Emilio Jaramillo
Abisinia Review comparte en el presente número la primera entrega, en edición bilingüe español-portugués de Dispersão, libro constituido por doce poemas, del poeta portugués Mário de Sá Carneiro (1890 – 1816), gracias a la nota y la traducción de Emilio Jaramillo, quien en un breve texto nos ubica sobre la obra y personalidad de este autor. La segunda parte de Dispersão la compartiremos en el número siguiente acompañado de la nota que escribió su amigo y editor Fernando Pessoa meses después de la muerte de Sá Carneiro.
Anhelo de lo bello: la poesía de Sá-Carneiro
Mário de Sá-Carneiro nació en el seno de una familia acomodada en Lisboa en 1890 y se suicidó en París en 1916 a los 26 años. Fue una figura clave en la renovación literaria de Portugal, junto a su amigo Fernando Pessoa, e hizo parte de la generación Orpheu, así nombrada por la revista que fundaron Pessoa, Sá-Carneiro y Almada Negreiros. En ese momento Europa comenzaba a sentir una necesaria renovación en todos los ámbitos del arte, y en Portugal fue la generación Orpheu quien acudió a este llamado.
Pero antes de Orpheu, Sá-Carneiro se había iniciado en el mundo literario en 1912 con Amizade, una obra de teatro que hizo junto a su amigo Tomás Cabreira Júnior, compañero del Liceo Camões de Lisboa; y que fue representada el 23 de mayo de 1912 en el teatro del Club Estefânia. Publicará más tarde ese mismo año un conjunto de novelas que llamó Princípio. Escribió después la novela A Confissão de Lúcio en 1913. Este fue un año prolífico para Sá-Carneiro, pues escribió también Dispersão, la obra que nos ocupa, y que fue revisada por Fernando Pessoa.
Según Alberto Virella, en la poesía de Sá-Carneiro hay una lucha constante entre el hombre que busca la belleza y el que es prisionero de su propio cuerpo, gordo y feo, y al que la belleza le está vedada. Ese anhelo por la belleza estará presente en toda la obra de Sá-Carneiro, y ya en su primer poemario se ve con claridad. Sin embargo, este no será un anhelo sereno, pues busca con la rabia del que sabe que no va a encontrar, aun cuando para los otros sí es posible, lo que lo llevará a la imposibilidad de la existencia: ¿Dónde existo que no existo en mí? (En Excavación).
En Dispersão es posible encontrar la lucha entre el hombre que ha rechazado el mundo del tedio burgués para ir en busca de la belleza, y aquel que se estrella contra una realidad que no le permite alcanzarla: ¿Para qué me sueña la belleza/ Si no la puedo transmigrar? (En Voluntad de dormir). Esta contradicción, le llevará a un estado de vértigo y desasosiego visibles en poemas como Dispersión o Remolino.
Apareció después, en 1915, Céu em Fogo, última obra que publicaría en vida. La frustración de no encontrar en la realidad el mundo que su mente creaba, lo llevó a una depresión que aumentaba día a día y que llegaría a su punto máximo el 26 de abril de 1916, día de su suicidio en el Hôtel Nice de París. Tras beber cinco frascos de arseniato de estricnina, esperó la llegada de sus amigos que lo encontraron agonizante.
A Sá-Carneiro la fama le llegaría póstuma, en parte gracias a Fernando Pessoa, quien lo llamó «Genio no sólo del arte sino de la innovación». En 1937 la revista Presença publicó el segundo de los dos libros de poesía de Sá-Carneiro Indícios de Oiro, cuyo manuscrito fue enviado a Pessoa antes del suicidio.
La lectura de Sá-Carneiro puede tornarse confusa en algunas ocasiones, pues juega con el lenguaje, convierte en transitivos verbos que no lo son, crea neologismos, tiene algunas contradicciones semánticas; y todo lo hace respetando la métrica. Sea quizás esta una muestra del mundo de un hombre que encarnó en su obra lo que vivió en su vida: la angustia de no alcanzar la anhelada belleza.
EMILIO JARAMILLO
Mário de Sá Carneiro
[1890 – 1816]
Dispersión
[Primera parte]
Partida
Al ver fluir la vida humanamente
En sus aguas ciertas, dudo,
Y me detengo a veces en el torrente
De las cosas brillantes que medito.
Me confronta un deseo de escapar
Al misterio que es mío y me seduce.
Pero pronto me vence. Su luz
No hay muchos que la sepan reflejar.
Mi alma nostálgica del más allá,
Llena de orgullo, se ensombrece,
A mis ojos ungidos sube un llanto
Que tengo la fuerza de sumir también.
Porque reacciono. La vida, la naturaleza,
¿Qué son para el artista? Nada.
Lo que debemos es saltar en la bruma,
Correr en el azul a buscar la belleza.
Es subir, subir más allá de los cielos
Que sólo acumulan almas nuestras,
Y postrados rezar, en sueños, al Dios
Que allí con aureola doraron manos nuestras.
Es partir sin temor contra la montaña
Ceñidos de quimera y de irreal.
Blandir la espada leonada y medieval,
Construir a cada instante castillos en España¹.
Es suscitar colores enloquecidos,
Ser garra imperial enclavijada,
Y, en una extremaunción del alma ampliada,
Viajar por otras vidas, otros sentidos.
Ser columna de humo, astro perdido,
Forzar los torbellinos aladamente,
Ser ramo de palmera, agua naciente,
Y arco de oro y llama distendida…
Ala distante sacudiendo locura,
Nube precoz de sutil vapor,
Ansia revuelta de misterio y olor,
Sombra, vértigo, ascensión ¡Altura!
Y yo me entrego entero al final de esta tarde
a la espiral aérea que me eleva a las cumbres.
¡Loco de esfinges el horizonte arde,
pero sigo ileso entre destellos y bordes!…
Espejismo violáceo de nimbado encanto
¡Siento mis ojos volverse en el espacio!
Me extiendo, venzo, llego y sobrepaso;
Soy laberinto, unicornio y acanto.
Sé la distancia, comprendo el Aire;
Soy lluvia de oro y soy atisbo de luz;
Soy copa de cristal lanzada al mar,
Diadema y emblema, yelmo real y cruz…
Una bandada de quimeras a lo lejos se asoma…
¡Qué apoteosis inmensa por los cielos!
El color ya no es color ¡Es canción y aroma!
Me vienen saudades de haber sido Dios…
*****
Al triunfo mayor ¡Vamos avante!
Mi destino es otro, extraño y grande.
Es sólo que cuesta muy caro:
La tristeza de nunca ser dos…
París, febrero de 1913.
Mário de Sá Carneiro
(1890 – 1816)
Dispersão
[Primeira parte]
Partida
Ao ver escoar-se a vida humanamente
Em suas aguas certas, eu hesito,
E detenho-me ás vezes na torrente
Das coisas geniais em que medito.
Afronta-me um desejo de fugir
Ao misterio que é meu e me seduz.
Mas logo me triunfo. A sua luz
Não ha muitos que a saibam reflectir.
A minh’alma nostalgica de àlem,
Cheia de orgulho, ensombra-se entretanto,
Aos meus olhos ungidos sobe um pranto
Que tenho a força de sumir tambem.
Porque eu reajo. A vida, a natureza,
Que são para o artista? Coisa alguma.
O que devemos é saltar na bruma,
Correr no asul á busca da beleza.
É subir, é subir àlem dos ceus
Que as nossas almas só acumularam,
E prostrados resar, em sonho, ao Deus
Que as nossas mãos de aureola lá douraram.
É partir sem temor contra a montanha
Cingidos de quimera e d’irreal;
Brandir a espada fulva e medieval,
A cada hora acastelando em Espanha.
É suscitar côres endoidecidas,
Ser garra imperial enclavinhada,
E numa extrema-unção d’alma ampliada,
Viajar outros sentidos, outras vidas.
Ser coluna de fumo, astro perdido,
Forçar os turbilhões aladamente,
Ser ramo de palmeira, agua nascente
E arco de ouro e chama distendido…
Asa longinqua a sacudir loucura,
Nuvem precoce de subtil vapor,
Ansia revolta de misterio e olor,
Sombra, vertigem, ascensão—Altura!
E eu dou-me todo neste fim de tarde
Á espira aerea que me eleva aos cumes.
Doido de esfinges o horizonte arde,
Mas fico ileso entre clarões e gumes!…
Miragem rôxa de nimbado encanto—
Sinto os meus olhos a volver-se em espaço!
Alastro, venço, chego e ultrapasso;
Sou labirinto, sou licorne e acanto.
Sei a Distancia, compreendo o Ar;
Sou chuva de ouro e sou espasmo de luz;
Sou taça de cristal lançada ao mar,
Diadema e timbre, elmo rial e cruz…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
O bando das quimeras longe assoma…
Que apoteose imensa pelos ceus!
A côr já não é côr—é som e aroma!
Vem-me saudades de ter sido Deus…
* * * * *
Ao triunfo maior, àvante pois!
O meu destino é outro—é alto e é raro.
Unicamente custa muito caro:
A tristeza de nunca sermos dois…
Paris—fevereiro de 1913.
Excavación
En el ansia de tener alguna cosa,
Divago dentro de mí para buscar,
Desciendo en vano, sin nada hallar,
Y mi alma perdida no reposa.
Sin nada tener, me decido a crear:
Blando la espada: soy luz armoniosa
y llama genial que todo osa
Únicamente a fuerza de soñar…
Mas pronto se desvanece la dorada victoria…
Y cenizas, sólo cenizas, en vez de fuego…
¿Dónde existo que no existo en mí?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Un cementerio falso sin osarios,
Noches de amor sin bocas aplastadas
Todo otro temblor que principio o fin…
París, 1913. Mayo 3.
Escavação
Numa ansia de ter alguma cousa,
Divago por mim mesmo a procurar,
Desço-me todo, em vão, sem nada achar,
E a minh’alma perdida não repousa.
Nada tendo, decido-me a criar:
Brando a espada: sou luz harmoniosa
E chama genial que tudo ousa
Unicamente á força de sonhar…
Mas a vitória fulva esvai-se logo…
E cinzas, cinzas só, em vez do fogo…
—Onde existo que não existo em mim?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Um cemiterio falso sem ossadas,
Noites d’amor sem bôcas esmagadas—
Tudo outro espasmo que principio ou fim…
Paris 1913—maio 3.
Entresueño
En una incierta melodía
Toda mi alma se esconde.
Reminiscencias de dónde
Me perturban con nostalgia…
¡Mañana de armas! ¡Mañana de armas!
¡Romería! ¡Romería!
. . . . . . . . . . . . . . .
Palpo… doblo… resbalo…
. . . . . . . . . . . . . . .
Princesas de fantasía
Se desencantan de las flores
. . . . . . . . . . . . . . .
Qué buena pesadilla…
. . . . . . . . . . . . . . .
Presiento un gran intervalo,
Deliro todos los colores,
Vivo en violeta y muero en sonido…
París, 1913. Mayo 6.
Inter-sonho
Numa incerta melodia
Toda a minh’alma se esconde.
Reminiscencias de Aonde
Perturbam-me em nostalgia…
Manhã d’armas! Manhã d’armas!
Romaria! Romaria!
. . . . . . . . . . . . . . .
Tacteio… dobro… resvalo…
. . . . . . . . . . . . . . .
Princesas de fantasia
Desencantam-se das flores…
. . . . . . . . . . . . . . .
Que pesadelo tão bom…
. . . . . . . . . . . . . . .
Pressinto um grande intervalo,
Deliro todas as côres,
Vivo em roxo e morro em som…
Paris 1913—maio 6.
Alcohol
Guillotinas, balas y castillos
Se deslizan lejanos en procesión.
Me voltean crepúsculos amarillos,
Mordidos, enfermos de violeta.
Baten alas de aureola en mis oídos,
Me enfatizan sonidos de color y perfume,
Me hieren los ojos torbellinos de bordes,
Desciende mi alma, sangran mis sentidos.
Me respiro en el aire que de lejos viene,
De la luz que me ilumina participo;
Quiero reunirme, pero me disipo,
Lucho, me resisto… ¡En vano! Sonidos del más allá…
Corro a mi alrededor sin encontrarme…
Todo oscila y desaparece como espuma…
Un disco de oro surge girando…
Cierro mis ojos con pavor a la bruma…
¿Qué droga fue la que me inoculé?
¿Opio del infierno y no del paraíso?
¿Qué sortilegio a mí mismo lancé?
¿Cómo es que en dolor genial me eternizo?
Ni opio ni morfina. Lo que me encendió
Es un alcohol más raro y penetrante:
Es sólo de mí que ando yo delirante,
alborada tan fuerte que me anocheció.
París, 1913. Mayo 4.
Alcool
Guilhotinas, pelouros e castelos
Resvalam longemente em procissão;
Volteiam-me crepusclos amarelos,
Mordidos, doentios de roxidão.
Batem asas d’aureola aos meus ouvidos,
Grifam-me sons de côr e de perfumes,
Ferem-me os olhos turbilhões de gumes,
Desce-me a alma, sangram-me os sentidos.
Respiro-me no ar que ao longe vem,
Da luz que me ilumina participo;
Quero reunir-me, e todo me dissipo—
Luto, estrebucho… Em vão! Silvo pra àlem…
Corro em volta de mim sem me encontrar…
Tudo oscila e se abate como espuma…
Um disco de ouro surge a voltear…
Fecho os meus olhos com pavor da bruma…
Que droga foi a que me inoculei?
Ópio d’inferno em vez de paraíso?…
Que sortilegio a mim proprio lancei?
Como é que em dôr genial eu me eteriso?
Nem ópio nem morfina. O que me ardeu,
Foi alcool mais raro e penetrante:
É só de mim que eu ando delirante—
Manhã tão forte que me anoiteceu.
Paris 1913—maio 4.
Voluntad de dormir
Hilos de oro tiran de mí
Para levantarme del polvo,
Cada uno hacia su fin,
Cada uno hacia su norte…
. . . . . . . . . . . . . . .
Ah, qué saudade de muerte…
. . . . . . . . . . . . . . .
Quiero dormir… Anclar…
. . . . . . . . . . . . . . .
¡Arránquenme esta grandeza!
¿Para qué me sueña la belleza
Si no la puedo transmigrar?
París, 1913. Mayo 6.
Vontade de dormir
Fios d’ouro puxam por mim
A soërguer-me na poeira—
Cada um para o seu fim,
Cada um para o seu norte…
. . . . . . . . . . . . . . .
—Ai que saudade da morte…
. . . . . . . . . . . . . . .
Quero dormir… ancorar…
. . . . . . . . . . . . . . .
Arranquem-me esta grandeza!
—Pra que me sonha a beleza,
Se a não posso transmigrar?…
Paris 1913—maio 6.
Dispersión
Me perdí dentro de mí
Porque yo era laberinto,
Y hoy, cuando me siento,
Es con saudades de mí.
Pasé por mi vida
Un astro loco soñando.
En el ansia de ir adelantando,
Ni me di cuenta de mi vida…
Para mí es siempre ayer,
No tengo mañana ni hoy;
El tiempo que para otros huye
Cae sobre mí hecho ayer.
(El Domingo de París
Me recuerda al desaparecido
Que sentía conmovido
Los Domingos de París:
Porque un domingo es familia,
Es bienestar, es franqueza,
Y los que miran la belleza
No tienen bienestar ni familia).
El pobre joven de los anhelos…
Tú, sí, ¡Tú eras alguien!
Y fue por eso también
Que te abismaste en los anhelos.
La gran ave dorada
Batió alas hacia los cielos.
Pero las cerró saciada
Al ver que ganaba los cielos.
Como se llora un amante,
Así me lloro a mí mismo:
Yo fui amante inconstante
Que se traicionó a sí mismo.
No siento el espacio que encierro
Ni las líneas que proyecto.
Si me miro en un espejo, yerro,
No me hallo en lo que proyecto.
Regreso dentro de mí,
Pero nada me habla, ¡Nada!
Tengo el alma amortajada,
Marchita, dentro de mí.
No perdí mi alma,
Está dentro de mí extraviada.
Así lloro, de la vida,
La muerte de mi alma.
Recuerdo con saudade
Una gentil compañera
Que en toda mi vida
Nunca vi… Pero la recuerdo.
Su boca dorada
Y su cuerpo desvanecido,
En un hálito perdido
Que viene en la tarde dorada.
(Mis grandes saudades
Son de lo que nunca alcancé.
¡Ah, como tengo saudades
de los sueños que no soñé! …)
Y siento que mi muerte,
Mi dispersión total,
Existe a lo lejos, al norte,
En una gran capital.
Veo mi último día
Pintado en rollos de humo,
Y todo azul de agonía
En sombra y lejanía me sumo.
Ternura hecha saudade,
Yo beso mis manos blancas…
Soy amor y piedad frente
A estas manos blancas…
Tristes manos largas y lindas
Que se hicieron para dar…
Nadie las quiso estrechar…
Tristes manos largas y lindas…
Y tengo pena de mí,
Pobre muchacho ideal…
¿Qué me faltó al final?
¿Un vínculo? ¿Un rastro?… ¡Ay de mí! …
Cayó en mi alma el crepúsculo;
Yo fui alguien que pasó.
Seré, pero ya no me soy;
No vivo, duermo el crepúsculo.
Alcohol de un sueño otoñal
Me penetró vagamente
Y me sumió durmiente
En una bruma otoñal.
Perdí la muerte y la vida,
Y, loco, no enloquezco…
La hora huye vívida,
Yo la sigo, pero permanezco…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Castillos desmantelados,
Leones alados sin melena…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
París. Mayo de 1913.
Dispersão
Perdi-me dentro de mim
Porque eu era labirinto,
E hoje, quando me sinto,
É com saudades de mim.
Passei pela minha vida
Um astro doido a sonhar.
Na ansia de ultrapassar,
Nem dei pela minha vida…
Para mim é sempre ontem,
Não tenho amanhã nem hoje:
O tempo que aos outros foge
Cai sobre mim feito ontem.
(O Domingo de Paris
Lembra-me o desaparecido
Que sentia comovido
Os Domingos de Paris:
Porque um domingo é familia,
É bem-estar, é singeleza,
E os que olham a beleza
Não tem bem-estar nem familia).
O pobre moço das ansias…
Tu, sim, tu eras alguem!
E foi por isso tambem
Que te abismaste nas ansias.
A grande ave dourada
Bateu asas para os ceus,
Mas fechou-as saciada
Ao ver que ganhava os ceus.
Como se chora um amante,
Assim me choro a mim mesmo:
Eu fui amante inconstante
Que se traíu a si mesmo.
Não sinto o espaço que encerro
Nem as linhas que projecto:
Se me olho a um espelho, érro—
Não me acho no que projecto.
Regresso dentro de mim,
Mas nada me fala, nada!
Tenho a alma amortalhada,
Sequinha, dentro de mim.
Não perdi a minha alma,
Fiquei com ela, perdida.
Assim eu choro, da vida,
A morte da minha alma.
Saudosamente recordo
Uma gentil companheira
Que na minha vida inteira
Eu nunca vi… Mas recordo
A sua bôca doirada
E o seu corpo esmaecido,
Em um halito perdido
Que vem na tarde doirada.
(As minhas grandes saudades
São do que nunca enlacei.
Ai, como eu tenho saudades
Dos sonhos que não sonhei!…)
E sinto que a minha morte—
Minha dispersão total—
Existe lá longe, ao norte,
Numa grande capital.
Vejo o meu ultimo dia
Pintado em rôlos de fumo,
E todo asul-de-agonia
Em sombra e àlem me sumo.
Ternura feita saudade,
Eu beijo as minhas mãos brancas…
Sou amor e piedade
Em face dessas mãos brancas…
Tristes mãos longas e lindas
Que eram feitas pra se dar…
Ninguem mas quís apertar…
Tristes mãos longas e lindas…
E tenho pena de mim,
Pobre menino ideal…
Que me faltou afinal?
Um élo? Um rastro?… Ai de mim!…
Desceu-me nalma o crepusculo;
Eu fui alguem que passou.
Serei, mas já não me sou;
Não vivo, durmo o crepusculo.
Alcool dum sôno outonal
Me penetrou vagamente
A difundir-me dormente
Em uma bruma outonal.
Perdi a morte e a vida,
E, louco, não enlouqueço…
A hora foge vivida,
Eu sigo-a, mas permaneço…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Castelos desmantelados,
Leões alados sem juba…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Paris—Maio de 1913.
- Tomado de la expresión francesa château en Espagne, designa las cosas imposibles o irrealizables.
Emilio Jaramillo nació en Bogotá en 1995. Docente catedrático de la Universidad El Bosque y Universidad Distrital FJC. Traductor, ensayista, dramaturgo y poeta. Ha publicado el libro de ensayos El árbol del Edén, escritos sobre literatura (Fallidos editores, 2021) y como traductor Cuentos japoneses de amor y guerra de Y. T. Ozaki (Satori, 2021), Misceláneas japonesas de L. Hearn (Satori, 2022), Cuentos tradicionales de Japón de Y. T. Ozaki (2023), Cuentos tradicionales de los Ainu de B. Chamberlain (Miraguano, 2023), Cuentos ilustrados japoneses de T. Williston (Satori, 2024), además de otros libros y artículos de investigación académica y literaria. Es director del grupo Teatro Luar.
La máscara que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la serie Legado de razas,
modelado en caolín, horneada a leña,
del escultor ceramista ©Mauricio Pablo D’ Amico