Luisa Valenzuela
Ofrecemos seis minicuentos, algunos en edición bilingüe español-inglés, de la maestra del género, la escritora argentina Luis Valenzuela. Replicamos la traducción de Grady Wray en Latin American Literature Today, Número 4, Octubre de 2017. Valenzuela lleva publicados más de cuarenta libros entre novelas, volúmenes de cuentos y ensayos. Su última novela es Fiscal muere, Editorial Interzona, 2021.
SERIE 201
1 – Introducción
En la extraña Secta de Microrrelatistas nos escuchamos unos a otros con la suficiente suspensión de incredulidad- para usar la feliz frase de Coleridge- pero también con el imprescindible contacto con lo real como para enriquecer el intercambio.
…..Así, durante el congreso de Neuchatel, cuando David Roas leyó su obra mínima sobre la sucesión de habitaciones 201 que le había tocado en suerte en un viaje por el norte de España, yo me sentí implicada: 201 era el número de mi habitación allí mismo, en Neuchatel.
…..Y me abrí al misterio propuesto por el brevísimo cuento de David con una sonrisa algo irónica, como quien sigue un juego, sin sospechar siquiera que no era juego: era una red en la cual, como David, habría de verme muy pronto atrapada.
SERIES 201
1. Introduction
At the meeting of the strange Sect of the Microfiction Writers, we listened to each other with enough suspension of disbelief—to use the quote from Coleridge—but also with the necessary contact with reality to enrich our exchange.
…..It all happened at the conference in Neuchâtel when David Roas read his ministory about a succession of rooms 201 that, as luck would have it, he had stayed in on a reading tour in northern Spain. I felt implicated: 201 was my room number in that very Neuchâtel hotel.
…..I opened myself up to the mystery proposed by David’s very tiny tale with a somewhat ironic smile, like someone who’s continuing a game, without even suspecting it wasn’t a game at all: It was a net in which, like David, I would very soon find myself entangled.
2 – Explicación racional de un hecho insólito
En viaje de trabajo por Italia, a la tercera pavorosa reincidencia entendí que no era cosa de la mera casualidad. No. Y pude empezar a develar el misterio.
…..Debido a las rígidas restricciones edilicias y a causa de la constante afluencia de turistas, en los viejos hoteles de Europa se ha puesto en vigencia una solución ultra secreta. En cada uno de ellos hay un cuarto, el 201, que podría llamarse multiuso o mejor milhojas:
…..El desprevenido turista llega, solo o en pareja, se registra en la recepción como corresponde y allí le entregan la llave magnética en un sobrecito que reza “201”.
…..Segundo piso, le dicen. Y el turista sube en ascensor, o a pie, para el caso es lo mismo, pero en el acto de colocar la tarjeta en la ranura de la puerta el magnetismo del sistema ultra secreto lo transporta —sin que se note en absoluto— de este consuetudinario mundo de tres dimensiones conocidas a otro de dimensiones X.
…..Será un número de dimensiones distinto en cada caso. Y el desprevenido turista entra en esa habitación superpoblada y se encuentra solo o acompañado por quien lo acompaña en el viaje, y todo está en orden, y cuando pide algo al servicio de cuarto llaman a lo que él cree ser su puerta y le entregan lo que él ha pedido. Nunca una queja, nunca una falla en el sistema. Y a la mañana en el comedor, durante el desayuno, los numerosos huéspedes de la 201 se saludan apenas con un gesto de la cabeza, por cortesía, sin saber que han dormido todos en la misma cama.
2. A Rational Explanation for an Unbelievable Fact
On a working trip through Italy and after it happened for the third terrifying time, I understood that it was not a mere coincidence. No. And I began to unravel mystery.
…..Due to rigid municipal restrictions and because of the constant flow of tourists, in the old hotels of Europe, a super secret solution has gone into effect. In each hotel there is now a room, number 201, that could be called “multi-use” or even better “multi-layer”.
…..The unsuspecting tourist arrives, either alone or with a companion), and checks in as expected. On the spot, he is given the magnetic keycard in a little envelope that says “201.”
…..Second floor, they tell him. And the tourist takes the elevator, or the stairs, but in the act of sliding the keycard into the slot on the door, the magnetism of the super secret system transports him—unadvertedly—from the customary and familiar three dimensional world to another X dimensional one.
…..With a different number of dimensions in each case, the unsuspecting tourist goes into the overpopulated room and finds himself alone, or with whomever accompanies him on the trip, and all is in order. When he orders room service, there’s a knock on what he thinks is his door, and he gets what he has ordered. Never a complaint, never a glitch in the system. In the morning when the numerous guests from room 201 are having breakfast at the hotel dining room, they courteously greet each other with a slight nod of the head, without knowing that they’ve all slept together in the same bed.
Traducción de Grady Wray,
En Latin American Literature Today, Número 4, Octubre de 2017.
Uno de misterio
Acá hay un sospechoso, qué duda cabe. Usted vuelve a releer el microrrelato, lo analiza palabra por palabra, letra por letra, sin resultado alguno. Nada. No se da por vencido. Gracias a la frecuentación de textos superbreves como el que tiene ante sus ojos usted sabe leer entre líneas, entonces se cala bien las gafas y ausculta el espacio entre las letras, entre los escasos renglones. No encuentra pista alguna. Es desconcertante. El sospechoso es más astuto de lo que suponía. Toma una lupa y revisa bien los veinte puntos, las veinte comas, sabe que debe esconderse en alguna parte. Piensa en el misterio del cuarto amarillo, cerrado por dentro. El sospechoso no puede haber salido del texto. Imposible. Busca el microscopio de sus tiempos de estudiante y escruta cada carácter, sobre todo el punto final que es el más ominoso. No encuentra absolutamente nada fuera de lo normal. Acude a una tienda especializada, compra polvillo blanco para detectar impresiones digitales y polvillo fluorescente para detectar manchas de sangre. Sigue las instrucciones al pie de la letra con total concentración y espera el tiempo estipulado sin percatarse del correr de las horas. Pasada la medianoche oye un ruido atemorizador, indigno. Está solo en la casa, en su escritorio, ante el relato que cubre apenas un tercio de la página. Insiste en su busca, no se asusta, no se impacienta, no se amilana, no se da por vencido.
…..Y descubre, consternado, que para mí el sospechoso es usted.
Tres tristes timbrazos
Suena el timbre. Estoy esperando a mi amante y llega mi amiga. Mi amiga es nadie.
…..Suena el timbre. Estoy esperando al plomero y llega el cartero. El cartero es nadie.
…..Suena el timbre. Estoy esperando al médico y llega el funebrero. El funebrero es nad… Me rectifico: ahora Nadie soy yo.
Efectos especiales
En el importante estudio de filmación contrataron al mayor experto en efectos especiales. El galán no quería dobles, y por supuesto no se le podía pedir que saltara de una terraza a otra a veinte pisos de altura como exigía el libreto. El experto era un verdadero mago, un brujo, siempre lograba lo que le pedían. Supervisó él mismo la construcción de las plataformas de veinte centímetros de alto que simulaban las terrazas, escogió con especial cuidado la pintura negra del suelo para poder generar allí el abismo por computación. Pero el galán se negó a saltar el metro que separaba una plataforma de la otra. Me voy a arrugar los pantalones, alegó, me voy a despeinar y lastimar las rodillas. Necesito que lo haga, insistió el experto, para obtener la necesaria apertura de piernas así la escena sale perfecta. Usted es un verdadero mago, un brujo, arrégleselas con lo que puedo brindarle porque yo no estoy acá para recibir órdenes, le contestó el galán de mal talante.
…..Y el experto se las arregló: la escena quedó perfecta, pero el galán no pudo asistir al estreno mundial de la película porque la noche anterior, cuando quiso saltar un charco al borde de la vereda, cayó a un abismo de veinte metros y no sólo se despeinó, o arrugó el pantalón, o se lastimó las rodillas.
L’école du regard
El ojo de la cerradura controla mis entradas y salidas. El ojo electrónico registra mis más mínimos gestos. El ojo de buey vigila mis navegaciones. El ojo de la aguja espía mis pensamientos mientras los hilvano. El ojo del amo me engorda. El ojo de bife escudriña mis tripas. El ojo clínico calibra mis falencias. El ojo de la papa me abraza en sus tentáculos. El ojo del huracán me acecha. A ojímetro son medidos mis pasos y predeterminada la distancia que me queda por recorrer.
…..Furioso y fijo en mí, el ojo de Dios ni parpadea.
De BREVS, microrrelatos completos hasta ayer, Buenos Aires, 2017.
Luisa Valenzuela, nacida en Buenos Aires, lleva publicados más de cuarenta libros entre novelas, volúmenes de cuentos y ensayos. Su última novela es Fiscal muere, Editorial Interzona, 2021. Sus obras de microficción comprenden BREVS, microrrelatos completos hasta hoy, 2004, reeditado y aumentado como Brevs, microrrelatos completos hasta ayer, Macedonia Ediciones, 2017; Juego de villanos, antología, selección y prólogo de Francisca Noguerol, Barcelona, 2008; El ABC de las microfábulas, ilustrada por Rufino de Mingo, Madrid 2009 e ilustradas por Lorenzo Amengual, edición de arte La Vaca, Buenos Aires, 2011 y Fondo de Cultura Económica, México 2018; Zoorpresas zoo/lógicas, Buenos Aires 2013 y Zoorpresas y demás microfábulas, Lima, 2013. Sus textos figuran en innúmeras antologías.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del artista español © Juan Carlos Mestre