha los silencios de la colonia
y ve los espacios en blanco entre las palabras.
Una abeja es una pregunta en el paladar.
El guardián de la colmena
Las bromelias nacen
en la copa de la palmera
ante la caída del zángano
Cuando este amante de la reina
sale a cumplir su cita,
las obreras, quizá celosas,
se burlan y lo ignoran.
El poeta lo envidia y lo aborrece
en sus versos con una melaza oscura.
El pintor surrealista,
más proclive a los violines y los payasos,
no dibuja su vuelo nupcial.
La presidenta del sindicato dijo:
«Que la huelga de las obreras
es en venganza contra los
parásitos de la comunidad».
Ante los discursos bélicos,
el zángano se defiende
citando el diccionario Muisca:
zángano significa guardián,
quien da su vida por el placer
de su único amor.
En el atardecer del nabo en flor
madura el jugo del zángano
y la reina agazapada
—en las hondonadas del jardín—
espera por su segundo de lujuria.
¿Es el zángano la clorofila de la colmena?
se pregunta el vencejo afilando la mirada.
«La historia te absolverá, amante mío»,
decreta la reina camino a casa.
Anti-poesía sobre las abejas
La colmena tiene 60.000 abejas.
Para hacer un 1 kilo de cera las
abejas gastan 8 kilos de miel.
Las abejas en busca de comida
pueden volar hasta 3.000 metros.
Las abejas cargan 10 mililitros de miel
en su buche melario.
Solo consumen 4 mililitros de miel por día.
Contra las matemáticas no tengo objeción.
Lo que lamento es que todos los días
las abejas vienen a mi huerto
y devoran mis girasoles con sus mandíbulas.
Mi mujer cree que la quiero cada día
menos, critica los ramos mordisqueados
……………………………………..que le regalo.
François Huber: un ciego en la colmena
No se si fue una pesadilla,
entredormido caminaba rumbo
a ningún lugar.
Mis manos me lo susurraban:
la colmena resplandecía con su mejor pilcha,
un techo de madera rugosa
y unas celdas simétricamente perfectas.
Ante su hogar sentí que me acunaban.
Las acacias negras gemían como lobas en celo
y el chimango aturdía con su llamado matinal.
El viento me transportaba al presente.
Las abejas abrigaban mis manos con su luz
y me despertaban, de vez en cuando,
con sus aguijones.
Un rayo ensordecedor predijo
mi semblante de fantasma,
cubrió con una venda mis ojos
y abrió las puertas de mi percepción.
Phylisco de Thasos: el salvaje
En la antigua Roma
cuando las mujeres
no se bañaban en miel
no había cura, dios, ni diablo
que entendiese al obrero de la colmena.
Ante la cosecha
todos los apicultores
rezan, ofrendan y beben
en honor al Salvaje.
El obsequio de los zumbidos
es una canasta con la cabeza de los cardos,
los brazos del río Callvú,
los ojos de la Sierra de Pablo Acosta
y el beso de nuestra madre
……………………….en una hoja de achicoria.
Ceremonia acompañada
con la lectura del poema
Muerte de Federico García Lorca.
Ante la mirada de los Santos,
de los bailantes y la prosa,
un chorro de cerveza barniza el rito
y cae como una semilla en la tierra.
La fe arde entre las salvajes.
Nació en Lobería, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1979. Es poeta, apicultor y comunicador social. Es Licenciado en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales Olavarría-UNICEN. Técnico en Producción Apícola en la Facultad de Veterinarias de Tandil-UNICEN. Especialista en Desarrollo Rural de la Universidad de Buenos Aires. Sus poemas han aparecido en las antologías Yo vengo a ofrecer mi poema. Antología de Resistencia. (Bogotá – Buenos Aires, 2021), Dramaturxia Galega Actual (Galicia, 2018), Ang ye Gaona o la libertad en el ala (París, 2013) y Poéticas abiertas, simultáneas y obligatorias – PASO (Tandil, 2008). Es colaborador de las revistas Marcha Digital, Revista Digital de Sudestada, Abisinia Review y Cubahora. Es columnista del ciclo radial Sincronízate de la Radio Ekko FM 92.5 de Azul. Actualmente está radicado en Azul, Argentina. El guardián de la colmena es su primer libro de poesía publicado.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de un fragmento de la obra nodo albero iuta verde de © Jorge Eduardo Eielson. Agradecemos a Martha L. Canfield, presidenta Centro Studi Jorge Eielson, Florencia, Italia.