Andrea Gibson
Jilguero
Mi tío Billy es el principal vendedor del bocadito relleno Little Debbie en toda Norteamérica.
Desde Miami, Florida hasta Vancouver, Columbia británica, nadie
vende más galletas redondas, arrollados u obleas de nuez que él.
Mi familia está increíblemente orgullosa de eso
Se lo contamos a desconocidos,
a los respectivos maridos de nuestras sobrinas,
al empleado de la tienda,
lo susurramos en la iglesia,
“¿Supiste de Billy? Sí, él es el principal vendedor del bocadito relleno Little Debbie en toda Norteamérica”.
Y yo nunca escribiré un poema que se acerque a igualar esa grandeza.
¿Así que ganaste el Premio Nobel? Qué bueno. ¿Supiste que Billy repuso seiscientos pasteles de crema del estante de un supermercado en 3 días? ese estante estaba aterradoramente vacío.
¿Por qué
es Arte la primera clase en ser desechada de cualquier escuela pública?
¿Por qué las salas de música están vacías en los secundarios desde Nueva York hasta Nashville, Tennessee?
¿Cómo
puedes grabar CD tras CD tras CD mientras llenas tu tanque con una cantidad infinita de gasolina?
¿Cómo es que vale la pena financiar a la guerra pero no a la música?
Nuestra cultura es una cárcel.
Y la única que tiene la llave es la pequeña Emi Jones, cubriendo cada centímetro de su prueba estandarizada con la mejor versión en lápiz número 2 de una noche estrellada que nadie haya visto y sí,
hay un colibrí en su pecho.
Las alas están batiendo 80 veces por segundo.
Pero el segundo en que tú y yo entenderemos que el Doctor King no escribió un discurso llamado Yo Tuve un Sueño, escribió un poema llamado Yo Tuve un Sueño.
Todos ustedes, no sé si Dios tendrá un corazón púrpura, pero sé que tenemos un arco
que podríamos poner sobre los cordones de una bota de combate y hacerla cantar
como los ojos de un niño de 7 años
enfrentando el cañón de armas cargadas del Apartheid;
Gritando por el derecho a escribir historias; a cantar canciones en su lengua materna
Me señala en dirección a la gloria
Correré hacia una mano diminuta en el rincón más herido de Palestina,
sumergiendo un pincel en la lata de pintura amarilla
para pintar una pluma en un ala en una pared que es tan alta, sólo los jilgueros pueden escapar
Y cuando lo hacen, llevan los corazones de niñas pequeñas en sus lomos
y cuando sus alas se agitan, hacen el ruido de himnos reemplazados por el cielo.
Y juro que pude ver sus sombras atravesando tu cara encendida
la noche que dijiste que nunca has dado a luz un niño
pero te desgarras cada vez que escribes un poema.
Estamos cultivando nuestro futuro
con cada lapicera prestada
Rezo esta noche en que podríamos escribir una lluvia que cayera como las lágrimas en la Prisión del Estado de Folsom el día que Johnny Cash estrelló su guitarra sobre la cabeza de la apatía.
El modo en que Frida Kahlo -en la prisión de su propio cuerpo- tuvo años enteros en que no podía pintar más que rojo
pero ella pintó
a las rejas en las células cerradas de sus poros.
Lo mismo cuando los saxofones en Nueva Orleans tocaron música bajo el agua,
sabiendo que algunas de esas notas se elevarían por el aire llevando gente y esperanza a la orilla.
Todos ustedes, no creo en la piedad de los campanarios, pero creo en el vidrio de colores
y en cada llave de cada órgano que está desesperada por la luz porque nosotros estamos desesperados por la vida, por el espectáculo de un auditorio cautivo negándose a seguir cautivo en la idea de que sólo pueden escuchar y mirar.
Picasso dijo que pintaría con su propia lengua húmeda sobre el piso polvoriento de una celda de prisión si tuviera que hacerlo.
Tenemos que crear;
es la única cosa más fuerte que la destrucción;
es la única oportunidad de que las rejas se rompan.
Nuestras manos llenas de color
alcanzando el cielo, el golpe de un pincel en la oscuridad
No es demasiado tarde
Esa noche estrellada, no se ha secado todavía.
Yellowbird
My uncle Billy is the leading Little Debbie’s snack cake salesman in all of North America.
From Miami, Florida to Vancouver, British Colombia, Nobody
sells more fudge rounds, Swiss rolls or nutty bars than him.
My family is incredibly proud of this fact
We tell it to strangers,
to the respective husbands of our nieces,
to the clerk at the drugstore,
we whisper it in church,
‘Did you hear about Billy? Yeah, he’s the leading Little Debbie’s snack cake salesman in all of North America.’
And I will never write a poem that will ever come close to matching the grandeur of that.
So you won the Nobel Prize, did ya? That’s nice. Did you hear Billy put six hundred cream pies on the rack of a shop’n’save in 3 days – that rack was freakin’ empty
Why
is art the first class to be dropped by any public school?
Why are music rooms empty in junior highs from New York City to Nashville, Tennessee?
How
can you burn CD after CD after CD while filling your tank with an infinite amount of gas?
Like the war is worth funding but music isn’t?
Our culture is a prison.
And the only one with the key is little Emi Jones, covering every inch of her standardised test with the best number 2 pencil version of a starry night anyone has ever seen and yes,
there is a humming bird in her chest.
Its wings are beating 80 times a second.
But the second you and I will see that Doctor King did not write a speech called I Have a Dream – he wrote a poem called I Have a Dream.
Y’all, I don’t know if God will have a purple heart, but I know we have a bow
we could pull above the strings of a combat boot and make it sing
like the eyes of a 7 year old boy
staring down the barrel of Apartheid’s loaded guns;
Screaming for the right to write stories; to sing songs in his Mother’s tongue
Point me in the direction of glory
I will run towards a tiny hand in the most wounded corner of Palestine,
dipping a brush in to a can of yellow paint
to paint a feather on a wing on a wall that is so tall, only yellow birds can escape
And when they do, they carry the hearts of little girls on their backs.
and when their wings flap, they make the sound of anthems being replaced with sky.
And I swear, I could see their shadows pass across your glowing face
the night you said you have never given birth to a child
but you tear every single time you write a poem.
We are growing our future
with every borrowed pen
I pray tonight we could write a rain that would fall like the tears at Folsom State Prison the day Johnny Cash smashed his guitar over apathy’s head.
The way Frida Kahlo – in the prison of her own body – had whole years where she could paint nothing but red
but she painted
to the bars in the locked cells of her pores.
The same when saxophones in New Orleans played music underwater,
knowing some of those notes would rise up to the air carrying people and hope to shore.
Y’all, I don’t believe in the godliness of steeples, but I believe in the stain glass
and every key on every organ that is desperate for light ‘cause we are desperate for life –
for the sight of a captivated audience refusing to be held captive in the thought that they can only listen and watch.
Picasso said he would paint with his own wet tongue on the dusty floor of a jail cell if he had to.
We have to create;
it is the only thing louder than destruction;
it is the only chance the bars are gonna break.
Our hands full of colour
reaching towards the sky – a brush stroke in the dark
It is not too late
That starry night – it is not yet dry.
Traducción de Yanina Audisio
Andrea Gibson publicó los poemarios Lord of the Butterflies (Button Poetry, 2018), Pansy (Write Bloody Publishing, 2015), The Madness Vase (2011), y Pole Dancing to Gospel Hymns (2010). Ganó el primer slam de poesía «Women of the World» en 2008. Vive en Boulder, Colorado, EEUU.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una ilustración del artista Luisa Rivera