A propósito de «Una madre es un piano triste» de María Malusardi ǀ María Barrientos

María Barrientos

Una madre es un piano triste
María Malusardi.
Las furias Editora, Buenos Aires, 2021, 160 pp.

A la manera de una sobreviviente, Malusardi nos hace entrar en un feroz viaje en donde se cruzan pasado y presente: la niña abrazada a su madre triste, la misma niña que deberá pasar años después por una histerectomía, palabra clínica para bautizar la no maternidad: «nacer es un accidente». La hija, la madre y todo ser es un accidente. Los accidentes producen daños y los daños producen escritura.
…..Leer a Malusardi es entrar en las profundidades del nombrar y de la marca de ese daño «la poesía expulsa a la familia de sus llagas». La mirada de una madre triste podría decidir un destino de vacíos; el abrazo de una madre triste junta los cuerpos y entonces la hija que no puede escapar de esa segunda piel, recordará y olvidará el ¿deseo? de la maternidad. Dirá Malusardi «el lenguaje del que olvida es el más poético» y así expulsa los demonios, convoca retazos (discursos) de infancia con reflexiones de la mujer que ancla su maternaje en la lengua, esa costura que junta pasado y presente en un tiempo indefinido.
…..La maternidad, palabra amada y temida. Hecha de mandatos, de amor y de odio: «¿Sin hijos no somos?»
…..La quebradura por donde lo deseado y no deseado instala alegría y penuria. La madre que lanza de punta sus heridas viejas. El ser madre de la madre para esconderse de la trampa: «Soy mi propia hija a la que no puedo amar sin destruir».
…..Los recuerdos llegan y son pedazos rotos de alguna pequeña felicidad: un abrazo, la máquina Singer, el olor del cuerpo materno. El cuerpo-tristeza del que después no se puede salir, sino por momentos, el dolor que queda, ese exceso que se hará escritura, que se hará grito. Porque nadie mata a la madre, porque la madre y la no-madre parecen amantes traicionados. El triunfo es maternar la escritura con ese dolor adentro.
…..Qué hacer con una historia de siglos de mandatos, de señales que cumplir, de deberes para ser una mujer completa.
…..La escritura que se presenta cuando el dolor es el parto de un nonato, las exequias de la infancia, las pequeñas felicidades que van y vienen como campos minados. La escritura hace pie en el cuerpo, en el cuerpo de la no-madre. La escritura que revive la llaga y después la sutura y después la vuelve a abrir, como un parto no buscado que puja palabras para sobrevivir. Se escribe con el cuerpo propio subsumido en el cuerpo de la madre, con el nonato adentro, como un cristal roto que aún sangra.
…..Malusardi con extremada delicadeza muestra imágenes de la tristeza en este ¿poema-ensayo? ¿ensayo poético? ¿autobiografía?, ¿es necesario diagnosticar la escritura? En verdad eso no importa, porque su lectura nos transporta a un campo minado. Con la misma delicadeza hunde su escritura, como esos pequeños cuchillos domésticos, que más allá de su forma, esconden el mejor filo. No escatima mostrar un yo lírico ya vuelto hacia el desgarro, ya vuelto hacia la melancolía, lo que confirma un lugar en el mundo del cuerpo de las mujeres, cuerpo tan herido y a la vez bendecido ante la falta; porque es la falta lo que lleva a escribir.
…..Madre e hija en un revoltijo de recuerdos, de heridas, de pocas felicidades. La música ahora es la escritura, el cordón umbilical recién cortado, el nonato que al fin lanza su primer grito en la cuna del lenguaje.
…..Los niveles de escritura se conectan, fragmentarios, los flashback tejen una trama que se nos impone y es imposible detener la lectura.
…..También se filtra la alegría en la figura del abuelo sastre y en el adentrarse en su cueva de hilos, madejas, tramas, agujas que pueden suturar, rodillas que pueden astillarse para ir a la búsqueda de un ovillo díscolo.
…..El paisaje aparece en el final, en un océano (¿signo de un líquido amniótico?) como en un quimérico nuevo nacimiento, la pequeña tiene un estallido de felicidad contra el cuerpo de una madre, joven y alegre, que la abraza en ese mar que resplandece. El agua las iguala, compasiva, dirá Malusardi: «no somos más que dos mujeres». Dos mujeres inaugurando un abrazo primordial que no necesita palabras.
…..La tristeza es quebrada por la escritura, salvoconducto para suturar: al fin de cuentas todo el libro es un libro sobre la escritura que sale del cuerpo como una criatura a maternar. Criatura que a su vez ayuda a sobrevivir.
…..Hay una correlación cuerpo de las mujeres/escritura. ¿Hasta dónde forzar los mandatos? ¿Quién dice cuándo el cuerpo de una mujer está completo?, ¿quién dice que un texto es un poema, un ensayo, un cuento? Y ¿podremos aceptar destruir esos mandatos que ya han hecho carne en nosotros? Allí está el desafío del que Malusardi sale airosa. «Una madre se va de sí. Una hija escucha y ampara. Los sonidos hacia atrás (…) ¿salvará el poema la pérdida inicial de los cuerpos turbios? El lenguaje (…) es el enigma del sinsentido. Hay que descifrar en la sonoridad y su alquimia. (…) También una madre es el amor. O más bien: una madre es todo el amor. Además es un piano triste. Y a veces, un cardo eficaz.»
…..La escritura de Malusardi dialoga con Medea, con Ofelia, con Adrienne Rich, con Marguerite Duras; las mixtura. Lo que esconde el ahogo de tanta pregunta se apoya en otras escrituras, que como salvavidas elige deliberadamente, con la premura del ahogado. La autora interpela, ya no para comprender sino para encontrar un lugar definitivo: «No seré. Más. Que poeta».

María Barrientos nació en Buenos Aires, Argentina. Publicó libros de poesía y de narrativa. «Cross» (1993) Poesía. Finalista Concurso Hispanoamericano de Diario de Poesía. «Sociales» (2011) Narrativa. «La duración» (2013) Poesía. Este último libro fue seleccionado para el proyecto «Ibuk Biblioteca de Poesía», creación de los poetas Marión Berguenfeld y Ramón Fanelli. Traducida parcialmente al francés y al portugués; poemas y relatos suyos han sido publicados en revistas de Brasil y México. Figura en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez. Es profesora de literatura y coordina talleres de escritura.