Yubely Vahos
Abisinia Review le dedica el dossier de su edición No. 14 noviembre-diciembre 2022 al poeta y ensayista colombiano Henry Luque Muñoz. Sumamos la reseña, entusiasta y lúcida, de Yubely Vahos sobre el libro de Luque Muñoz Antología apócrifa. Selección poética 1973-2005, publicada por Abisinia Editorial y Escarabajo Editorial (2022). El lector encontrará al final las rutas para acceder a todo el contenido del dossier.
Antología apócrifa. Selección poética 1973-2005
Henry Luque Muñoz
Abisinia Editorial y Editorial Escarabajo, Bogotá, 2022. 244p.
«Se consagró el poeta a observar sus versos,
Los enfrentó a una espada
A ver cuál lograba mayor firmeza,
Más brillo, más afilada maravilla:
Comprendió que los versos se desenfundan como dagas»
Henry Luque Muñoz
Me acerco a la Antología apócrifa de Henry Luque Muñoz. Voy a ella con la avidez inocente de la esposa de Barba Azul. Cada poema es una llave entre mis manos, su misterio danza detrás de mis párpados. pero esta vez, a la lectora deseante que Soy, nada le ha sido prohibido. Permito que el azar decida la llave que tomaré entre mis dedos: sopeso el poema titulado Jonathan Swift. Entonces empiezo a comprender que cada habitación de esa obra posee el poder de degollar mis certezas con su lenguaje, y decido regresar al primer poema, recorrer la vida en obra de Luque. Sí, leer esta antología supone asistir al proceso exigente y paciente de construirse en poesía. Ella testimonia el arduo trabajo que emprendió el poeta para otorgarle una textura suya al lenguaje, para encontrar un puñado de preocupaciones que sostuvieran su voz, para hacer del poema una forma de mirar la carne humana y la historia de eso que podríamos no haber sido nunca.
…..La primera puerta que le permite al lector acceder al misterio de Luque es la literatura misma. Muchos de sus poemas son señas de una cartografía literaria que trazó el poeta. En ella, cada autor se tornó en un lugar que Luque exploró intensamente para reflexionar sobre la experiencia humana. Él tornó a cada autor en un catalizador de su pensamiento. Sin embargo, la antología nos revela dos expresiones de ese ejercicio intelectual: por un lado, la cuidada elección de los epígrafes que les otorgan coordenadas a algunos poemas; Luque bebió de Novalis, Lee Masters, Shakespeare, o Lugones. Por el otro, la determinación de enraizar su voz a la voz de otros autores para decir la historia de aquello que el autor contempló a través de las lecturas que cultivó pacientemente; él adoptó la voz de Luis Vidales para explorar las imágenes delirantes que provoca el deseo, la perspectiva de Jorge Zalamea para interrogar el retorno persistente de los pueblos vencidos, o la mirada de Sergéi Esenin para dolerse por la soledad de los hombres tristes.
…..Así, en esta antología se intuye el talante de un autor que hizo de la literatura un oficio cultivado en las aulas de clase que habitó como docente, en la escritura de poesía, en la construcción de un horizonte personal de afectos y hábitos. Se intuye, asimismo, una suerte de ética del lector poeta que supo ser Luque: su itinerario de autores está marcado por la diversidad geográfica de sus lecturas, de allí la presencia de voces españolas, rusas, cubanas, colombianas; está atravesado por la riqueza de texturas y corrientes literarias, de allí que en sus páginas coexistan los surrealistas, los románticos, los escritores sociales; está signado por las voces de «hombres empalados por la congoja, humedecidos por / el azar y la esperanza» (77). Es decir, la literatura que movilizó al poeta fue aquella producida por autores cuya obra se erigió como un acto de libertad ante las cadenas de sus días, como un gesto honesto que buscó arrebatarle las máscaras a sus sociedades, como una ofrenda de amor hacia los hombres.
…..La segunda puerta —entre tantas posibles— que nos permite acceder a la obra de este poeta colombiano es la vitalidad que rezuma cada verso plasmado en la antología. Luque asumió la poesía en cuanto expresión de un rotundo amor por la vida de todos los hombres. No obstante, ese amor no consistió en cantar alegremente sus virtudes, ni en una mirada ingenua al corazón humano. Fue, sobre todo, la insistencia en observar largamente esos sufrimientos que nuestras determinaciones —políticas, religiosas— nos han forjado, y en palpar las costuras ocultas que sostienen, al tiempo que laceran, nuestra carne. Su obra es el testimonio de su mirada. Es, además, el vestigio de lo que Luque determinó hacer con eso que logró comprender. A saber: inventariar —como el médico— los caminos que nuestro cuerpo ha tramado para salvarse.
…..Para el poeta, el deseo es la clave que encierra nuestra posibilidad de ser un poco más que lo que nos sugiere nuestro equipaje de miedo y codicia. «Hoy, cuando la noche se parece a la peste negra / Y los héroes ansían únicamente el oro y el pedestal, / Voy a escaparme, / Voy a entrar en tu cuerpo, / Para reinventar el mundo» (p.83), escribió, otorgándole voz a Luis Rogelio Nogueras, y recordándonos que el encuentro con el otro es mucho más que la vía para escapar a nuestros días, es la puerta para salir fortalecidos a inventar otra forma de habitar la historia. Otra clave reside en la compasión. Luque concibió ese ejercicio como senda para reconocernos verdaderamente. En su poesía, palpar la herida del otro le permite a cada hombre comprender mejor la propia, saber, retomando a Rojas que tú, yo, él, estamos vivos, «altiva, gozosa, hambrientamente vivos» (p.118).
…..En su poesía, esa celebración dolorosa de la vida, ese conocer los dolores que nos agotan, no se expresa, sin embargo, mediante la melancolía o la amargura. El poeta eligió una forma de humor que recuerda la idea del carnaval: reír después de saber que el dolor nos lleva de la mano, bailar para despojarnos de nuestra piel y fundirnos con los otros, cantar para exasperar a los amos, aullar para que nuestro miedo a vivir se acurruque por un instante, y nos permita pasar. En sus palabras, «Los escorpiones nos persiguen / huyamos a nuestra morada secreta / y abracémonos. / Ellos treparán inútilmente al paraíso / mientras tú y yo danzamos invictos / en torno a la hoguera» (p. 158). Por ello, en la poesía de Luque no hay promesas ni utopías. Salvo, quizá, un vislumbre de un instante de comunión con la verdad de estar vivos, nuestra única morada.
Yubely Vahos (Cisneros, Antioquia, 1996). Historiadora y estudiante de la Maestría en Comunicaciones de la Universidad de Antioquia. Obtuvo el premio Mujer Joven Talento de Medellín, Modalidad Ciencias Sociales. Poemas suyos han aparecido en antologías como Al amparo del Bosque, antología de poesía homoafectiva (Idartes, 2020) y Contra molinos de viento Antología Internacional “POESÍA FUSIÓN” (Subsecretaría de Turismo, Cultura y Deportes de la Municipalidad de la Ciudad de San Luis, 2020). Sus ensayos han sido publicados en revistas académicas y culturales, como Trashumante, Revista Universidad de Antioquia y Literariedad. Es autora de La toma: el M-19 en la Embajada de República Dominicana, 1980 (La Carreta, 2020). Fotografía de la poeta: Ana María Bustamante.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra «Nícula atravesando la pestiniebla»
Técnica: Tinta china sepia sobre papel acuarela.
Medidas: 35 cm x 25 cm.
Año: 2018.
del artista © Agustín Iriart