Lilia Ferrer Morillo
Nota y selección de Ashanti Dinah
Editora Literatura Afro Abisinia Review
Voces del tiempo: palabra escrita con la sangre
en las hojas y la sangre en las raíces
Como toda obra que atestigua, IMBA: Voces del tiempo de la poeta afrovenezolana Lilia Ferrer Morillo viene a coronar su escritura de fuerza social, hecha de sangre, llanto y memoria. Si la memoria es una isla de edición, como dijo el poeta brasileño Waly Salomão, la suya está llena de sueño, imaginación y pulso creativo, que viene del dolor de su experiencia personal y colectiva. No está para decir «lo políticamente correcto» desde la arista de los análisis internacionalistas acerca de la situación actual en Venezuela, sino de decir lo que no puede ser olvidado. Desde mi primera lectura de sus poemas, sentí la pulsión motora de una verdad que sale del papel, mientras los personajes líricos me invitan a evocar su presencia en forma de poema. Me tocan duro en el interior, en la exacta medida para despertar a la existencia con el arrojo que debemos tener. Con un estilo marcado por un tono de narración en primera y tercera persona, como testigo o espectadora de la realidad, permite que el flujo de las voces anónimas de sus historias de vida y memoria, podamos sentirlas latiendo piel adentro. En sus poemas, la historia individual y las experiencias vividas se convierten en el reservorio al que recurre el autor para autodenominarse y convertirse también en personaje de su propia representación: «No soy inmune, / el dolor hace metástasis en mi cuerpo / ¡no lo puedo soportar!» (kumi ye Nsambudia).
…..La temática de la muerte está presente en muchos de los poemas. La encontramos planteada desde perspectivas diversas: en los poemas en los cuales la tónica es la denuncia, se nos muestra una muerte cruel e injusta, así nos la presenta el poema «Tanu» o en uno de los poemas más políticos «Kumi ye mosi». La temática de la muerte es una presencia constante en los textos de los autores mencionados. También forman parte de esta matriz semántica el crimen, las persecuciones, reclusiones, castigos y torturas. Consideramos que la presencia de estos tópicos y de los escenarios de violencia, a los cuales alude esta poesía, constituyen una respuesta a los conflictos que la ciudad, peligrosa y hostil, permanentemente suscita.
…..La poeta, erigiéndose en la voz que denuncia desde la palabra poética, y en el guía de la nueva realidad que propone desde sus versos, desde su lugar periférico como mujer negra/afrodescendiente, del Sur global, diseña una solución simbólica en la premonición de un futuro utópico de la revolución, que se viene soñando en el insomnio de aquellos tiempos pretéritos, por parte de los pueblos africanos desde la misma travesía por el Atlántico Negro: «Resistir es remontar el tiempo / es trascender heridas / es haber cruzado la africanía / y sobrevivir a quinientos y más años de olvido […] Resistir es colectivizar los sueños / sí, ¡en colectivo! / Sólo así se remonta este fuego que quema, / que duele más allá del dolor mismo».
Además, su poesía explora la savia de las raíces, desde el interior de la cosmovisión de las niñas y los niños, es decir, cómo ellas y ellos ven la vida, sus conflictos, dificultades, pero también el encantamiento de sus fantasías y sueños infantiles. El pasado de la infancia será el tiempo privilegiado de la memoria.
Zole
A Almelina Carrillo, porque Zole tiene nombre de mujer sin tiempo.
Agua congelada
atrapada en el tiempo-viento,
como quien construye un viejo velero
en esa botella lanzada al mar,
dentro, una carta encriptada que nadie leerá jamás.
¿Qué es esa cosa llamada tiempo?
Pangea ha debido nombrarse
más antigua que todos los tiempos
silenciosa, paciente, sofocada y sin aliento.
Ella, los pies del árbol
Ella, el árbol sin tiempo
¿Dónde se ha ido el tiempo?
Candelaria que llueve fuego
Candelaria que suda hielo
Exhala ahora congelado averno
libera a aquella que antes cuidó de tantas vidas,
a aquella que hoy es árbol herido
¿Quién se ha robado el tiempo-viento?
Gya
A dos hombres sin nombre, desnudos, soga al cuello y atados a un árbol de Táchira,
el fuego del tiempo.
Hoy no cuelgan frutos del naranjo
sólo este fuego me observa trepidante
que ardan las raíces del árbol
que abracen el olor de las magnolias
cosecha amarga que va mi-grando.
Marcas de fuego en carimbas de odio
el mismo fierro quemador de ayer y de antes,
y este aroma dulzón me abraza al árbol
y tantas otras raíces que van brotando.
La soga al cuello
y el dulce aroma de los naranjos
y una hoguera emerge del averno
y este sabor agri-dulce que voy sintiendo
¡Que hoy no haya magnolias en el aire!
Desdichada y feliz al mismo tiempo
vuelvo una y mil veces al destierro
de las entrañas, los sueños,
de los sueños, el silencio
¡Revolución de unos pocos colores
que aniquila al negro!
Tanu
A Hilario López, el tiempo a destiempo.
Quiso el toque suave de Tánatos evadir el tiempo
y momificar la vida que no termina,
que salta en fuga de un tren perdido
el mismo que en Altamira rescató el olvido.
De vuelta al fuego
y este ritual sacrílego que estremece al viento
antípoda del hilărus
la tristeza que anida los sentidos
¿Siempre iguales, pero separados?
Una vez más la resistencia que tortura
vocifera la muerte que le eclipsa,
rehuye, deserta, corre en fuga
¡Sí!
Cuerpo chamuscado que revive
¡El hilărus aquí les ha vencido!
Sambanu
A Bryan Principal, un niño, el tiempo.
Sambanu es un juego atrapado en el tiempo
Sambanu es caricia de una madre y sus juegos
Sambanu dibuja aquí, navega allá,
Sambanu es un grito que llora el silencio.
Una bala roza el cuerpo
Sambanu clama que se detenga el tiempo
no me dejes morir.
Sambanu presiente que se vierten los sueños.
De su lado, los hambrientos,
de aquella vereda, el desierto.
De Yucatán, la bala
de Yucatán, el desconcierto.
Sambanu no logra contener el aliento.
Una madre llora a un niño
Sambanu juega a navegar por los cielos.
Kumi Ye Nana
A Isabella, la esperanza del tiempo.
Voy a soñar un canto
con una ronda a la luna
que de saltitos gatunos
que lleve tu nombre,
Isabella.
Tendrá unicornios rosados
y cientos de viajes a marte,
Serás la primera
que venza las sombras,
Isabella
Voy a narrar tu historia
de niña que lucha
de princesa kari’ña
de guerrera yekuana
que se ríe del tiempo,
Isabella.
Transplantaré los geranios
que adornan tus calles
también las cayenas, jazmines y rosas
que juegan contigo,
Isabella.
Cruzaremos ríos de plata
y pondremos mejillas al viento
hasta saltar la rayuela,
hemos de conquistar la vida
Isabella.
Lilia Ferrer Morillo: Nació en la sierra coriana, al noroeste de Venezuela, lugar de la gesta heroica del zambo José Leonardo Chirino. La autorreferencialidad de los territorios y actores vinculados a la primera sublevación insumisa de los cimarrones, ocurrida en 1795 en Macanillas, fue determinante en la necesidad vital de la autora de auto-narrarse desde la africanía que la habita. Participó en varios proyectos literarios abiertos y autoconvocados, entre ellos, Versar la Paz: Antología poética por la paz en Venezuela y el mundo (2019), y es autora del Glosario afro-campesino de la Sierra coriana (2018). Autora de un centenar de poemas y relatos breves sobre un tema que ella denomina «la africanía que somos». Muchos de estos textos fueron presentados en «cumbres, palenques y quilombos», espacios culturales y de afromilitancia, donde las voces negras son narradas.
La composición que ilustra este paisaje de Abisinia fue realizada a partir un fragmento de la obra
«Tiempos de despertar»
Pintura acrílica sobre papel misionero, año 2020,
de la artista © Alejandra Carabante