Ivonne Bordelois
Del libro de memorias Noticias de lo indecible de la escritora Ivonne Bordelois (Buenos Aires, 2018) compartimos una carta destinada a Emiliano Bustos, hijo del poeta argentino Miguel Ángel Bustos, donde Bordelois dilucida la palabra de Bustos y la de Pizarnik en contraste con la poesía contemporánea.
Querido Emiliano Bustos:
…..Fue muy lindo tenerlos a los dos con la noche y la música del verano. Espero que siga habiendo fiestas como estas, inocentes y alegres, y no las falsas fiestas siniestras que tanto nos socavan.
…..Esta es una reflexión sobre el libro de tu padre, que te he prometido hace tiempo. Si es importante en la escatología católica la imagen del cielo y del infierno, es porque estas imágenes funcionan, no como idea de castigo y recompensa, como se las interpreta habitualmente, sino como serias advertencias de lo que nos ocurre esencialmente en el mundo.
…..Sólo aquellos que no han salido del purgatorio de la costumbre y de la racionalidad contumaz desconocen la existencia del infierno y del cielo, que se encuentran en la tierra, en el holocausto, los establecimientos psiquiátricos, la tortura y en el éxtasis del amor o de la amistad y en la belleza de un canto de pájaros o de una puesta de sol. Silesius dice «Si no has estado nunca en el paraíso, jamás entrarás en él» –lo mismo puede decirse del infierno–. Acaso, en realidad, del infierno pudiera decirse lo que suele decirse de la historia: que los que se olvidan de él están destinados a repetirlo. La poesía trata de todo menos del purgatorio, y los escritores contemporáneos son tan tediosos e inexistentes, tan no poetas, porque se empeñan en vivir en el purgatorio, que es el consentimiento a la rutina, a lo abstracto, a lo razonable.
…..Hay gente que sólo puede hablar del infierno luego de haberlo habitado, y a otros esto les ocurre con el cielo. Los mejores pueden hablar de ambas cosas. Alejandra y Miguel Ángel Bustos eran habitués del infierno; creo que Verlaine estuvo en ambos sitios y de ambos habló. Es un honor de la literatura contemporánea el haber abierto las puertas del infierno a la poesía, porque el infierno es un lugar necesario a la experiencia –cosa que el cristianismo señala diciendo que Cristo descendió a los infiernos–. El problema es que con igual ferocidad la literatura moderna ha desterrado el cielo, del que nos llegan sólo ñoñas referencias de los y las poetas que, habitando el purgatorio, tratan de imaginarse un lugar color rosa viejo en vez del Paraíso. Baudelaire es grande porque fue rey del cielo y del infierno: «les soirs illuminés…» y «O Satan, prends pitié de ma longue misère».
…..Pienso que tu padre, Miguel Ángel –que no se llamaba Ángel en vano– y Alejandra también supieron del cielo, de ese breve cielo que es el poema cuando cede finalmente a la totalidad de la intensidad interior y la transmite sin mácula. Pero ellos fueron emisarios de lo terrible y no desfallecieron en su misión, y por eso son grandes y memorables.
…..Les mando un beso grande y mucho 2000,
…..Ivonne
De Noticias de lo indecible, (Buenos Aires, Libros del Zorzal- Edhasa, 2018, pp. 211-212.
Ivonne Bordelois es poeta y ensayista. Se doctoró en lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts con Noam Chomsky, y ocupó una cátedra en la Universidad de Utrecht (Holanda). Recibió la beca Guggenheim en 1983. Ha escrito varios libros, entre los cuales se destacan El alegre Apocalipsis (1995), Correspondencia Pizarnik (1998) y Un triángulo crucial: Borges, Lugones y Güiraldes (1999, Segundo Premio Municipal de Ensayo 2003). En Libros del Zorzal ha publicado La palabra amenazada (2003), Etimología de las pasiones (2005), A la escucha del cuerpo (2009) y Del silencio como porvenir (2010). Ganó el Premio Nación-Sudamericana 2005 con su ensayo El país que nos habla. Fotografía por Leandro Teysseire.
La composición que ilustra este post fue realizada a partir de una ilustración del artista Raluca Turliu Cobilanschi