María García Zambrano
Transitar el Camino Medio
Oratorio de María Negroni.
Vaso Roto. 2021.
En el budismo Mahayana llamamos «Camino Medio» a la forma de trascender y reconciliar la dualidad que caracteriza a la mayoría del pensamiento, sobre todo en Occidente. En el sentido más amplio, el Camino Medio se refiere a la visión iluminada del Buda acerca de la vida, así como a las acciones y actitudes que pueden crear felicidad; está basado en el esfuerzo continuado y dinámico de aplicar la sabiduría budista a los interrogantes y desafíos. En este sentido, la búsqueda del Camino Medio puede ser considerada como un objetivo universal para todas las tradiciones budistas: indagar un modo de vivir que pueda otorgar el mayor valor a la existencia humana y ayude a aliviar el sufrimiento en el mundo.
…..Los textos de Negroni transitan ese Camino medio, son ese Camino medio. Quizás sea lo que Dickinson nombrara como Habitar en la posibilidad, y es justamente esto lo que te permite esta escritura de la extrañeza, estos fueguitos que Negroni enciende en la palabra para que arda y lo insustancial se consuma, para que brille esa piedra-sagrada incombustible, ese aliento refractario a la palabra como mensajera, nunca a esa palabra que convive con la Gracia, ese verbo que balbucean las criaturas que nada saben de los disfraces del lenguaje, de su máscara.
…..Sus libros de poesía son revelaciones. La jaula bajo el trapo, La ineptitud, Arte y fuga, Exilium, Archivo Dickinson… hasta Oratorio, su última obra.
…..Nos encontramos ante una poeta que está armando, a lo largo de una obra extensa, una casa volandera con muros alados donde habitan seres y objetos alucinados, rarezas y diminutas excentricidades; una casa que huye del centro-de-significado porque gusta de flotar en las lindes del nombrar; una casa a modo de ave acuática que se sumerge en las aguas del lenguaje, de la lengua, de la lengua materna, de esa protolengua que tuvimos en la infancia, que todavía no es y que esconde un misterio que el ansia por el significado se encargará de destruir. Y ella se sumerge, o se eleva, en las profundidades, o en las alturas, traspasando la membrana de lo común, lo normalizado, para ir a lo extra-ordinario, y para salvar (nos) de esos caminos trillados, a través de la paradoja, la búsqueda de otro sentido, un juego peligroso como marca de su escritura.
…..María Negroni, desde su Arte y fuga, también en La jaula bajo el trapo, en Exilium, en ese libro homenaje que es Archivo Dickinson y en Oratorio, nombra un secreto, aquello que no se puede decir, con palabras de este mundo. Como dice la filósofa María Zambrano en su obra Hacia un saber sobre el alma, «quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad. Pero esto que no puede decirse, es lo que se tiene que escribir».
…..Si buscamos el significado de la palabra «oratorio» en el diccionario de la RAE aparece la acepción: lugar destinado para retirarse a hacer oración a Dios. Quizás Oratorio sea eso, un lugar para retirarse a hacer oración a lo sagrado que habita en el lenguaje. Eso que tal vez sea dios.
…..Pero no solo. Oratorio es una oración, un canto antiguo, un conjuro de singular belleza, un artefacto creado para desnudar de lo superfluo los mensajes de la tribu y que se quede el hueso, la médula, el carozo de una fruta dulcísima y amarga, ¿una fruta prohibida?, la poiesis que nos pueda traer un rito ancestral, que nos dé más sentido que esta cháchara vacía.
…..En el libro La ineptitud, al principio a modo de pequeña introducción, se nos habla del místico Ibn-Arabi que redacta una teogonía en la que Dios era un tesoro escondido que ansiaba conocerse y por eso crea el mundo, a medida que lo hace insufla en cada uno de los seres una chispa que es la reminiscencia de ese Sitio impensable, donde habitan en perfecto equilibrio, lo Deseado, el Deseo y quien Desea… Como Dios los seres se exilian de sí buscan en reiteradas desapariciones el secreto adentro del Secreto, añorando algo que llevan oculto dentro… ¿Dios no podría ser el propio lenguaje?
«recibirás la riqueza del mundo cuando hayas dejado de desearla»
…..El deseo nos mueve en esa búsqueda, las preguntas que insistentemente se hace la autora y que horadan cualquier intento de sistematizar el discurso. La idea de exilio, de salir de sí para buscar y encontrar eso que está dentro aparece en Exilium, y en Oratorio se continúa esa indagación.
…..Arte y fuga se abría con una cita del maestro Eckart, «Oír supone el tiempo y oír a Dios es no oír nada. No oigas nada. Sepárate de la música». En Oratorio se oye para no oír, se escribe para huir de lo escrito.
Una mujer espera/ a la orilla del río/ para decir lo que no sabe—
Los poemas son huellas en la arena. El deseo.
«¿No era la infancia, acaso, la habitación favorita del poema?»
…..Oratorio hay que leerlo junto con Exilium: tras abandonar la patria de los significados se llega a la tierra de la poesía, que es la infancia, y en ella a la plegaria que nos devuelva los sentidos ocultos, la palabra primera, la lengua materna, la infancia perdida donde hablar, hablarnos, con palabras que no son de este mundo.
…..Si rastreamos las huellas de la genealogía de Negroni encontramos que Dickinson, Pizarnik o Celan son convocados en esta búsqueda del silencio preñado de palabras. La prisión transparente de Gamoneda, La raíz de Menchu Gutiérrez, y esa poesía que horada las palabras para extraer la piedra de la locura. Pero también encontramos aquí los textos fundacionales, los grandes relatos del principio de los tiempos, la primera oración humana, desde Gilgamesh a la Biblia, desde Penélope a las Upanishad.
…..Lejos de la función representativa del lenguaje, de los significados pautados, Negroni ha construido una poética del asombro, de la escucha que en el silencio se habla a sí misma para que respire en el poema.
…..Dios es más íntimo en mí que yo. Con San Agustín se abría Archivo Dickinson, un libro homenaje en el que Negroni convoca a Emily, y es dolor la primera palabra. Y las últimas «como sombra que llegó hasta aquí a bendecir la vida, no a escribirla». Para bendecir la vida es esta escritura.
¿La felicidad existe como estatuto en algún lado?
Las palabras son pequeñas excusas para las palabras
…..En esta obra Negroni hace mundo, pero un mundo donde la paradoja se ha instalado, porque vivir es abrazar ese camino medio donde está la luz y la oscuridad, lo dicho y lo no dicho, y todos los contrarios. En Oratorio se desvive por aclamar el sentido- no el nombre- de la voz carnal, de la voz que se haga cuerpo, y lo que sigue es una fiesta de perspectivas más que humanas. Porque —CAER ES UNA GRACIA—y quienes hemos caído intuimos que en ese descendimiento está el aproximarse al centro-sagrado de compasión, a ese claro del bosque.
…Se espera que la herida se vuelva herida necesaria
…..Oratorio es ese río que habla un lenguaje sin comienzo ni fin. Porque el decir sólo nos acarrea más preguntas. Preguntas que a modo de letanía repetimos desde el día sin comienzo. Preguntas que esparcimos sobre la tierra donde sembramos las palabras que nunca serán dichas y, sin embargo, cómo duelen aquí, en el corazón de la lengua, en el extravío, en nuestro propio exilio.
¿Por qué nos duele el cuerpo donde no está?
…..La escritura se escribe contra lo escrito, nos advierte María Negroni. Igual que estas palabras que se vierten en un vaso roto. Contra la propia escritura para atemperar la fiebre que nos provoca este decir sagrado, una escritura que va y viene de los dedos a los nervios, de la piel a la víscera, y se aloja en el corazón humanísimo de quienes abrazan la caída.
María García Zambrano (Elda. Alicante. España. 1973). Es licenciada en Periodismo y posee estudios de doctorado en literatura en la Universidad de Sevilla, posgrado en Letras Modernas en la Universidad Paris-Diderot, estudios de lingüística en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y poesía hispanoamericana en Buenos Aires. En la actualidad trabaja como profesora de literatura en Madrid, donde reside. Además, imparte talleres y seminarios de poesía escrita por mujeres en distintas instituciones, y ha colaborado como crítica literaria en publicaciones como Turia, Nayagua o La libélula vaga. Tiene cuatro libros publicados: El sentido de este viaje (Aguaclara, 2007. Premio Paco Mollá); Menos miedo (Premio Carmen Conde de la Editorial Torremozas y semifinalista del Premio Ausiàs March al mejor poemario del 2012); La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015); Diarios de la alegría (Sabina, 2019).
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de un fragmento de la obra Blu de © Jorge Eduardo Eielson. Agradecemos a Martha L. Canfield, presidenta Centro Studi Jorge Eielson, Florencia, Italia.