Written by 3:45 am Crónica, Narrativa

Susan Sontag. Aquí estoy, como quien dice, afilándome las uñas.

David Lara Ramos

 

En 2003, la escritora y ensayista norteamericana Susan Sontag llegó a Cartagena, Colombia, luego de su paso por la Feria del Libro de Bogotá, lugar en el que presentó su novela En América. El encuentro que ahora presentamos está lleno de matices, memoria, reflexiones y dilemas que aún generan reflexiones para el mundo creativo, en especial para aquellos dedicados al periodismo y la literatura. Susan Sontag tenía programado volver a Cartagena, murió al año siguiente. Este pasaje de la vida de la ensayista norteamericana carga su ímpetu, su capacidad de duda, su impaciencia y arrojo, además de los dilemas ante el oficio creativo. Esta No entrevista, como la califica su autor, David Lara Ramos, hace parte del libro de crónicas El dolor de volver, publicado en 2018.

 

 

La mañana del 30 de abril de 2003, la atención de Susan Sontag estaba en un tucán que, al igual que ella, buscaba su desayuno en el patio tropical del hotel Santa Clara, en Cartagena.
…..Oliver, su asistente, veía con asombro la habilidad del pájaro para trepar las altas palmeras y alcanzar sus frutos. Cuando Susan bajó la mirada para tomar un vaso de agua, Oliver, sin decir palabra, deslizó sobre la mesa la página impresa de la versión digital de un periódico en español. En esa hoja estaba la respuesta de Gabriel García Márquez al comentario que ella había hecho, dos días atrás, en la Feria del Libro de Bogotá: «Sé que aquí Gabriel García Márquez es muy apreciado, y sus libros muy leídos, es el gran escritor de este país y lo admiro mucho, pero es imperdonable que no se haya pronunciado frente a las últimas medidas del régimen cubano».
…..Sus palabras fueron noticia mundial. Ha sido así, desde la publicación de libros tales como Literatura (1966), Contra la interpretación y otros ensayos (1968) y Sobre la fotografía (1977), entre otros, traducidos a más de treinta idiomas.
…..Esta escritora nacida en Nueva York en 1933, es una especie de conciencia ante aquellos conflictos que mantienen la atención del mundo. Tiene siempre una reflexión o un interrogante para desarrollar. Una mujer que opta por la duda, pero jamás por una respuesta apresurada.
…..«Hay algo de vergonzoso en ser ciudadana de un país tan poderoso. No me gusta el modo en que los americanos creen tener siempre la razón y que son número uno, ahora y siempre.
…..«Nuestro país es fuerte, nos dicen una y otra vez. Personalmente, esta frase no me consuela del todo. ¿Quién puede dudar que Estados Unidos es fuerte? Pero eso no es todo lo que Estados Unidos puede ser».
…..Estas frases, son sólo una escasa muestra de su pensamiento luego del ataque a las Torres Gemelas.
…..La polémica desatada por sus comentarios llevó a la explosiva revista The New Republic a formular el siguiente interrogante: «¿Qué tienen en común Osama ben Laden, Saddam Hussein y Susan Sontag?», y respondió: «Los tres quieren destruir a América».
…..Se puso sus anteojos y pidió que la dejáramos leer el artículo antes de comenzar la entrevista. Con su mano izquierda, Susan levantó la hoja con altivez y elegancia. Guardamos silencio.
…..Mientras leía, su rostro de 70 años se mantuvo inmóvil. Sus ojos recorrían con rapidez la página y los dinámicos movimientos de su mano derecha parecían dirigir el análisis del texto. Lo que ahora Susan Sontag leía eran las palabras del Nobel colombiano: «Yo mismo no podría calcular la cantidad de presos, de disidentes y de conspiradores que he ayudado, en absoluto silencio, a salir de la cárcel o a emigrar de Cuba».
…..Se quitó los anteojos. Los puso con delicadeza sobre la mesa y vimos que su mirada estaba llena de dudas: —¿Cómo se puede explicar esto? ¿Qué clase de posición vemos? ¿Cómo puede decir esto y ser amigo de Castro? ¿Estás a favor o estás en contra, pero no puedes estar en contra y a favor? ¿Cómo explicarlo? Me gustaría saber —dijo como para tener nuevos elementos de juicio— si cuando Gabo publicó Noticias de un secuestro, un libro que leí en inglés, ¿deja ver ahí alguna posición sobre el tema del conflicto en Colombia, alguna posición política? ¿Ha escrito él algún libro sobre la compleja situación que se vive aquí?
…..Juan Cruz, su editor en España, quien se había sentado sin hacer el mínimo ruido mientras ella leía, tomó la palabra para decir que era más un reportaje periodístico, que un libro político. Agregó que en el pasado, García Márquez escribió algunos artículos donde dejaba ver su posición política, pero no ha vuelto a hacerlo.
…..—Él ha escrito ficción —agregó Susan— pero también es periodista, se supone que un periodista debe decir la verdad, debe expresar sus pensamientos, pero no sé, no vemos en él una clara posición, es sólo el silencio. ¿Podemos considerar el silencio como una actitud política cuando lo vemos muy cercano a Castro? No sé.
…..Su rostro construyó una expresión que convocaba al diálogo, a la cercanía. Y la calidez que mostró desde un comienzo, se acentuó en ese instante. Pensé que era el mejor momento para hablarle de la entrevista. Decirle que quería hablar de En América, su última novela; sobre por qué decidió abandonar el ensayo y dedicarse sólo a la ficción; de su admiración por escritores como Artaud, Cioran, Brodsky, Borges o W.G. Sebald; de su presencia en lugares de conflicto tales como Vietnam, Israel o Sarajevo; o del cáncer que su cuerpo ha derrotado en dos ocasiones; sobre su trabajo como directora de teatro y cine; o sobre sus argumentos relacionados con la ficción y la realidad.
…..—El silencio —dice ahora— no puede ser la actitud de un escritor, ha dicho que está en contra de la pena de muerte, yo también lo he dicho y he escrito sobre ello, pero usa el silencio con respecto a Cuba. No sé cómo puede ser.
…..—¿Cree usted —dije, pensando que podría hablarle de inmediato sobre la entrevista— que existe alguna diferencia entre escribirlo y decirlo?
Afirma que la pregunta le resulta interesante y aprovecho su sonrisa para decirle que pienso grabar su respuesta.
…..Suelta una carcajada…
…..—No quiere decir que vaya a dar ahora una respuesta igual —comenta, y mientras espero que calme su risa, acciono la grabadora.
…..—Sí —dice— pienso que hay una gran diferencia. No sé si su posición es muy lógica, pero hay verdadera escritura que es la literatura, y, además, hay escritura de opinión pública. Hay disertaciones donde la gente dice cosas que pueden ser mal, o bien entendidas. Lo importante es hacer todo con libertad. No pongo opiniones políticas en mi verdadera escritura, pero de manera ocasional, hago escritos breves que aparecen en periódicos. Cosas que, por supuesto, no volvería a publicar. Son textos de segunda clase. Los de primera clase son los que hacen a los escritores. Exponer lo que tú piensas de manera precisa debe ser la actitud, la libertad allí es esencial.
…..—¿Puede un escritor usar la ficción para ocultar sus intenciones? —le pregunto.
…..—No podemos decir que desconocemos las intenciones del escritor. Las podemos descubrir. Tienes varios personajes, ellos también tienen sus ideas, a menos que escribas de manera muy clara, y evidencies que un personaje es el autor.
…..—¿Cómo fue esa situación para el caso de En América, su última novela?
…..—He distribuido mis opiniones entre algunos personajes.

Has de lograr que tus ideales se eleven un poco por encima del suelo, impedir que los profanen. Y desprenderte también de los reveses y los insultos, para que no arraiguen y te estrangulen el alma.
A una mujer le es más difícil imaginar una vida distinta a la que le ha sido impuesta. Los hombres lo tenéis mucho más fácil. Se os alaba por ser temerarios, audaces, aventureros, por ser independientes. Numerosas voces internas le dicen a la mujer que se comporte con prudencia, amable, timoratamente. Y sé que es mucho lo que hay que temer. No supongas, mi querido amigo, que he perdido el sentido de la realidad. Cada vez que soy valiente, estoy actuando. Pero eso es todo lo que se necesita para ser valiente, ¿no te parece?

Fragmento de En América.

…..—Lo que sucede —sigue— es que los temas de En América son bien contradictorios, sentimientos ambivalentes. La verdad, no soporto a Estados Unidos, no me gusta Estados Unidos en ciertos aspectos. Siempre he tenido una relación muy contradictoria con mi país. Ustedes lo saben, no soy patriota. Así, en esta novela, escribo algunas ideas sobre Estados Unidos, las cuales tengo y siento.
Ahora se detiene y se dirige a todos. —Déjenme hacer otra pregunta, El libro Noticias de un secuestro ¿creen que es un libro que expresa un punto de vista político?
…..Susan Sontag no había olvidado el tema de la posición política de un escritor. Pensaba que ya estábamos en la entrevista, que todo comenzaba a darse, pero ella conversaba como si se tratara de una reunión de amigos, como si el periodista no estuviera allí, como si se le hubiera olvidado que la noche anterior había dicho que sí concedería una entrevista.
Juan Cruz tomó la palabra y aseguró que más bien es la descripción y el relato de hechos ciertos. Un reportaje que cuenta la historia de unas personas que fueron secuestradas, pero no se ve el punto de vista del periodista, él cuenta lo que ha sucedido, describe cómo sucedieron los hechos.
…..—Eso es fascinante —agrega Susan— Les pregunto: ¿existe el sentimiento de que es un buen libro? no estamos hablando si es o no un buen escritor, ya sabemos, ese hecho no se discute, lo que quiero decir es ¿si hubo gente que quizá quedó defraudada?
Entre todos, intentamos dar una respuesta a la pregunta de Susan, quien nos miraba con incertidumbre. Oliver, quien en silencio se había levantado de la mesa, regresó con una nueva hoja impresa, esta vez de la edición digital de The New York Times. En una breve nota titulada Castro ‘s Brutality, el diario hacía eco de los pronunciamientos de Susan Sontag sobre la relación Fidel Castro-García Márquez.
…..—¡The New York Times! —exclamó— ¡Qué sorpresa!
…..Estaba emocionada, como la novel escritora a la que le publican un texto por primera vez. Representaba mucho para ella que ese diario, el más influyente de Estados Unidos, se ocupara del tema, cuando lo normal es que no den importancia a lo que ocurre en el resto del mundo.
…..Ya calmada, volvió sobre el tema de Noticias de un secuestro, y preguntó: —¿Hubo alguna desilusión por el libro?
…..Lo que García Márquez se propuso hacer fue un gran reportaje sobre nueve secuestrados en Colombia, pero como periodista. Algunos dicen que hay partes en que respalda a César Gaviria, presidente del momento, y su decisión de rescatar a los secuestrados. El comentario más difundido es que fue una lección de cómo se hace un reportaje en profundidad, es la visión del periodista. Le hemos dicho entre todos.
…..—Perdónenme ustedes —dice levantando sus grandes manos—, Alma Guillermo Prieto, la periodista mexicana, ha venido aquí, ha escrito artículos y ensayos sobre Colombia y es clara en lo que respecta a sus opiniones políticas. Por ejemplo, su absoluta condena a los paramilitares. Su posición con respecto al ELN y las FARC es un poco más ambigua, pero hay un cien por ciento de condena a los paramilitares. Está describiendo unos hechos, entrevista a los paramilitares; también a rebeldes, piensa y reflexiona sobre lo que ve. Encuentra allí su nivel humano… pero no sé… ahora ni siquiera sé qué es el periodismo. Estuve en la ciudad sitiada de Sarajevo por mucho tiempo, y vería muy extraño que un periodista dijera: ‘Bueno yo estoy aquí en Sarajevo, estoy escribiendo sobre lo que pasa, esto y lo otro’, y que tú no puedas darte cuenta qué es lo que siente el periodista con respecto a lo que reporta. No me parece incorrecto tomar una posición sobre algo cuando se es periodista. Lo que sí está mal es mentir o decir que algo está bien, no estándolo.
…..Podría decir algo —ha interrumpido Juan Cruz, dirigiéndose a Susan—. Ese puede ser el tema para hablar en tu próxima venida a …..Cartagena. Podrías partir de esa pregunta…
…..—Creo que ese es sin duda el tema —responde Susan— si el próximo año vengo, quiero que estemos todos juntos en ese diálogo… Es obvio que un periodista debe decir la verdad, es obvio que debe ser diligente, no son preguntas difíciles de responder, el tema aquí es si es legítimo sentar una posición política y tomar partido, si es legítimo no mostrar su opinión, o revelar sus opiniones. No entiendo cómo un periodista puede sólo decir… yo no sé… es algo realmente interesante… pero no sé… ahora no sé nada…
…..Hemos sentido su confusión y todos quedamos en silencio. Un mesero ha dejado un pequeño plato con ciruelas criollas sobre la mesa. Ella toma una y dice: —¿Por qué no me cuentan algo sobre la Escuela de Periodismo aquí en Cartagena. (Se refiere a la Fundación Nuevo …..Periodismo Iberoamericano, creada por García Márquez en 1994). ¿Y si vienen periodistas de todas partes?
…..Le hemos dicho que sí, sobre todo de América Latina; que periodistas de mucha experiencia dirigen los talleres y le damos algunos nombres: Jon Lee Anderson, Alma Guillermo Prieto, Ryszard Kapuscinski.
…..—Pienso que Jon Lee hizo el mejor informe sobre Irak. Hizo buenos reportajes desde Afganistán, es un excelente periodista, de verdad lo es.
…..—¿Cree que Jon Lee, pueda ser un nuevo Kapuscinski? —pregunto.
…..—Sí, creo que sí. Ojalá pudiera tener una buena conversación en público sobre estos temas, como lo estamos haciendo ahora.
…..—Lo está haciendo ahora —le digo— puede expresarse con total libertad.
…..Se recoge su cabello, mira para todos lados como si estuviera escondiendo algo y dice con una risa que va tornándose incontrolable: —Sí, estoy aquí, claro, justo detrás de la casa de Gabo, creen que no lo sé. Aquí estoy, como quien dice, afilándome las uñas… —su risa llega hasta una fuerte tos y su rostro se torna rojizo. Toma un poco de agua y vuelve a reírse con serenidad.

«Si fuera una periodista, lo haría a la manera de Kapuscinski»

Aunque Susan Sontag no ha ejercido formalmente el periodismo, sus reportes desde lugares en guerra presentan la visión de un testigo privilegiado que va donde otros se alejan. Llegó a Sarajevo, por ejemplo, en mayo de 1993 para darse cuenta de lo que estaba pasando. Consideró que no había vivido lo suficiente y decidió volver. Dos meses después, llegó al Teatro de la Juventud para dirigir la obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Así pudo quedarse más tiempo y contar las atrocidades del régimen de Milosevic.
…..—Pero no podía volver a ser sólo un testigo —dice Susan Sontag—: esto es, encontrarme y visitar a la gente, temblar de miedo, sentirme valiente, sentirme deprimida, tener conversaciones dolorosas, aumentar mi indignación, perder peso. Si regresaba, sería para ponerme manos a la obra y hacer algo.
…..«[…] no puedo creer que la obligación de los escritores sea llevar noticias al mundo exterior. Las noticias están allí. Una multitud de excelentes periodistas extranjeros (la mayoría a favor de la intervención, como yo) se han dado cuenta de las mentiras y las masacres desde el comienzo del sitio». Escribió durante su estadía en Sarajevo.

…..—¿Cree que ha realizado algún tipo o forma de periodismo con sus textos o sus ensayos?
…..—Creo que sí. No me veo a mí misma como una periodista, siempre he dicho que no lo soy. Si fuera una periodista, lo haría a la manera de Kapuscinski, por ejemplo, pero sería más precisa con los detalles. Recientemente pronunció una conferencia en Nueva York. En uno de sus apartes dijo que hay dos clases de escritores, ni siquiera dijo periodistas, dos clases de historiadores: historiadores académicos, que sólo se preocupan por los hechos, y además hay grandes historiadores literarios como Heródoto, donde nadie se preocupa por ver si lo que se cuenta es verdad o mentira, sólo leemos sus maravillosas historias, decía.
…..Leí a Heródoto cuando estudiaba en la Universidad de Chicago. Kapuscinki ha estado en muchos lugares, ha viajado mucho y estoy en desacuerdo con esa última noción, pienso que ya no podemos verificar o revisar lo que Heródoto escribió. Los libros de Kapuscinki son maravillosos, pero creo que en sus libros, y quizás en uno de sus libros más reconocidos titulado El imperio, dice que el emperador Haile Selassie, que gobernó Etiopía gran parte del siglo XX, nunca leyó un libro, y menciona que no había un solo libro en su palacio, es parte del retrato de ese extraño personaje, un hombre que tenía fieros leones y todas esas cosas. Así se imprimió. La verdad es que Haile Selassie sí leía, y tenía unos tres mil libros en su biblioteca, cosa que se llegó a verificar. Eso quiere decir que Kapuscinski está escribiendo ficción con la apariencia de un reportaje.
…..Las preguntas con respecto a la verdad son mucho más serias. Soy muy cuidadosa, me gusta verificar las cosas. No comienzo mis libros con una investigación, pero verifico todo lo que escribo, a veces, en ese trabajo descubro que he cometido otros errores, algunos de buena fe.
…..—Ficción o realidad, Kapuscinski se hace protagonista de sus libros, los sufre y quiere transmitir ese sufrimiento a sus lectores.
…..—Eso es cierto, a mí me gusta dejar unas muy claras impresiones en mis libros. A Ryszard Kapuscinski le gusta ser el personaje principal de sus relatos. Pero el asunto trascendental es tratar de clarificar las nociones de Historia, periodismo y ficción, las cuales a veces se superponen, se mezclan.
…..Mis últimas dos novelas El amante del volcán y En América las ubico en el pasado.

«(…) el pasado es el mayor de todos los países, y hay una razón que estimula el deseo de situar relatos en el pasado: casi todo lo bueno parece localizado en el pasado, y quizá sea una ilusión, pero siento nostalgia por todas y cada una de las épocas anteriores a mi nacimiento; y una está libre de las inhibiciones modernas, tal vez porque no tiene ninguna responsabilidad por el pasado, y a veces me siento absolutamente avergonzada del tiempo en que vivo».

Fragmento de En América.

…..Juan Cruz hizo señas a Susan diciéndole que debían partir. Que tenían un nuevo compromiso y que ya no quedaba más tiempo. Era el fin, no había podido hablarle sobre mi intención de entrevistarla, sobre los temas que había traído por escrito y las preguntas que aún no respondía. Oliver se levantó anunciándole que adelantaría el equipaje y los pagos del hotel. Ella siguió hablando: —Decía que mis novelas las ubiqué en el pasado, pero cada detalle histórico lo revisé. Recuerdo que Maryna, la protagonista de En América, va a San Francisco en 1877, y se hospeda en un hotel recientemente construido: The Palace Hotel, que existió hasta 1960, cuando fue destruido por el terremoto de San  Francisco. Volvamos a 1877, el edificio tenía siete pisos, y sabía que el ascensor había sido inventado en 1876. Tú piensas, si construyeron el edificio más grande en ese momento, seguro debieron haber usado un ascensor. Llamé a una asociación de Historia y les pedí estadísticas o datos del hotel: cómo fue construido, si tenía o no elevador. Resultó que tenía cinco ascensores, lo que era parte de su originalidad. Creo que puedes escribir ficción con el mismo interés hacia la precisión, como si estuvieras haciendo periodismo. Si creas un mundo, que ese mundo sea de verdad, que esté lleno de realidades. Quiero que la gente sienta confianza en lo que está leyendo. Flaubert, quien fue muy riguroso, llamaba a gente especializada para que le hablara de una construcción o una máquina. Y sus descripciones son detalladas, vivas pinturas. El mundo es muy rico, y es cuestión de honor para los escritores describirlo con la mejor escritura, a la manera de Balzac, Joyce o Tolstoi.

…..—La posibilidad de una descripción detallada va también relacionada con una época. ¿Considera que el papel de la descripción en la literatura ha decrecido, por tener ahora más referentes visuales?
…..—Creo que la información es más fácil de obtener, quizá se tiene una menor obligación de describir. Pero el rol del lenguaje jamás perderá importancia, y lo que las descripciones con palabras pueden hacer no puede ser reproducido por ninguna imagen. No podemos despreciarla, lo que tenemos que hacer es hacerla mejor, cuando W.G. Sebald, el escritor alemán, describe por ejemplo la arquitectura, no hay ninguna fotografía que nos pueda mostrar lo que él nos muestra con sus palabras.
Juan Cruz se levantó y le hizo señas a Susan de que no había forma de seguir. Que era preciso salir ya. Que estaban muy atrasados… que tomara sus cosas.
…..Susan agradeció el momento y lamentó no poder quedarse. Quise decirle que si de verdad volvía el próximo año me gustaría que me diera una entrevista, pero quedé atrapado en medio de las risas y los abrazos de despedida. Lamenté la situación, el no haber tenido las fuerzas suficientes para que me hablara de los temas que había preparado. ¿Y ahora? ¿Y la entrevista? Después de algunas divagaciones, pensando qué haría con ese encuentro, leí que Susan Sontag le preguntó a la periodista Vicglamar Torres sobre cuál era el gran atractivo que tenían las entrevistas, Torres respondió: «Que mientras se realizan, sobre todo en un ambiente como este, te haces la falsa ilusión que es una conversación de amigos y resulta que todo será revelado».
…..Con esas palabras en la cabeza, empecé a escribir cómo había sido ese encuentro con Susan Sontag, la mañana del 30 de abril de 2003, mientras ella fijaba su atención en un tucán que, al igual que ella, buscaba su desayuno en el patio tropical del hotel Santa Clara en Cartagena.

 

 


David Lara Ramos es escritor, periodista y reportero gráfico. Abogado. Magister en Cultura y Desarrollo. Columnista del portal las2orillas.com. Fue editor de Dominical, suplemento literario de El Universal de Cartagena. Ganó el premio internacional de traducción literaria, organizado por la Universidad de Extremadura en España. Premio Nacional de Periodismo Ernesto McCausland. Recibió la beca de investigación periodística otorgada por la FNPI, hoy Fundación Gabo. Docente de narrativas de la Universidad de Cartagena y director del taller de escritura creativa Cuento y crónica. Ha publicado los libros de crónicas El dolor de volver (2017) y Pasa la voz, queda la palabra (2011). Sus textos han sido publicados en medios como Malpensante, Vice, Semana, El Heraldo, El Tiempo, El Espectador, entre otros. En 2020, ganó el premio de Crónicas de la Red Nacional de Talleres Relata, con el trabajo Cantos y luchas del sembrador.

La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de la obra
«Niña en el gallinero»
Dibujo a tinta sobre papel, 2021,
de la artista © Alejandra Carabante

 

año 2 ǀ núm. 13 ǀ septiembre – octubre  2022
Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , Last modified: septiembre 17, 2022

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