María Barrientos
Sol por un rato
Yanina Audisio.
Editorial Abisinia, Buenos Aires, 2022, 90 pp.
Audisio en este nuevo libro nos interpela con una escritura intensa. Su lectura deberá de ser una exégesis de un lenguaje nutrido por los cuerpos y la fugacidad. Tempus fugit. La autora ha creado un nuevo y secreto refugio: «los amantes hacen lo mismo que el creador, detienen el mundo para que tenga una forma bella, habitada, asible, por un instante». Tempus fugit.
…..De qué hablamos cuando de pasión y erotismo se trata. A lo largo de la historia estos fueron temas de la literatura, tratados según las épocas históricas de una manera más platónica o más libertina. Oscar Wilde advirtió «el que dice es sólo una pasión, nunca vivió una pasión». No hay una connotación directa a la sexualidad, aunque se la incluya. Por lo tanto, no es banal el encuentro, si no hay «algo» que insiste y que no puede ser eliminado sin un desgarro. Deleuze, citando a Paul Valery: «Lo más profundo es la piel» Audisio afirma: «El cuerpo se entrega fácil como el humo al viento, voy a tus brazos, voy a esta confusión recién nacida». Confusión, un bello caos, intermitentemente esclarecido cuando de escritura se trata.
…..La autora afronta un doble desafío. Uno de ellos es el de escribir poemas en prosa, género de características particulares. Ha sorteado el peligro de caer en lo prosaico y ha creado una musicalidad por demás sutil.
…..El otro riesgo es hablar de lo erótico sin entrar en el terreno de lo cursi o de lo pornográfico. Esta dificultad es vencida por la habilidad de una escritura salvaje y delicada a la vez, en donde la Audisio denota el dominio del oficio: «Nos damos enredados en una corriente no sabemos si de aire, de tierra, de agua o de fuego: el placer es un crecimiento vegetal en la orillita de los desiertos».
…..En este libro no sólo se revela la pasión de los cuerpos, sino también la importancia de la mirada. Mirada que bautiza y da entidad al «otro». Sin ello no habría erotismo sino genitalidad, consumo, descarte de un cuerpo. La mirada es un hilo que une la pasión con la compasión: «Dejame que te haga de ángel, aunque sea acuclillarme a tu lado y mirarte llorar».
…..Jean Luc Nancy se cuestiona por qué es un cuerpo y no otro el que produce la atracción erótica: será la distancia entre los ojos, la forma de reír, el olor de una piel. La autora parece preguntarse también: «De dónde llegaste, hermoso y herido, pájaro de lo alto». Nancy también afirma que un cuerpo es una deflagración, algo que se quema rápidamente, sin estallidos. Audisio anticipa: «Ocurre lo que temo: dos corazones creen arder cuando los dos ya son corazones arrasados».
…..La paradoja está en vencer el dolor y la angustia que habita el cuerpo, a través del cuerpo. Lo que se logra a través del trance, del éxtasis. Ese sol que crece de pronto, pero que no puede sanar por siempre el daño, sólo dar una tregua.
…..Si nos remitimos a la pareja mítica, que sólo se tienen uno al otro, en un paisaje perfecto y la expulsión posterior, que los llevará a perder ese sol, esa alegría del encuentro. La certeza de la mortalidad, como dice Eliot: «En el principio está mi fin». Ni bien nacemos estamos destinados a la intemperie, a la muerte. Audisio esclarece: «El problema es el cuerpo: dura más que el sol». Es decir que Eros va a salvarnos en torbellinos.
…..Toda escritura va más allá del tema, toda escritura es lenguaje elegido, articulado, creador de sentido, de múltiples sentidos. Se puede hacer la correlación cuerpo/escritura. El texto revela una búsqueda que ronda la desesperación, búsqueda de cuerpo y búsqueda de escritura. Ambos conviven, ambos dicen lo mismo. …..Hambre del cuerpo y hambre de la escritura, que nada alcanza a llenar. Esa es la «falta». Por otro lado, no podría haber deseo sin esa falta. Ahondar, indagar, torcer hasta el límite la experiencia. Cuerpo y poesía son campos a explorar. Implosionan más allá de lo cotidiano, la autora explicita, «no hablemos de amor». La palabra amor tantas veces domesticada, usada para vender baratijas. Y eso podríamos extenderlo al uso del lenguaje domesticado, del cliché. De las fórmulas repetidas o cómodas para abordar el poema.
…..Sol por un rato es un libro de una escritura salvaje y tierna, no exenta de notas de desesperación. George Bataille afirma: «la poesía lleva al mismo punto que todas las formas de erotismo, a la indistinción, a la confusión de objetos distintos. Nos conduce hacia la eternidad, la poesía es la eternidad». Y Audisio como en una fragua llega a ese punto de indistinción, cuando dice: «Todo lo que nos damos con el cuerpo será poesía, toda conquista será sobre la boca».
…..En la pasión se funden Eros y Tanatos. Nuevamente la indistinción, la mezcla. El cuerpo lleva en sí ambas corrientes que lo arrastran. Tanatos en el caos de la muerte, en la desarmonía del cuerpo, en la angustia de la incompletud. Distintas emociones y humores movilizan el cuerpo, lo inquietan. Y, sin embargo, es el único vehículo que tenemos para el goce y para el sufrimiento: «Mi cuerpo es el único animal que no puedo espantar».
…..Sol por un rato representa una tregua al dolor del cuerpo a través del mismo cuerpo curado por un rato de sus heridas, de su incompletud, de sus fallas y duelos, como si fuese la armadura de un guerrero que descansa de las luchas contra el enemigo y va desnudo a la contienda de la pasión. Con mayor poesía lo dice la autora: …..«Los que hablen del vuelo seremos los que arrastran. Apresar nada, la conquista es de cielo: tenemos sol, por un rato».
María Barrientos nació en Buenos Aires, Argentina. Publicó libros de poesía y de narrativa. «Cross» (1993) Poesía. Finalista Concurso Hispanoamericano de Diario de Poesía. «Sociales» (2011) Narrativa. «La duración» (2013) Poesía. Este último libro fue seleccionado para el proyecto «Ibuk Biblioteca de Poesía», creación de los poetas Marión Berguenfeld y Ramón Fanelli. Traducida parcialmente al francés y al portugués; poemas y relatos suyos han sido publicados en revistas de Brasil y México. Figura en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez. Es profesora de literatura y coordina talleres de escritura.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de una obra del artista español © Juan Carlos Mestre