A propósito de «Bajo el rezo animal» de Giordana García Sojo ǀ María Barrientos

María Barrientos

Bajo el rezo animal
Giordana García Sojo.
Ediciones Solar, 2022, 65 pp.

La poesía de García Sojo nos sumerge en un mundo, parafraseando a Kierkegaard, de temor y temblor. Logra esto ya que se ha alejado de los lugares comunes de la lengua para arriesgarse en la creación de una poética áspera y bella: «Regresé al lodo animal». Animal cuya patria es una lengua descarnada. Patria a la que nos asomamos perplejos y seducidos a la vez. Universo poético donde nos seduce un cuerpo, nos seduce la oscuridad, nos seduce la luz. La autora es ejemplo de cómo hablar de esta luz con una daga en la mano, de como hablar de la oscuridad con una lámpara en la otra. El cuerpo se aloja en la fascinación de lo salvaje.
…..La autora logra arrojarnos a la materia, a la naturaleza de lo corporal, a la furia de lo cotidiano. Al mismo tiempo agita lo espiritual, la necesidad de ritos que no satisfacen, el deseo insatisfecho de Algo. Se pregunta si es la muerte la que llega: abierta la herida, ese dolor existencial. Los momentos de desesperanza se vuelven en bloque contra el silencio, porque lo único seguro que queda es el poema. Poema para elevarse de toda muerte. La autora enhebra la salvación delicadamente con imágenes originales y por demás intensas. Sabe que el animal atacado se vuelve feroz. De la misma forma lo humano abraza su animalidad y eso es vital para que no muera en el abrazo de la melancolía: «escribir sobre el propio asco».
…..Escuchar las voces de estos poemas es entrar en una herida y en su sutura. Vida y muerte se disputan la presa, ese animal que somos a la intemperie y sin reglas. La riqueza de las voces no viene del terreno de los academicismos sino de la tierra de las palabras fundacionales: «los hombres que amé viven/ succionan musgo en los bordes de mi cabaña/ allí todo es brillante textura de Oniria». Cumple la regla de un verso de Pasolini que la autora rescata: «Era tal vez la ciega tozudez de la poesía:/ su presencia material».
…..La metáfora del cuerpo deja su osamenta astillada por la realidad, por la supervivencia. La belleza de la extinción, lejos de una poesía rota, ancla su mordedura. Vida y muerte son amantes que apenas dejan un hueco para el respiro. En la ejecución de los días no hay tiempo para habladurías de poca monta. La piel queda en carne viva, sin reclamo de clemencia. El deseo no muta por las desgracias, el deseo está puesto en la escritura. Una escritura que se fragua en el barro, en la filtración de cada pequeña y ancestral lucha.
…..La autora no quiere recrear una morada serena, sino desnudar los esfuerzos diarios de vivir. Los sonidos, el cántico del animal afloran en un viaje de iniciación. Esta escritura es fuerte para abrir la herida y ver dentro, ese es el trabajo de romper las reglas de lo cotidiano para elevarlo con su mecanismo encantado o cruel. La ciudad aspira la nada, la noche hace sus cirugías: «Cerré los ojos sin dejar de escribir».
…..La maternidad lleva un vuelo ambivalente, un vuelo rasante que se lleva el cuerpo a jirones. No hay canción de cuna sino la intemperie de la sangre, la flojera de los días, la intermitente luz que asoma frente a los ojos bien abiertos: «Pequeña déspota mi hija,/ con afinidad magistral dirige/ las abejas de mi vientre». También es amor, salvación «amor/ asolado amor».
…..García Sojo materna a la hija y a la poesía, escritura equivalente al parto, desgarrando la carne para que luego aparezca la luz.
…..Poesía que se afinca en las pequeñas brutalidades cotidianas que están dentro de un orden mayor: «maternar a mil metros bajo el nivel de la semana/ sin reservas suficientes de oxígeno».
…..Maternaje exiliado de los lugares comunes, extrapolado de otras actividades y con ellas a cuestas. Esos alumbramientos se transforman en talismanes, en fuentes de luz una vez recorrido el estrecho túnel. En un violento estiramiento la lengua es un parto luminoso. «La escritura ahueca la carne tambaleante». El cuerpo no es sólo campo de la maternidad, sino también morada de la violencia de algunos hombres: «Escribo contra la vergüenza del insulto viril/ bajo el rigor del espinazo de la casa».
…..Lo cotidiano convive con otro orden, un orden que insiste y se niega a desaparecer. «Me queda un ejercicio de filosofía doméstica/ salvar la plasticidad de las memoria/ ráfaga de dios a la hora del abismo/ sobre una mesa amantelada».
…..La autora deja en libertad sentimientos primitivos y oscuros que conviven con los fulgores. Con esa materia la escritura se engrandece, abjura de las medianías y se encuentra con el hueso de lo existencial. Cada miseria es carnal y punto de partida para la construcción de una escritura feroz. «Contra la prudencia» escribe García Sojo, agrego contra el cuerpo, contra el ojo de la bestia. Hablar de la oscuridad remite a su complementario. Ramalazos de pequeñas luces intermitentes que se alzan en medio de cualquier crimen; los hay cotidianos y los hay extraordinarios. «Olvido la noche en fuga de su suicidio/ olvido que antes mató a sus dos pequeños hijos».
…..La originalidad de las imágenes es potente y disruptiva. «Detrás de mis ojos he instalado un proyector/ el hipotálamo lo hace gravitar/ no pesa su astilla de armatoste».
…..El cuerpo transgrede su naturaleza de carne y aún con ella se instala bajo una melancolía metálica, nivelada por el nervio de la infancia. La escritura es el escudo protector. Como afirma Pasolini: «la presencia material de la poesía».
…..La poesía como alquimia, la lengua «En tal natural destrucción/ se revela el sentido (…) y ocurre el milagro/ sobreviene la luz».
…..Adentrarse en estas bellas voces que García Sojo ha creado nos recuerda las palabras de Heidegger: «El poeta no trae lo divino, sólo teje el velo a través del cual se adivina».

María Barrientos nació en Buenos Aires, Argentina. Publicó libros de poesía y de narrativa. «Cross» (1993) Poesía. Finalista Concurso Hispanoamericano de Diario de Poesía. «Sociales» (2011) Narrativa. «La duración» (2013) Poesía. Este último libro fue seleccionado para el proyecto «Ibuk Biblioteca de Poesía», creación de los poetas Marión Berguenfeld y Ramón Fanelli. Traducida parcialmente al francés y al portugués; poemas y relatos suyos han sido publicados en revistas de Brasil y México. Figura en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez. Es profesora de literatura y coordina talleres de escritura.