Forrest Gander
Los miembros del jurado del Premio Pulitzer de 2019 consideran que Be With [Estar con] es «Una colección de elegías que lidian con la pérdida repentina y las dificultades para expresar el dolor y el anhelo por los difuntos». Gander es autor de once poemarios, dos novelas y un libro de ensayos, así como traductor al inglés de catorce libros, entre ellos poemarios de Coral Bracho y Alejandra Pizarnik. Agradecemos la traducción, exclusiva para Abisinia Review, al novelista y poeta Miguel Falquez-Certain.
Hijo
No es el espejo que está cubierto sino
lo que entre nosotros permanece tácito. Para qué
decir algo sobre la muerte, la inevitabilidad, sobre cómo
el cuerpo llega a desplegar millares de gusanos
como si fuera un concepto manejable y no
una exquisita singularidad abrasadora. Presentarlo como
un discurso mortuorio o un relato de mi o de tu propio
sufrimiento. Una especie de auto humillación.
De modo que continuamos despertándonos frente a un sol decapitado
y árboles que continúan fastidiándome. El corazón de la caridad
trae consigo su propio juego de genomas. Arrastras un enjambre
bacteriano en la corva de la rodilla y parásitos se retuercen en mis tripas.
¿Quién fue alguna vez solamente ellos mismos? En Leptis Magna,
cuando tu madre y yo estábamos jóvenes, encontramos estatuas de dioses
con rostros y pies resquebrajados por los vándalos. Excepto la fila de cabezas
de gorgonas tutelares. Nadie lo suficientemente valiente para desfigurarlas.
Cuando hablaba, cuando tu madre hablaba, incluso el galgo
en su traílla quedaba embelesado. Yo quedaba embelesado.
Di mi vida a desconocidos; privé de ella a mis seres queridos.
Su único hijo arterial. Sólo en ti su sangre corre.
Son
It’s not the mirror that is draped but
what remains unspoken between us. Why
say anything about death, how
the body comes to deploy the myriad worm
as if it were a manageable concept not
searing exquisite singularity? To serve it up like
a eulogy or a tale of my or your own
suffering. Some kind of self-abasement.
And so we continue waking to a decapitated sun and trees
continue to irk me. The heart of charity
bears its own set of genomes. You lug a bacterial swarm
in the crook of your knee, and through my guts
writhe helminth parasites. Who was ever only themselves?
At Leptis Magna, when your mother and I were young, we came across
statues of gods with their faces and feet cracked away by vandals. But
for the row of guardian Medusa heads. No one so brave to deface those.
When she spoke, when your mother spoke, even the leashed
greyhound stood transfixed. I stood transfixed.
I gave my life to strangers; I kept it from the ones I love.
Her one arterial child. It is just in you her blood runs.
Convocado
En qué momento mis gemidos rebotaron por fuera del lenguaje.
Algo como un enjambre de abejas a la deriva.
En qué momento en el sombrío silencio que siguió
me rodearon esas abejas y perdí el sentido.
En qué momento tampoco tuve escapatoria.
En qué momento proseguí semi comatoso, soñando que despierto estaba,
evitando a amigos y vomitando, arrancándome aguijones de los brazos y la cara.
En qué momento se fijó la voz de ella a un telón de fondo de color diáfano.
En qué momento el alboroto de la grúa estalló.
En qué momento, al recobrar el sentido, supe que pagaría la tarifa alta por la carrera.
En qué momento el conductor se volvió hacia mí y dijo que no tenía que ser
culpa mía para que eso me destruyera.
En qué momento, sin que titubeara,
él comenzó a tocar una flauta de hueso de buitre.
En qué momento envejecí y fue como si abriera nuevamente de un tirón
la colmena con mis manos.
En qué momento concebí una dimensión más real que la vida.
En qué momento hubo al menos una posibilidad.
Una posibilidad, en la que no creía, de volver a estar con ella.
Beckoned
At which point my grief-sounds ricocheted outside of language.
Something like a drifting swarm of bees.
At which point in the tetric silence that followed
I was swarmed by those bees and lost consciousness.
At which point there was no way out for me either.
At which point I carried on in a semi-coma, dreaming I was awake,
avoiding friends and puking, plucking stingers from my face and arms.
At which point her voice was pinned to a backdrop of vaporous color.
At which point the crane’s bustles flared.
At which point, coming to, I knew I’d pay the whole flag-pull fare.
At which point the driver turned and said it doesn’t need to be
your fault for it to break you.
At which point without any lurching commencement,
he began to play a vulture-bone flute.
At which point I grew old and it was like ripping open the beehive with my hands again.
At which point I conceived a realm more real than life.
At which point there was at least some possibility.
Some possibility, in which I didn’t believe, of being with her once more.
La Virgen del parto
Y entonces oliéndolo,
sintiéndolo antes
de que el sonido ni siquiera
le llegara, se arrodilla sobre
el borde del acantilado y por
vez primera, vuelve la
cabeza hacia las ahora
visibles cataratas que
manan sobre una lámina
elevada de granito por medio
kilómetro a lo largo del valle
y se detiene brevemente,
bajando la vista
por un instante, incapaz
de soportar la
inmensa calma, sin trabas,
aterradora y primitiva. Ese
río desnudo
entronizado sobre
el altar prominente,
cipreses combados
congregados a ambos
lados del peñasco refulgente,
una rasgadura en el tejido del bosque
existente del cual se alza
(mientras él intenta permanecer en pie,
vacilante, semi paralizado) un arco iris
cambiante volatilizado por
una explosión incesante.
Madonna del Parto
And then smelling it,
feeling it before
the sound even reaches
him, he kneels at
cliff’s edge and for the
first time, turns his
head toward the now
visible falls that
gush over a quarter-
mile of uplifted sheet-
granite across the valley
and he pauses,
lowering his eyes
for a moment, unable
to withstand the
tranquility—vast, unencumbered,
terrifying, and primal. That
naked river
enthroned upon
the massif altar,
bowed cypresses
congregating on both
sides of sun-gleaming rock, a rip
in the fabric of the ongoing
forest from which rises—
as he tries to stand, tottering, half-
paralyzed—a shifting
rainbow volatilized by
ceaseless explosion.
Forrest Gander nació en Barstow (California) en 1956 y se crió en Virginia, EE.UU. Es autor de once poemarios, dos novelas y un libro de ensayos, así como traductor al inglés de catorce libros, entre ellos poemarios de Coral Bracho y Alejandra Pizarnik. Fue profesor de Providence College, Harvard University y Brown University, obtuvo el Premio Pulitzer por su poemario Be With [Estar con] en 2019 y es rector honorario de la Academia de poetas estadounidenses y miembro de la Academia estadounidense de artes y ciencias. Obtuvo una licenciatura en geología del College of William and Mary y una maestría en Creación Literaria de San Francisco State University. Fue becario de la Biblioteca del Congreso, National Endowment for the Arts, John Simon Guggenheim Foundation, The Whiting Foundation y The Howard Foundation.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir de:
Incidencias/fragmentos
s/t
Lápiz grafito sobre papel
2021
de © Amadeus Alessandro Longas.