Diálogo Cardenal y Boccanera
.por Jorge Boccanera
Esta entrevista, inédita en el medio virtual hasta hoy, fue realizada en México en 2009 al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. Fallecido recientemente, vaya pues como homenaje a su obra y a su trayectoria.
La voz que enlaza la historia precolombina con pasajes bíblicos y trazos de una fragmentada modernidad; el poeta que reza una oración por Marilyn Monroe al tiempo que hace el registro el sacrificio anónimo, recibió dos importantes galardones en los últimos meses. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Veracruz y recibió el Premio Iberoamericano de Poesía “Pablo Neruda”, que otorga el Ministerio de Cultura de Chile.
Aun así, es crítico al momento de valorar su propia escritura: “Mi poesía no es grande”. La frase, lacónica y concluyente, se abre con preguntas que él responde así: “Yo la he escrito y sé que me cuesta mucho hacerla; la hago con mucho esfuerzo y es más que todo obra de esfuerzo que de una poderosa inspiración. Decía T. S. Eliot, que a veces en literatura una obra puede ser grande por motivos extraliterarios. Y si hay alguna grandeza o una pequeña grandeza en mi poesía, es más bien por las causas que esta poesía defiende: la causa de los pobres, de la teología de la liberación”.
Pero los premios al autor de libros como Epigramas, Hora Cero, El estrecho dudoso, están a la mano y hablan de una labor sustancial; reconocen una obra cuyos hilos temáticos –Dios, la revolución, la naturaleza- se refunden en uno: el amor. Además, que uno de ellos le haya sido otorgado aquí en México, no es un dato menor: “Soy mexicano también; es en parte una segunda patria para mí, que no soy de muchas patrias sino solo de estas dos, porque yo vine a México desde muy joven a estudiar a la universidad; mi carrera universitaria la hice en México”.
Abundando sobre el significado de dicho reconocimiento, el autor de Cántico cósmico explica que se trata de: “Un galardón muy inmerecido en cuanto a mi persona, pero bien recibido en cuanto es por la causa que a mí me ha tocado defender y que es la lucha por los pobres y también por la libertad”.
Fue en México donde publica uno de sus primeros poemas —“Ciudad deshabitada”, elogiado por León Felipe— y escribirá gran parte de su primer libro Carmen y otros poemas, inédito hasta el año 2000. Ese México le arranca ahora estas palabras: “Después del monasterio trapense en Estados Unidos, regresé a México para estudiar los primeros años del sacerdocio en el monasterio benedictino de Nuestra Sra. De Cuernavaca. Gran cantidad de veces he estado viniendo a muchos lugares de la geografía de México. Además, hay otros vínculos más profundos: una cultura precolombina común, una sola patria en el tiempo de los toltecas y de los nahuas y el culto de Quetzalcoatl, que fue también culto nuestro”.
El hecho de estar actualmente enfrentado al actual gobierno de Nicaragua, al que ha denunciado por corruptelas y abuso de poder, le otorga otra dimensión a los diversos premios y homenajes: “Haber denunciado la tiranía y la dictadura de Daniel Ortega y su mujer en Nicaragua, me ha acarreado una gran persecución y eso ha motivado también una gran avalancha de solidaridad del mundo entero. Parte de esa solidaridad es el apoyo que me hace en México la Red de Escritores por la Tierra (RIET) y este Doctorado Honoris Causa”.
Al insistir sobre las relaciones entre México y Nicaragua, Cardenal rescata la figura del general Augusto C. Sandino, formado políticamente, dice, en el sindicalismo libertario de los campos petroleros veracruzanos: “Fue aquí que conoció el anarquismo clásico y se benefició de la campaña educativa impulsada por José Vasconcelos. De aquí fue que llevó la bandera rojinegra que les había llegado de España por los anarcosindicalistas y también toda la mística de la revolución mexicana. Nosotros, como hijos de Sandino, estamos muy agradecidos por la herencia que recibimos de México”.
Ahora, el poeta que traza el relato de una experiencia personal y colectiva enraizada en una historia ardiente y una naturaleza exuberante, se extiende sobre ese “General de Hombres Libres” que en 1927 luchó contra los marines estadounidenses iniciando la primera guerra de guerrillas del continente americano, tocando una faceta poco frecuentada de Sandino: su religiosidad.
“Sí, era muy religioso, un hombre cristiano, muy espiritual, espiritualista y espiritista. Y también su verdadera religión fue la teosofía, exactamente como la teología cristiana de la liberación, únicamente que la de él era teosofía pero de liberación. Sus soldados mucho repetían los dichos de él, que eran muchos mencionando siempre a Dios”.
En la charla asoma la figura de su coterráneo José Coronel Urtecho (1906-1994), líder del grupo “Vanguardia”, que diera el silbatazo inicial de la renovación al desarmar un Rubén Darío oficializado y ornamental. Es seguro que pesó en la obra de Cardenal ese Urtecho que nos acercó la poesía de lengua inglesa, su expansiva oralidad y desparpajo. “Fue un maestro mío y de toda mi generación y de todas las generaciones de Nicaragua hasta el día de hoy. Un gran genio, no tanto por lo que escribió, que fue muy bueno aunque bastante reducido en comparación con su obra oral. Me refiero a su conversación que fue de toda la vida, todo el tiempo estaba hablando y era realmente genial en su conversación. No he conocido una persona con una conversación así. Un compañero mío, Carlos Martínez Rivas, poeta mucho más inspirado que yo y también gran admirador y amigo de Coronel, me dijo en París cuando estábamos jóvenes que no había conocido a una persona del genio para hablar de Coronel. Parece exagerado pero no me imagino que otra persona pueda tener un genio tan grande como él; Martínez Rivas sentía lo mismo”.
Los conceptos que Urtecho vertiera en su tiempo para caracterizar la obra de Ezra Pound encajan hoy en la de Cardenal: una poesía: “maravillosamente móvil, cambiante, cinematográfica, fluida… rica de referencias y de alusiones y de presencias, recorrida de voces y de conversaciones… canciones y procesiones, cortejos, viajes y fiestas, abierta a innumerables perspectivas, espacios, tiempos, naciones, y civilizaciones”.
Justamente Pound es autor de un poema, “Con usura” (una de las primeras traducciones, sino la primera, pertenece justamente a Coronel Urtecho) que cobra vigencia a la sombra de la actual crisis financiera internacional. Cardenal asiente: “Sí, naturalmente. Se trata de una crisis más de la usura, pero que también puede ser la última, porque el capitalismo creo que ya no tiene remedio”.
Poeta, sacerdote, ex Ministro de Cultura del sandinismo que llegó al poder en 1979, Cardenal insiste con frases que se convierten en consignas: “La revolución significa la puesta en práctica del Evangelio”; “la verdadera iglesia está con los pobres”, y “lo importante es cambiar el mundo, porque es posible y necesario”.
La escritura del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal hace suya una de la premisa del movimiento vanguardista de su país —“Desconocemos la palabra imposible”— y concreta la propuesta de aquellos poetas de inicios del siglo pasado: incorporar las artes indígenas y populares de Nicaragua. Por ello en cada una de las lecturas que ofrece en México, despliega una trama dialogante que acerca en sus giros y locuciones el sabor del habla nicaragüense junto a un paisaje coronado por volcanes y lagos.
Precisamente el medioambiente es el núcleo del extenso poema inédito “Reflexiones en el Río Grijalva”, ofrecido en su última lectura en una de las salas del principal teatro de Xalapa. La voz de Cardenal ondea sobre ese río majestuoso que cruza el encumbrado Cañón del Sumidero y pasa por los Estados mexicanos de Chiapas y Tabasco, y que hoy su rica biodiversidad se ve seriamente amenazada por la mano depredadora del hombre. Apenas un dato: por día se recogen, entre otros desperdicios, tres toneladas de latas de refresco.
Vestido de camisa de lino blanca y sandalias, apunta el poeta:
Aquí es el hábitat del quetzal y de los zapatistas
del jaguar simbólico
y la garza de cuello interrogante
también del tucán
el hocofaisán con cara de caricatura de ave
pueden observarse ejemplares de monos y caimanes
el mono araña al que divierten los curiosos
hábitos de la especie humana.
De pronto emerge la mancha de lo no biodegradable:
en el suave vaivén del agua
como un kilómetro de desechos
el bote rápido bogando lento entre zopilotes
hasta salir al fin de
aquel averno de productos fétidos
de toda clase de marcas
el cadáver de un Super.
Para interrogarse sobre el sentido de la vida:
en un universo indiferente
o en él tan sólo por accidente
“el modelo científico del universo”
es sin nosotros
una concepción del cosmos sin humanos.
Ahora se atusa la barba y comenta el texto: “El poema es una reflexión sobre si es necesaria la preservación del universo o si no vale nada, si estamos en un universo sin sentido y vamos hacia la nada. En algunas líneas es que yo digo: ‘compremos y compremos en los super, alma mía, que mañana moriremos’; es decir, los tiempos de los paganos de Roma, ¿no? ‘comamos y bebamos que mañana moriremos’”.
En el diálogo aparece un tema insoslayable y el entrevistado se mete de lleno a comentar la transformación social en la región que vislumbra como una nueva independencia; un signo de la esperanza que posee, afirma, elementos nuevos como la participación en el poder de los pueblos indígenas: “Todos los pueblos de América Latina están independizándose de nuevo. Una segunda independencia; la actual independencia de los Estados Unidos de países como Cuba —totalmente independiente— y Venezuela también totalmente independiente con la revolución que el presidente Chávez ha llamado Bolivariana y que es la unión de todos los países latinoamericanos para conformar un solo bloque y contraponerlo al de la América del Norte”.
“Igualmente independientes está Ecuador con el gobierno del presidente Correa, y Bolivia con su presidente indio Evo Morales y con Paraguay también, que está iniciando este proceso de independencia con un sacerdote y obispo de la liberación; no cualquier sacerdote y cualquier obispo, sino de la liberación: el presidente Lugo. Y otros gobiernos que van también en un proceso de independencia a distinto ritmo, pero siempre con esa meta, hasta que toda América Latina esté unida y libre”.
La poesía de Cardenal amasada entre la épica y la meditación mística, sigue clamando por un sentido de lo solidario, de una reciprocidad que expresa como “una unidad orgánica de almas”, por la que llama a no bajar los brazos y luchar. La frase última viene con voz tronadora y aire de corrido mexicano: “Para que Adelita no se vaya con otro”.
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Esta entrevista apareció por primera vez en julio 2009 No. 17 en la Revista Nómada y fue recopilada luego en el libro Fricción (Ediciones Espacio Hudson, Comodoro Rivadavia, 2012).
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Ernesto Cardenal nació en Granada el 20 de enero de 1925 y murió en Managua el 1 de marzo de 2020. Poeta revolucionario y sacerdote católico, se dio a conocer con la obra El corno emplumado. Comprometido políticamente con los conflictos sociales de su país, desde 1954 participó en las luchas contra el dictador Anastasio Somoza, y posteriormente fue ordenado sacerdote, tras lo cual residió durante un tiempo en un monasterio de Estados Unidos. De regreso en Nicaragua fundó una comunidad en la isla de Solentiname. Su poesía, reflejo de su radicalismo personal, denunció el sufrimiento y la explotación de las llamadas repúblicas bananeras, temática que centra su Canto nacional. También se aproximó a las ideas de la teología de la liberación, las cuales se dejan entrever en sus poemarios Salmos (1964), y Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965).
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una fotografía de Ernesto Cardenal tomada de su archivo personal