Karibay Velásquez
«La obra de Lispector es una fijación ontológica», escribe la periodista, ensayista y editora venezolana Karibay Valásquez en su reciente libro de ensayos La anatomía del vértigo (Caracas, 2023). Con una prosa amena, rigor investigativo y un inteligente entrecruzamientos de vida y obra, Velásquez logra un acercamiento profundo a la obra de la escritora brasileña Clarice Lispector. A Abisinia Review le complace presentarles los dos primeros apartados de este libro con la esperanza de despertar la curiosidad de sus lectores. Agradecemos a la editorial Monte Ávila Editores el permiso para replicar este material.
La pasión es el camino predeterminado por la razón
para llegar a la mismidad consumada, y la locura
emite signos misteriosos, pero descifrables, de un
poder trascendente que en otras épocas está
condenado al silencio.
GYÖRGY LUKÁCS
Primer destino
Diciembre de 1920. Ucrania es el escenario del conflicto entre la Rusia Soviética y la Segunda República Polaca. Mientras las tropas de cada bando se movilizan, una familia rusa judía emigra forzadamente hacia América. En el paso por una pequeña aldea ucraniana, a la madre, en estado de gravidez, le sobreviene el parto. Allí, en Tchetchelnik nacería huyendo un 10 de diciembre Clarice Lispector. Desde entonces, la niña que tempranamente se configuraría como una de las voces más destacadas de la narrativa brasileña, no dejará pasar un instante de su vida sin la angustiosa necesidad de pertenecer. Ha perdido sus orígenes a dos minutos de su nacimiento —escribe más tarde en La pasión según G. H.— y va hacía ellos con fuerza creadora. Arrojada a la existencia —«yo nací y resulté tan sólo: nacida» (2011, 91)— la obra de Lispector girará en la permanente construcción de una identidad, humana o divina.
…..La palabra de Clarice revela la desesperación de una conciencia escindida y el anhelo de reconciliación con lo otro innominado que le circunda. Su obra está dominada por personajes cuya condición es el abrupto sentimiento de estar ahí y de pertenecer a lo mismo. Ausentes y carentes de eso distinto que se ha extrañado al nosotros; los seres de Lispector, su puesta en escena, encarnan una pasión (en el unívoco sentido religioso) por el no-ser que abre el camino a una nueva subjetividad si bien inexistente, poéticamente posible.
…..Esta pulsión de vida, concebida como conflicto ontológico, es un trazo definitivo en todas las imágenes con las que Clarice nos revela el mundo. Con nostalgia de sí, la escritora nos lleva al misterio del que somos parte, al silencio primario, al vacío absoluto, para confirmarnos la existencia de ser y la pasión de serse. De tal manera que leer a Lispector es asistir al combate existencial del hombre y su apetencia por ser también eso otro irreductible a la unidad.
…..En una crónica publicada en el Journal do Brasil (1968), y recopilada luego en el libro Revelación de un mundo (2011), la autora nos enseña la fisura de su primer destino:
Fui preparada para ser dada a luz de un modo muy bonito. Mi madre estaba ya enferma, y, por una superstición muy difundida, se creía que tener un hijo curaba a una mujer de su enfermedad. Entonces fui deliberadamente creada: con amor y esperanza. Sólo que no curé a mi madre. Y siento hasta el día de hoy esta carga de culpa: me hicieron para una misión determinada y fallé.
…..Con vestigios de un certificado original de su nacimiento¹ en Ucrania, y el sentimiento del fracaso y la deserción, Clarice llega a Brasil —al país que ella sentirá que pertenece— cuando tenía 15 meses de nacida. Junto a su mamá enferma, Marieta, su padre Pedro y sus hermanas Elisa y Tania, vive por tres años en Maceió. La familia luego se muda a la calle Imperatriz, en Recife. Cuando muere la madre, se trasladan a Río de Janeiro, la ciudad que la verá convertirse en escritora.
Contar sin contar
«Hasta hoy no sabía que se puede no escribir». Con tal sentencia inicia Clarice la brevísima crónica «Un escalón más arriba: el silencio», y con ella nos confirma que su existencia no tuvo otro fin que el de la creación. La definición de su persona estuvo determinada por la necesidad imperiosa de decir, ser ella misma la palabra y su eco, en permanente construcción:
…..La palabra es mi dominio sobre el mundo. Tuve desde la infancia varias vocaciones que me llamaban ardientemente. Una de esas vocaciones era escribir. Y no sé por qué fue la que seguí. Tal vez porque para las otras vocaciones hubiese necesitado un largo aprendizaje, mientras que para escribir el aprendizaje es la propia vida viviendo en nosotros y a nuestro alrededor. Es que no sé estudiar. Y para escribir el único estudio es escribir (Battella, 2007, 111).
…..La vida le sucede desde muy chica y por ello se inicia tempranamente en el oficio de narrar. Apenas entiende que los libros son escritos por autores, se le revela un nuevo destino: ella también quiere ser autora. Cuando apenas era una niña de 9 años, Clarice escribe su primera obra dramática de tres actos, que rompió en seguida por temor a ser descubierta en el amor (Ídem, 111). Pero el miedo pasa y la necesidad de expresarse se mantiene intacta. Escribe sobre sensaciones y no sobre acontecimientos. Sus primeros cuentos los envía a la sección infantil del diario de Recife pero nunca la publican precisamente porque no cuenta nada. Es en Río donde publica sus primeros cuentos, en la revista semanal Vamos a ler! Uno de los primeros en aparecer es «Yo y Jimmy», en 1940 al que le siguen otros tantos.
…..Entre los años 1942 y 1943 escribe su primera novela, que aparece a finales de ese último año: Cerca del corazón salvaje. Pese a que tardó en conseguir editor para una novela que entonces pocos entienden, pues no se trata de una historia, sino de una mujer (Joanna) y la búsqueda de una verdad interior; una vez impresos los mil ejemplares, se agotan rápidamente. Cerca del corazón salvaje irrumpe en la literatura brasileña como novela modernista, influenciada —sostienen los literatos de entonces y de hoy— por Virgina Woolf y James Joyce.
…..A Clarice le preocupan estas comparaciones, asegura que no ha leído a ninguno de los dos autores, sólo de Joyce tomó la frase que le da nombre al libro. Son los críticos Lúcio Cardoso y Antonio Candido quienes logran sentir lo que escribe la joven Clarice. El primero afirma que se trata de una novela que «se esfuma para convertirse muchas veces en una cabalgata de sensaciones» (Battella, 210). El segundo sostiene que es una novela de aproximación y explica que en este tipo de narraciones «el campo aún es el alma, son aún las pasiones. Sus procesos y sus indiscriminaciones repelen aun, la idea de análisis» (Ídem, 211).
…..A esta le siguen: La araña (también traducida como La lámpara) (1944), La ciudad sitiada (1948), La manzana en la oscuridad (1961), La legión extranjera (1964) La pasión según G. H. (1964), Un aprendizaje o el libro de los placeres (1969), Agua viva (1973), ¿Dónde estuviste de noche? (1974), El viacrucis del cuerpo (1974), Visión de esplendor (1975) y los libros póstumos: La bella y la bestia, La hora de la estrella y Un soplo de vida.
…..La naturaleza de Clarice es el cansancio existencial como fuente creadora y quizás por ello su narrativa es la medida de su sentir, más que el conjunto de formas literarias modernas. El universo lispectoriano es deslumbrantemente metafísico y en ese sentido, su obra se sostiene en la angustia, el hambre humana de pertenecer: a alguien, a un país, a la escritura.
…..Deudora, consciente o no, de Heráclito, Clarice nos invita a pensar su poemática como una sola fuerza que está en permanente reconciliación con lo contrario, envuelto en los velos del olvido. La leemos y participamos en su intento por volver al origen, al núcleo, al paraíso pérdido, a la infatigable mutación de las cosas que es la existencia.
- Todo en Clarice es un misterio. Su nacimiento oficialmente quedó sentado el 10 de diciembre de 1920, pero existen documentos que contradicen la fecha. Nadia Battella Gotlib, una de las más destacadas biógrafas de Lispector, explica en el libro Clarice: una vida que se cuenta (2007), que hay rastros de una partida de nacimiento emitida en Ucrania hecha en Recife a partir de una traducción del original ruso. Traducción que está en dos documentos usados por Clarice, cuyos datos no coinciden. «La primera versión trae el lugar del nacimiento: Chachelinik, distrito de Olopolko, en Ucrania: contiene la fecha de nacimiento de Clarice, 10 de diciembre de 1920. Pero declara como fecha de la certificación original el 14 de noviembre de 1920. (…) En la segunda versión consta el nombre de los padres, Pedro y Marian, así como el lugar de nacimiento, con algunas variaciones con relación al anterior, tal vez por las variaciones en el sonido de la lengua original. (…) La fecha de nacimiento que ahí se consigna es el 10 de octubre de 1920, pero ésta es la única fuente en que esa fecha aparece». (78). Líneas más adelante, la autora afirma que la misma Clarice adoptó diversas fechas de su nacimiento: 1921, 1926 y 1927.
Karibay Velásquez nació en Mérida, Venezuela en 1984. Es Periodista, ensayista y editora. Magister en estudios de Literatura Latinoamericana por la Universidad de los Andes. En el campo editorial se destacó en la gerencia de publicaciones de Monteávila Editores. Entre 2011 y 2016 estuvo a cargo del semanario Letras del Diario Ciudad Ccs. Actualmente coordina la revista de literatura Pie de Página y hace parte del consejo editorial de publicaciones de la editorial independiente Acirema.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del artista español © Juan Carlos Mestre