María Negroni
La pregunta y la conjetura es el secreto de este silabeo. Indagación profunda y otra intimidad y otro ritmo leemos en los poemas de «Oratorio» (Bajo la luna, 2021) el último libro publicado de la poeta argentina María Negroni; merecedora, entre otros reconocimientos, de la Beca Guggenheim en poesía y del Premio Internacional de Ensayo Siglo XXI.
*
lo que debiera oírse
no se oye
ni poco ni mucho
se oye
peor que eso
nunca sabremos
de qué estupor se trata
quién o qué se ausenta
en el Palacio
………….del Vocabulario
peregrinos
en ropas de silencio
y enseres de alto duelo
cambiamos de rumbo
………….………….de estilo
………….………….………….de sepulcro
a veces pensamos
que existimos tan poco
sembramos caballos
prácticamente escasos
por generaciones
ni agua de la roca
ni siquiera albricias
con voz de obsequiar
nada que erradique
la prisión invisible
ningún artista
en su jaula del hambre
*
¿en qué descuido
se nos dejó a merced
………….de lo que somos?
se hubiera dicho
a plena sombra
a plena dicha
de amantes clandestinos
algo ha de haber
que todavía ya fue
dijimos
alguna asimetría
en las visiones
alguna herida
como certera irrealidad
………….clavada en el costado
¿lobos…………. ciervos…………. jabalíes?
¿un manzano que trepa de costado?
¿a qué otra cosa
………….podría compararse
………….………….………….esta rareza?
en el jardín
………….había tres verbos
………….matar …..amar……. crear
y un carozo de noche también
porque no ver es hermoso
*
¿pueden las aguas
ser la vía láctea?
¿puede andar suelto
un río monosílabo?
siglos habrá
para entender el error
o tal vez no fue error
sino apenas recelo
ante la aguda
………….sfumatura de las cosas
un terror del cuerpo
a morir de a poco
quién sabe
ahora y en la hora
y en los canteros ………….y la enojada ley
un malestar
rodeando la partida
la clara intemperancia
de la fruta verbal
y ahora mismo estamos
como hijos perdidos
sin opinión
frente al país que anhelamos
adentrísimamente
donde el vacío es un faro
que ilumina tu ausencia
*
somos jóvenes
todavía no aprendimos
la voz de cantar
no sabemos
del pájaro enterrado
en la nuca
………….del pájaro
y aún así
nos suscitamos
y urdimos grandes alegrías
lo malo ante sus ojos
cuyas son estas cosas
y en ese mismo instante
………….nos salió el sol
nos ensanchó la boca
la desmesura
y fue como si hiciéramos
en todos los días para siempre
hijos desvalidos
………….huesos que arderían en la pira
………….de inútiles combates
algo
nos estaba desertando
y no supimos
qué era
a eso le llamamos
soledad
espesura
donde empieza
la travesía infundada
del desierto a la ermita
de la ermita al oasis
………….………….de lo impronunciable
algún conocimiento debe haber
mensajería alguna
que nos dé
en la noche arisca
un libro a comer
con un poco de suerte
se hace un idioma
en la boca
se vuelve equilibrista
la intuición que piensa
*
dijeron los sabios
ha de venir lo que viene
siempre y cada vez
ha de estar cada vez
estando
girando con la luz abierta
como una infancia
poco más es seguro
son blancas las piedras
que el ángel trae
a beneficio
de todos y ninguno
mudos los dones
perecederos
con que inventar ropajes
a lo inexistente
¿será posible?
nada dice el ángel
literalmente dice nada
que pueda representarse
pero los días largos
la oscuridad de afuera
que rima con la de adentro
sigue
y el niño canta
con su voz de río sin río
su voz de arena en el abrazo
que la sombra
tiende a lo que ama
María Negroni publicó numerosos libros, entre otros: Arte y Fuga, Cantar la nada, Elegía Joseph Cornell, Interludio en Berlín, Exilium, Objeto Satie y Archivo Dickinson (poesía); Ciudad Gótica, Museo Negro, El testigo lúcido, Galería Fantástica, Pequeño Mundo Ilustrado y El arte del error (ensayo); El sueño de Úrsula y La Anunciación (ficción). Beca Guggenheim en poesía y Premio Internacional de Ensayo Siglo XXI, su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, sueco y portugués. Islandia (primera edición Monte Ávila Editores, 1994) recibió, por su versión en inglés (Station Hil Press, 2001), el Premio al Mejor Libro de Poesía en Traducción del año del PEN American Center (Nueva York, 2002).
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una pintura de la artista Ivana Besevic